Tirso de Molina
La huerta de Juan Fernández




Personas que hablan en ella:
  • Doña PETRONILA
  • LAURA
  • Don HERNANDO
  • El CONDE Galeazo
  • TOMASA
  • MANSILLA
  • ROBERTO
  • Un CRIADO
  • Un ALGUACIL
  • MARCOS, mozo de mulas
  • PABLO, mozo de mulas


ACTO PRIMERO

Salen de la venta doña PETRONILA, vestida de hombre, y en traje de camino, con botas y espuelas; TOMASA, también de hombre y como lacayuelo, el capotillo con muchas cintas

TOMASA: Un cuartillo de cebada
   le basta y sobra; que en fin
   es pollino y no rocín.
PETRONILA:      ¿ Hacéis a Madrid jornada,
   gentil hombre ?
TOMASA:                           A su servicio. 5
PETRONILA:      ¿ De dónde ?
TOMASA:                     Hoy salí de Ocaña.
PETRONILA:      ¿ Vais solo ?
TOMASA:                     No me acompaña
   sino un jumento, novicio
   en la albarda, porque es nuevo,
   y anteayer se destetó. 10
PETRONILA:      Si tres leguas caminó,
   no me parece, mancebo,
   que es el pienso suficiente
   de un cuartillo.
TOMASA:                          Coma paja.
PETRONILA:      Quien no come, no trabaja. 15
TOMASA:      Como pobre se sustente;
   que no tiene de igualarse,
   dando ocasion a la gula,
   un asno con una mula.
   La paja ha de compararse 20
   en las bestias con el pan,
   la cebada con el queso;
   y ya sabéis, según eso,
   que es poco el queso que dan.
   ¿ Por qué pensáis vos que España 25
   va, señor, tan decaída ?
   Porque el vestido y comida
   su gente empobrece y daña.
   Dadme vos que cada cual
   comiera como quien es, 30
   el marqués como marqués,
   como pobre el oficial;
   vistiérase el zapatero
   como pide el cordobán,
   sin romper el gorgorán 35
   quien tiene el caudal de cuero;
   no gastara la mulata
   manto fino de Sevilla,
   ni cubriera la virilla
   el medio chapín de plata; 40
   si el que pasteliza en pelo,
   sale a costa del gigote,
   el domingo de picote
   y el viernes de terciopelo;
   cena el zurrador besugo 45
   y el sastre come lamprea,
   y hay quién en la corte vea
   como a un señor al verdugo;
   ¿ qué perdición no se aguarda
   de nuestra pobre Castilla ? 50
   El caballo traiga silla,
   y el jumento vista albarda;
   coma aquel un celemín
   y un cuartllo a esotro den,
   porque el jumento no es bien 55
   que le igualen al rocín.
PETRONILA:      No os han de faltar molestias
   si no templáis ese humor,
   y os pudrís reformador
   comenzando por las bestias. 60
   ¿ Quién diablos os mete a vos,
   tan mozo, en esos pesares ?
   Los vestidos y manjares
   comunes los hizo Dios.
TOMASA:      Engañaisos.
PETRONILA:                        ¿ Que me engaño ? 65
TOMASA:      Perdonadme esta simpleza.
   ¿ Por qué hizo naturaleza
   el tabí, la seda, el paño,
   la holanda, el cambray y estopa,
   distintos al tacto y vista ? 70
   Porque cada cual se vista
   según su estado la ropa.
   Dentro de una misma especie
   hallaréis que el universo
   hizo su manjar diverso, 75
   de que cada cual se precie:
   el racimo moscatel
   y albillo, que al noble pinta,
   la cepa jaén y tinta
   para el que rompe buriel, 80
   el noble melocotón
   que deleita al caballero,
   con el durazno grosero
   para los que no lo son.
   el amacena regalada 85
   que el delicado conozca,
   la chabacana, mas tosca
   para el pobre dedicada.
   Ofrece una misma granja,
   en fe de esta distinción, 90
   para el príncipe el limón,
   para el no tal la naranja.
   En el campo y el verjel
   la primavera arrebola
   pare el pastor la amapola, 95
   para la dama el clavel.
   El jazmín que al muro sobre,
   al rico aromas derrama,
   al oficial la retama,
   tomillo y romero al pobre. 100
   Pues ¿ por qué --¡ cuerpo de tal !--
   si hizo el cielo distinción
   del abadejo y salmón,
   no comerá el oficial
   aquel que importa a su esfera 105
   y el pobre jornal que saca ?
   Paciendo para él la vaca,
   ¿ ha de gastarse en ternera ?
   Están los hombres perdidos.
   No lo entiendo, ¡ vive Dios ! 110
PETRONILA:      Ya se labra para vos
   hospital de los podridos.
   Dejaos de eso, por mi vida;
   que aunque con sal reprendéis,
   imposibles pretendéis. 115
   Miéntras guisan la comida
   en esa venta, y mi mesa
   alegráis, a que os convido,
   si lo que muestra el vestido
   vuestra inclinación profesa, 120
   decidme de quién sois paje.
TOMASA:      Helo sido de gineta
   de un capitán que sujeta
   la voluntad a mi ultraje.
   Alojóse en mi lugar 125
   --Cabañas de Yepes es--
   estuvo en Ocaña un mes;
   proeuréle regalar
   en mi casa labradora,
   y el hospedaje pagó 130
   en que de ella nos llevó
   una hermana que le adora.
PETRONILA:      Paga siempre ansí el soldado.
TOMASA:      Salí ofendido tras él,
   quejándome, y el crÜel 135
   dejóme a un olivo atado.
   Sé que en la corte ha de estar
   y voy a darle noticia
   al rey, y a pedir justicia.
PETRONILA:      Fácil la vendréis a hallar; 140
   que la que a Madrid gobierna
   no sufre burlas agora.
   Buscaréis la labradora
   con plumas y galas tierna,
   y entre tanto, si queréis 145
   servirme, estaréis conmigo.
TOMASA:      Por lo desbarbado, digo
   que igual elección hacéis.
   Vuestro soy desde este día;
   que engendra la semejanza 150
   Amor, y tengo esperanza
   de que en vuestra compañía
   tengo de hallar buen despacho
   del agravio que recelo.
   Ya soy vuestro lacayuelo, 155
   a lo aragonés, regacho.
   Mudad, señor, en "tú" el "vos;"
   que el "vos" en los caballeros
   es bueno para escuderos.
PETRONILA:      Donaire tienes, por Dios. 160
TOMASA:      ¡ Oh ! Pues veréis maravillas,
   y sabréis historias largas.
PETRONILA:      ¿ Es tu nombre ?
TOMASA:                        Hasta aquí, Vargas,
   pero para vos, Varguillas.
   ¿ Y el vuestro ?
PETRONILA:                          Don Gómez.
TOMASA:                                       ¡ Bravo ! 165
   ¿ La patria ?
PETRONILA:                     Jaén.
TOMASA:                            Mejor.
   Seréis hombre de valor.
PETRONILA:      Téngole, mas no me alabo.
TOMASA:      ¿ Y a qué a la corte venís ?
PETRONILA:      A casarme.
TOMASA:                   No lo apruebo. 170
PETRONILA:      ¿ Por qué ?
TOMASA:                   Porque, apenas huevo,
   de la cáscara salís,
   y ya aspiráis para gallo.
   Nazcan las plumas primero;
   probad a Madrid soltero; 175
   quizá después de proballo,
   mudaréis de parecer.
PETRONILA:      Llámame un suegro hacendado,
   con un ángel que pintado,
   aunque le nombran mujer, 180
   en belleza es superior.
TOMASA:      Renegad de quien tal pinta.
   Diz que hay ángeles en cinta
   en este lugar, señor.
   Como está Madrid sin cerca, 185
   a todo gusto da entrada.
   Nombre hay de puerta cerrada;
   mas pásala quien se acerca.
   Doncella y corte son cosas
   que implican contradicción. 190
PETRONILA:      ¡ Malicioso !
TOMASA:                     ¡ Y con razón !
   Las ciruelas más sabrosas,
   mientras con su flor se están
   en el árbol, se aseguran;
   pero al momento maduran 195
   que a la banasta las dan.
   Una doncella en su casa,
   Ciruela en el árbol es,
   que a veces, de treinta y tres,
   es con flor, ciruela pasa. 200
   Pero en Madrid no hay ninguna
   que sea lo que parece,
   porque en naciendo, se mece
   en un coche en vez de cuna,
   con que a madurarse basta, 205
   cochizando de día y noche;
   que, en fin, doncellas en coche
   son ciruelas en banasta.
PETRONILA:      Y vos un grande bellaco.
   Mucho os tengo de querer 210
   vamos agora a comer.
TOMASA:      Si yo de Madrid os saco,
   madrigado entendimiento
   me prometo.
PETRONILA:                     Dad cebada
   sin tasa en esta jornada, 215
   Vargas, al pobre jumento;
   que en llegando a Valdemoro,
   le venderéis, y allí habrá
   mula en que vais.
TOMASA:                          Comprará
   quien le ferie un asno de oro 220
   como el que Apuleyo pinta.
PETRONILA:      ¿ Cómo ?
TOMASA:                Sabe caminar,
   siendo jumento, y callar;
   que es gracia de otros distinta;
   que el jumento no merece 225
   nombre de tal, si se halla
   de este humor, pues mientras calla
   el Necio, no lo parece.
   Y hay otros mil que procuran
   cobrar nombre de discretos 230
   que contra ajenos defetos
   rebuznan cuando murmuran.
   ¡ Qué de ellos ocupan sillas,
   dignos de alabarlos !
PETRONILA:                              Comamos.
TOMASA:      Lampiño don Gómez, vamos. 235
PETRONILA:      Sígame, señor Varguillas.

Salen don HERNANDO, de jardinero, y LAURA, de dama

HERNANDO:      Permitid, Laura mía,
   que mis sabrosos anales,
   de estas flores haciendo tribunales,
   sitial y trono de esta fuente fría, 240
   formen de vos querellas,
   y os digan mis agravios;
   vos la acusada, los testigos ellas,
   serviránles de labios
   estos claveles bellos, 245
   quejándome de vos por todos ellos.
   Tres meses los sayales
   en esta huerta, de Madrid recreo,
   me ofrecen bienes, y me ferian males.
   Jardinero de amor por vos me veo, 250
   vestido de esperanzas
   que en tristes dilaciones
   se engolfan, por recelos de mudanzas,
   de quimeras de amor, de suspensiones;
   y apenas descubierto 255
   de lejos miro el puerto
   cuando vientos contrarios se resuelven
   a perseguirme, y a engolfarme vuelven;
   porque el Amor, que mi lealtad conoce,
   la playa llegue a ver y no la goce. 260
   Heredé de mi patria las desdichas
   que significa el nombre
   que le dio el fundador suyo primero.
   Málaga la llamó, porque me asombre,
   pues comenzando en "mal," no tendrá dichas 265
   quien es de las desgracias heredero.
   Di muerte a un caballero
   por celos de una dama;
   temí a los ofendidos;
   partíme a Italia por cohechar olvidos; 270
   amparóme el de Feria cuya fama
   digna de eternizarse entre pinceles
   vuela con plumas no mas con laureles.
   Servíle capitán de infantería,
   y Marte, fuego que el de Amor enfría, 275
   favorable conmigo,
   hizo a Milán testigo
   de que aunque solo, ausente y desdeñado
   salí, si amante no, feliz solado.
   Acabóse la guerra; 280
   publicóse la paz en el Piamonte;
   llamábame mi tierra;
   fue forzoso, mudando su horizonte,
   pretender en Madrid premios debidos
   al riesgo de dos años. 285
   Saqué papeles bien favorecidos
   del duque; mas pagaron desengaños
   hazañas; que a los fieles
   se les vuelven mortajas los papeles.
   Nombróme camarada 290
   Pompeyo, vuestro tío, en la jornada
   a que le dio motivo vuestro pleito;
   díjome que, aunque deudo, os competía
   --en contar mis desdichas me deleito--
   porque al condado justa acción tenía, 295
   que en Valencia de Po, por sucesor
   de vuestro padre, vuestro nombre adora.
   Llegamos a esta corte
   de quien sois el Apolo, el alba, el norte;
   supimos que esta quinta, 300
   que eternos mayos en sus cuadros pinta,
   huéspeda os adulaba.
   Visitóos vuestro tío;
   que entre la sangre que el valor alaba
   --puesto que sea el pleito desafío-- 305
   pelean los letrados y oficiales,
   hacen campos de guerra tribunales,
   [ejércitos testigos],
   y litigan los nobles como amigos.
   Merecí, Laura hermosa, 310
   veros para perderme;
   que mata el áspid cuando en flores duerme.
   Vi en vuestro rostro de clavel y rosa
   dorados girasoles;
   jazmines en su cuello trasladados; 315
   en vos vi muchos soles,
   puesto que en vuestros ojos duplicados.
   Vi, en fin, la nieve en fuego,
   costándome el miraros quedar ciego.
   Partióse brevemente 320
   el conde; que vencido
   en el pleito presente,
   y vitoriosa vos, habéis podido
   con la justicia vuestra,
   y más con la hermosura, 325
   dar en la corte muestra
   que competir con vos será locura;
   pues, para dar enojos,
   mil "fallamos" pronuncian vuestros ojos.
   Quedéme tan sin vida 330
   que para recobralla,
   la libertad perdida
   la busca, mas no la halla,
   puesto que, jardinero,
   entre esperanzas flores, desespero. 335
   Aquí mudando el traje,
   cultivaba desvelos,
   grosero en el lenguaje;
   que en fe de que son rústicos los celos,
   celoso yo, aunque en vano, 340
   por vestirme de celos, soy villano.
   Declaréos una tarde
   al borde de esta fuente
   que mis pesares en sus risas llora
   mi amor, haciendo alarde 345
   de humilde pretendiente,
   y fueme la Fortuna protectora;
   pues oyéndome grata,
   me hicistes poco a poco
   de puro feliz loco 350
   con favores que agora me dilata,
   perseguido de agravios y tensores,
   que ocasionan sin fin competidores;
   pero es común tributo
   sembrar flores Amor sin coger fruto. 355
   Tres meses de esperanzas
   sirviéndoos entretengo;
   recelo las mudanzas
   del mar y la mujer, y agora vengo
   o a que os mostréis clemente, 360
   y aseguréis partidas
   que me baraja tanto pretendiente,
   o a que desesperadas y homicidas
   mis ansias y la fe de mis amores,
   en flores muera, pues nació entre flores. 365
LAURA:      ¡ Ay don Hernando Cortés !
   ¡ Qué bien sigues el estilo
   de la corte presurosa
   porque te dio su apellido !
   A dar fondo a los quilates 370
   de tu amor la fe que al mío,
   horas llamaras los años,
   si llamas las horas siglos.
   ¿ Dilaciones encareces ?
   Caro vendes, o amas tibio, 375
   porque enfermo está el amor
   que desmaya a los principios.
   Los propósitos jugamos,
   y son tan firmes los míos
   en materia de quererte, 380
   que por causa tuya olvido
   parientes obligaciones,
   que en derecho más antiguo
   fundan tálamos deseos,
   que si los oigo, no admito. 385
   Sobre palabra se juega;
   el crédito tengo rico;
   ganancioso te levantas
   cuando cédulas te libro;
   que no son ditas quebradas, 390
   pues paga a plazo cumplido
   el que es noble, cuando pierde,
   por palabra o por escrito.
   Si cultivando esperanzas
   vives labrador fingido, 395
   yo también porque te quiero
   patria dejo y quintas vivo.
   ¿ Qué celos tus flores hielan ?
   ¿ Qué mudanzas, qué desvíos
   el fruto te desazonan 400
   que ya tan cercano has visto ?
   Tus esperanzas dilata
   un amor con artificio
   que intenta probar finezas
   de un diamante, al cabo vidrio. 405
   En Madrid me tienen pleitos
   de parientes que, enemigos
   usurpándome mi estado,
   dieron causa a mi camino.
   Conde de Valencia fue 410
   mi padre, que a falta de hijos,
   tuvo en mí la sucesión
   de su sangre y apellido.
   Criábame yo en Milán
   a la sombra y patrocinio 415
   del conde de Monteflor
   que es quien te trujo consigo.
   Estaba en mi patria entonces
   por alcaide del presidio
   que en aquella plaza tienen 420
   las banderas de Filipo,
   Alejandro Malatesta
   que, hermano del padre mío
   por la línea de varón,
   alega desvanecido 425
   pertenecerle el condado
   que me usurpa; y a los filos
   de las armas remitiendo
   los derechos de los libros,
   de todo se apoderó, 430
   amparándole el castillo
   en la posesión violenta
   que rehusan sus vecinos.
   Viéndome desamparada,
   ausente, y favorecido 435
   del duque gobernador
   mi contrario, aunque mi tío,
   fue forzoso el socorrerme
   en España del asilo
   de su rey y consejeros 440
   donde descansan peligros.
   Hospedáronme ha seis meses
   cortesanos deudos míos
   con licencia de su dueño,
   en este apacible sitio, 445
   digna elección de un buen gusto,
   donde recreada olvido
   los que en Italia curiosos
   retratan el paraíso.
   Pretensorcs conterráneos, 450
   que en Madríd después me han visto,
   unos generosos deudos,
   otros ilustres amigos,
   intentan lícitos lazos
   que pudieran haber sido 455
   prisión de mi libertad
   a no haberte conocido.
   Obligásteme discreto,
   vencísteme comedido,
   amásteme recatado, 460
   adeudásteme atrevido,
   hasta usurpar mis deseos,
   si bien hoy, Hernando, admiro
   que méritos desquilates,
   presuroso y mal sufrido. 465
   Sentencia espero en favor,
   que alentada de padrinos
   y segura en mi derecho
   con los jueces solicito.
   Mi opositor receloso, 470
   por los que le dan aviso
   de la poca acción que tiene,
   algunas veces me ha escrito
   sobre conciertos que paran
   en que dé la mano a un hijo 475
   que afirma llegará presto
   a esta corte; mas yo digo,
   puesto que no le conozco,
   que si pleitos dan maridos
   de tan mal casamentero 480
   poca paz me pronostico.
   Salga yo con la sentencia
   y entonces, español mío,
   tendré caudal que te pague
   empeños de amor tan fino; 485
   Y entre tanto, vive cierto
   que ni vuelve atrás el río
   ni retroceden los cielos,
   ni al viento es veleta el risco,
   ni en mí, que los aventajo, 490
   y a la eternidad dedico
   trofeos de mi firmeza
   mientras su constancia imito,
   bronces, aceros, diamantes,
   sol, esferas, tiempo, ríos, 495
   robles, cedros, lauros, palmas,
   muros, torres, peñas, riscos.
   Mientras mi amor te fío,
   tendrán valor constante igual al mío.
HERNANDO:      Si deseos dilatados 500
   Hallan en ti tal alivio,
   dulce empleo de mis ojos,
   poco tiempo he padecido.
   Más valen las esperanzas
   que en ti logro, los suspiros 505
   que en ti alegro, las sospechas
   que en ti aseguradas miro,
   que las posesiones de otros.
   Liberal premias servicios,
   piadosa remedias penas, 510
   pródiga haces beneficios.
   Injustas mis quejas fueron;
   perdón humilde te pido.
   Jacob soy; mi Raquel eres;
   su amor y paciencia imito. 515
   No trocaré desde hoy mas
   estos jardines elíseos,
   estos dichosos burieles,
   estas fuentes y este sitio,
   por la silla del imperio, 520
   por los tesoros del indio,
   por los brocados del persa,
   por las púrpuras del tirio.
   Jardinero soy de Amor;
   mis esperanzas cultivo; 525
   mientras que méritos siembro,
   galardones pronostico.
   Vén, y haréte un ramillete
   de matices, que distintos,
   te interpreten mis afetos; 530
   que flores tal vez son libros.
   ¿ Me perdonas ?
LAURA:                       Amorosa.
HERNANDO:      ¿ Me quieres ?
LAURA:                      Como al más digno.
HERNANDO:      ¿ Me pagas ?
LAURA:                    Castos deseos.
HERNANDO:      ¿ Me llamas ?
LAURA:                     Amante mío. 535

Vanse.   Salen PETRONILA, en jubón, con una daga en la mano, corriendo tras TOMASA

PETRONILA:      ¡ Vive Dios, que he de matarte !
   ¿ Hay igual atrevimiento ?
   Dormido yo en mi aposento,
   ¿ Osas A tal Hora entrarte ?
   Ladron eres. Tú intentabas 540
   robarme..
TOMASA:                   Lo que no hallé.
   Téngase vuesamercé.
   Meta allá la daga.
PETRONILA:                           Acabas
   de descalzarme las botas,
   y mandándote cerrar 545
   las puertas, porque a acostar
   Te vayas, ¿ nos alborotas
   asaltándome dormido ?
   Traidor, ¿ qué es de la maleta ?
TOMASA:      No es eso lo que me inquieta. 550
   Téngase. ¿ Nunca ha leído
   del conde Partinuplés,
   cnando estaba de Amor preso... ?
PETRONILA:      Pues, ¿ qué tiene que ver eso ?
TOMASA:      Oiga, y sabrálo después. 555
   Enamorábale a escuras
   una princesa o infanta
   de aquéllas que el arte encanta
   y buscan las aventuras.
   Dábale invisiblemente 560
   de comer y de cenar.
   De noche se iba a acostar
   con él --¡ mire qué insolente !--
   Avisándole del daño
   y peligro que corría, 565
   si conocerla quería
   hasta que pasase el año.
   El pobre conde que a tiento
   gozaba oscuros despojos
   ................... -ojos], 570
   quiso, contra el mandamiento
   de no verás, informarse
   si era la dicha persona
   arrugada setentona
   que intentaba, con taparse, 575
   pasar plaza de doncella.
   Que se durmiese aguardó,
   y una linterna buscó
   encendida, para vella;
   y cuando ya satisfecho 580
   estaba de su cautela
   el conde, lloró la vela,
   y pringóla medio pecho,
   cayendo dos o tres gotas
   que a la dama despertaron 585
   que es lo mismo que causaron
   en mí esta noche tus botas.
   Deseos de conocer
   lo que eras y agora he visto
   para servirte más listo, 590
   me animaron a emprender
   la que ves, nocturna hazaña.
PETRONILA:      Pues ¿ qué has visto tú, traidor,
   en mí ?
TOMASA:                A Venus y al Amor,
   que en un cuerpo nos engaña. 595
   Sosiégate, así los cielos
   lo que buscas te deparen;
   que no ignoro yo que paren
   estos disfraces los celos.
   Mandásteme descalzarte 600
   la diestra bota tiré,
   y en viendo el meñique pie
   con la media, dije aparte:
   "¡ Oh pie digno de un chapín,
   que por lo corto das cinco 605
   mejor fueras para brinco
   de un letrado camarín !
   ¡ Válgame el cielo ! ¿ Que esté
   en tan chico pedestal
   todo un cuerpo ? No hará mal 610
   de aqueste pie un puntapié.
   Comprárale yo, a ser Fúcar;
   celebrárale poeta."
   Quité escarpín y calceta,
   y vi un juguete de azúcar, 615
   una manteca soriana,
   un bollo de manjar blanco,
   y dije:   "¡ Oh, quién fuera banco
   de tal pie cada mañana !"
   Tan igual, tan ampollado, 620
   tau tierno, con tanto aliño,
   tan melindroso, tan niño,
   y en fin, tan desjuanetado,
   que imprimiendo su retrato
   en el alma mi afición, 625
   se calzó mi corazón,
   como si fuera zapato.
   "¡ Vive Dios !" dije entre mí
   pie adarme, que os han criado
   más para alfombra y estrado 630
   que para que andéis ansí.
   Sospechas hembras, dudar
   en esto, será mentir.
   Mejor sois para parir,
   pie, que para engendrar." 635
   Vuelvo la vista al jubón
   y vi un par de burujones
   en forma de naterones
   jubilados del cartón.
   Miro el cabello al instante, 640
   y advierto que contra el uso,
   el artificio le puso
   atrás, naciendo adelante,
   y dije, aunque soy bisoño:
   "Femenina caballera, 645
   moños tapan la mollera;
   pero en cogotes no hay modo.
   De vuestro traje y de vos,
   o sueño o he colegido,
   vos mujer y hombre el vestido, 650
   que seréis común de dos."
   No quisiste desnudarte
   en mi presencia; la puerta
   me hiciste cerrar, más cierta
   ocasión de maliciarte, 655
   que me llevase la llave
   y la vela me advertiste;
   salí entre confuso y triste
   y mi inquietud que no sabe
   sino allanar trampantojos, 660
   aguardándote adormida,
   entró, una vela encendída,
   e, inquisidores los ojos,
   vi lo que el Partinuplés
   en la infanta Perdigada. 665
   La cera, de enamorada,
   se derritió; y ya tú ves
   si llorando sobre ti,
   te había de despertar.
   Voces empezaste a dar; 670
   soplé la luz, y salí
   al patio, donde procuras
   castigarme por curioso.
   Yo pequé de malicioso;
   pero si no te aseguras, 675
   porque conozco lo que eres,
   estálo de mi lealtad;
   que si va a decir verdad,
   para ser las dos mujeres
   --repara en lo despoblado 680
   falta tan poco, te doy
   mi fe, que si no lo soy
   lo más de ello tengo andado;
   porque de suerte negocia
   lo tiple en mí --verdad digo-- 685
   que estoy, con estar contigo,
   en Madrid y en Capadocia.
PETRONILA:      En Madrid no lo estarás,
   bárbaro, descomedido,
   ya que loco y atrevido 690
   fuiste hoy, aquí morirás.
   Sal de la corte al momento.
TOMASA:      ¿ No es mejor, si has de fiarte
   de alguno... ?
PETRONILA:                       ¡ Oh villano ! Parte.
TOMASA:      ¿ En qué, si vendí el jumento ? 695
   Verás, si de mí te encargas...
PETRONILA:      ¿ Que la muerte no te doy ?
TOMASA:      Pues, a fe que si me voy,
   que se ha de acordar de Vargas.
   ¿ Mas que ha de soñr mi nombre ? 700
PETRONILA:      ¡ Oh infame !
TOMASA:                      Daré noticia,
   pues que me echa, a la justicia,
   que hay mujer vestida de hombre
   en esta posada. Adiós.
PETRONILA:      Espera. ¡ Ay cielos !
TOMASA:                              No quiero. 705
PETRONILA:      Mataréte.
TOMASA:                   Pues ya espero.
   No me haga mal; que los dos
   acompañados podremos
   hacer nuestro hecho más bien.
   Yo soy capón muy de bien. 710
   Al capitán buscarémos
   que a mi hermana me llevó,
   y si su historia me cuenta,
   y algún hombre la hizo afrenta,
   fíese de mí que yo 715
   la sacaré a paz y a salvo.
   ¡ Ea !   ¿ Quiéreme perdonar ?
PETRONILA:      No sé.
TOMASA:                 Me atrevo a engañar
   a un corcovado y a un calvo.
PETRONILA:      ¿ Qué he de hacer ? ¿ Me guardarás 720
   lealtad y secreto ?
TOMASA:                            ¡ Dalle !
   ¿ Eso me ha de decir ?   Calle.
   Chitón eterno. No hay más.
   Haga cuenta que en la hucha
   echa lo que me dijere 725
   y mientras que no me rompiere,
   ni esto saldrá.
PETRONILA:                        Pues escucha:
   Aquella ciudad que el Bétis
   pasea, sirve y conquista,
   incansable enamorado, 730
   porque en su espejo la mira,
   y en fe de que es dama al uso
   con ella prodigaliza
   los tesoros que le pechan
   Paladiones de las Indias, 735
   es, Vargas, mi ilustre patria,
   y en ella bien conocida
   la nobleza generosa
   que dio nombre a mi familia.
   A los pechos de mi madre 740
   me dejaron las desdichas
   de una juventud traviesa
   que heredé; por ser su hija,
   Ausentándole una muerte,
   si ocasionada, atrevida, 745
   a aquel orbe todo de oro,
   hoy español, antes inga.
   Crióme el cuerdo recato
   de una madre medio rica,
   que lloraba, aunque casada, 750
   soledades como viuda,
   cuidadosa centinela
   en mis aeciones y vista,
   principalmente en saliendo
   de los límites de niña. 755
   Veinte años contaba alegre
   mi edad, aunque recogida,
   licenciosa por la patria
   --si es bien que culpe su clima--
   cuando llegó a casa huésped 760
   un deudo que llamó prima
   a mi madre, y la obligó
   a regalos y caricias.
   De Málaga le trujeron
   ocasiones que en Sevilla 765
   le detuvieron un mes
   para mí, Vargas, un día.
   En todo él no permitió
   la prudencia prevenida
   de mi madre, que me viese 770
   por no ocasionar malicias;
   pues si bien ella a su mesa,
   las cenas y las comidas
   se hallaba encerrada yo,
   ocasiones desmentía. 775
   La privación es deseo;
   el deseo solicita
   la voluntad, y esta crece
   al paso que la limitan.
   Contábanme mis criadas 780
   la apacible gallardía
   de don Hernando Cortés,
   ansí el huésped se apellida,
   y como antojos mujeres
   son como el fuego en la mina 785
   que violentado revienta,
   aunque libre se amortigua;
   curiosidades doncellas
   acecharon atrevidas
   privaciones que las noches 790
   usurpaban a los días.
   Las junturas cohecharon
   de una puerta ojos espías
   por donde dieron al alma
   pesadumbres en albricias 795
   del deleite de su objeto,
   porque en él vieron en cifre
   cuantas gracias en Adónis
   fabulosas plumas pintan.
   Venus yo, si antes Diana, 800
   resplandores maldecía
   de la aurora, porque al sol
   envidiosa daba prisa.
   Desvelando pensamientos
   las noches, por celosías, 805
   que en la puerta coadjutoras
   ventanas sostituian,
   contemplé diversas veces
   venenosa bizarría,
   Tisbe ya, por agujeros 810
   mirando y no siendo vista;
   hasta que una a su criado
   escuché que le decía,
   mientras que le desnudaba,
   Estas razones: "Mansilla, 815
   pues se casa doña Inés
   y el oro de don García
   rinde un alma interesable
   que se llamaba antes mía,
   no más Málaga, no más 820
   ciudad, si patria, enemiga
   donde en ferias de mudanzas
   cobra el interés partidas.
   Málaga que en mal comienza,
   los que lloro pronostica 825
   dorados gustos vencieron
   Amor, si ya él es alquimia.
   Cásese Inés con doblones,
   que suelen doblar desdichas
   y obligaciones desprecie 830
   más seguras por sencillas.
   Memorlas anega el mar,
   la ausencia agravios olvida,
   la guerra divierte celos,
   Italia hazañas alista, 835
   el rey despierta leones
   que a las voces de la envidia
   la ingratitud piamontesa
   para daño suyo incita.
   Partirme quiero mañana. 840
   Plumas que Amor afemina
   adornan galas de Marte
   y fieles a su rey sirvan."
   Alentábale el criado,
   y yo que amorosa oía 845
   con gusto el que no le amasen
   con pesares su partida,
   si le juzgaba primero
   por Adónis, ya la envidia
   por sol me le retrataba. 850
   ¡ Qué extrañamente apadrinan
   los celos, Vargas, las partes
   de la prenda que querida,
   cuando se contempla ajena,
   al deseo añade estima ! 855
   Fuíme a dormir; pero en vano
   pues lloré recién nacidas
   esperanzas, que la muerte
   se causaban a sí mismas.
   Determinéme, en efeto, 860
   manifestar escondidas
   brasas, de quien la vergÜenza
   y el temor fueron ceniza.
   La siguiente oscuridad
   aguardaba que propicia 865
   limitase luz a Febo
   y a mi amor diese osadía,
   cuando le traen un papel
   a mi madre, donde escrita
   la sentencia de mi muerte 870
   dio don Hernando en su firma.
   Disculpábase, ya ausente,
   de que ocasiones precisas,
   en su honor interesadas,
   le ausentaban de Sevilla 875
   sin permitirle siquiera
   pagar a la cortesía
   deudas de hospicio y regalo,
   para mi disculpas tibias;
   que a la guerra del Piamonte 880
   le llevaban bien nacidas
   esperanzas y lealtades
   que hazañosas se autorizan;
   que le encomendase a Dios
   porque si le daba dicha, 885
   pensaba pagarla yerno
   mercedes que le hizo prima.
   Yo triste, ausente y celosa,
   poco amé pues quedé viva,
   ya mártir de sus tormentos, 890
   puesto que en ellos novicia.
   Un año de soledades
   y mil de melancolías,
   cuanto menos publicadas
   más crÜeles escondidas, 895
   pasé, si bien alentando
   esperanzas en reliquias
   conservadas con dos pliegos
   de Génova y Lombardia
   que a mi madre encaminó, 900
   hasta que tuvo noticia
   por otro, que ya en la corte
   la cruz roja daba estima
   a su pecho y sus hazañas;
   y que si, cual pretendía, 905
   fuese el hábito encomienda,
   a obligaciones antiguas
   grato y noble, procuraba
   con su licencia lucirla,
   añadiendo afinidades 910
   a las deudas consanguíneas,
   esperanzas revivieron
   en mí, y en ella alegrías,
   de saber que caudaloso
   estaba mi padre en Lima 915
   reduciendo hacienda a barras
   con que casándome rica,
   la cruz nueva autorizase
   el monarca de las minas.
   Mézclanse lanas diversas 920
   en el telar de la vida,
   unas de color alegre,
   otras que tristes lastiman.
   Siempre el contento es pechero
   del pesar. Oye y admira 925
   de esta verdad ejemplares,
   Vargas, en la historia mía.
   En prosperidad como ésta,
   llegó aquel infausto día
   en que las olas del Bétis, 930
   desde el diluvio homicidas,
   cansadas del largo cerco
   que ha tantos siglos que sitia
   nuestra metrópoli hispana,
   asestando baterías, 935
   ya de las pródigas nubes,
   ya del mar en aguas vivas,
   ya de renteros arroyos
   que pechan siempre a sus ninfas,
   cañoneando de noche 940
   las celestes culebrinas
   que rayos en vez de balas
   partos abortos fulminan,
   al son de atambores truenos
   puertas y muros derriban, 945
   calles y plazas pasean,
   casas y templos registran,
   y dando a sacoriquezas,
   huye la plebe dormida,
   clausuras vírgenes quiebran, 950
   montes de casas conquistan.
   Brazos de mar son las calles,
   al Bermejo parecidas,
   pues para ahogar Faraones
   de endurecida malicia, 955
   no ya vara de piedad,
   la vara sí de justicia
   levanta Moisés airado
   que en mansiones las divida.
   Al mar restituye el Bétis 960
   los bienes y hacienda misma
   que en veces por tantos años
   nos feriaba de las Indias;
   y ya enemigo, si amante,
   severos reyes imita, 965
   que lo que dan poco a poco
   por junto al privado quitan.
   No quiero contar tragedias
   con vislumbres de infinitas
   cuando ni plumas se atreven 970
   ni moldes a referirlas.
   Las de mi casa no más
   será fuerza que te diga
   como ocasión lastimosa
   de mis presentes fatigas. 975
   En la mitad del silencio
   el cuarto donde dormía
   mi inocente y cara madre,
   le arroja el diluvio encima.
   Sepultada antes que muerta, 980
   el llanto, alboroto y grita
   de domésticos y extraños
   con clamores solemnizan
   las obsequias funerales
   de tanta plebe y familia, 985
   dejando historias al tiempo,
   Troya de agua ya Sevilla.
   Yo turbaba si ignorante,
   y si dudosa, advertida
   del daño que todos temen, 990
   bien triste, aunque mal vestida,
   a la más alta azotea
   subo y aguardando arriba
   al sol que salió enlutado
   por los destrozos que admire, 995
   me pasaron, por más fuerte,
   a la casa que vecina
   comunicaba terrados
   de donde vi que enemigas
   las nubes, la tierra, el agua, 1000
   en un instante me privan
   de madre, casa y hacienda,
   y--¡ ojalá que de la vida !
   No encarezco sentimientos
   que es justo que los colijas 1005
   de quien a deudas de sangre
   libraba obediencias de hija.
   Pasóse la tempestad
   al cabo de largos días.
   Halléme huérfana y pobre 1010
   y si los males alivian
   ajenos, yo te prometo
   que hallara en otras desdichas
   consuelos con que olvidar
   las que propias me lastiman; 1015
   porque muchos que el día antes
   con los Cresos competían,
   el siguiente mendigaban
   puerta a huerta su comida.
   Yo, en fin, amante aunque pobre, 1020
   que el firme amor no peligra
   como el falso en las desgracias,
   antes gigante se anima,
   en busca de don Hernando
   del modo que ves vestida 1025
   vengo a probar lo que valen
   palabras que ya son ditas.
   Sé que asiste aquí, no dónde;
   mas ya por tí conocida,
   de tu lealtad contada, 1030
   quiero ver cómo averiguan
   tu diligencia y mi amor
   promesas que antes, escritas,
   me causan recelos pobre
   si me aseguraban rica. 1035
   Este es, Vargas, mi suceso;
   si de mí y de él te lastimas,
   ya suelen fidelidades
   hallar el premio en sí mismas.
TOMASA:      Yo te prometo, señora, 1040
   que no he llorado en mi vida
   otro tanto, aunque he escuchado
   sermones de disciplina;
   pero porque estés más cierta
   del secreto que me fías, 1045
   pues tu historia me contaste,
   escucha también la mía.
   En Yepes, emulación
   de Ocaña, una y otra villa
   donde muere el vino moro, 1050
   porque allá no le bautizan,
   me criaron...

Ruido dentro

                 mas ¿ qué es esto ?
PETRONILA:      Huéspedes nuevos.

Hablan dentro el CONDE Galeazo, ROBERTO, MARCOS y PABLO

MARCOS:                                   Avisa
   la patrona, Pablos, que eche
   lana blanda y ropa limpia. 1055
PABLO:      Llevarémos al mesón
   las mulas.
ROBERTO:                      Si está dormida,
   por ser tarde, la hostalera,
   mal almuerzo se me aliña.
MARCOS:      No hay sueño donde hay dinero 1060
   advenedizo.

Salen el CONDE, ROBERTO, MARCOS y PABLO, de camino

CONDE:                    ¡ Hola !   Quita
   esas maletas, Roberto.
   ¿ Qué hora es ?
ROBERTO:                        Dice la risa
   del alba que son las cuatro.
CONDE:      Fue la jornada prolija; 1065
   no me espanto.
MARCOS:                        Madalena,
   criados, Pedro, Cristina,
   bajen a alumbrar al conde.

A TOMASA

PETRONILA:      ¡ Conde, Vargas !

A ellos

                     Vueseñoría,
   mil veces bien llegado. 1070
CONDE:      Oh hidalgo, para que os sirva,
   ¿ sois de casa ?
PETRONILA:                        Huésped soy.
CONDE:      Vuestra presencia autoriza
   la opinión de la posada.
PAULO:      ¿ No hay velas ?

Una voz dentro

VOZ:                        Suban arriba; 1075
   que velas habrá y velones.

A los mozos

ROBERTO:      Alto, pues.
MARCOS:                     Con menos prisa.
CONDE:      Subo con vuestra licencia.
PETRONILA:      Démela vueseñoría
   para que vaya...
CONDE:                        Eso no. 1080
PETRONILA:      Señor...
CONDE:                No, por vida mía.
PETRONILA:      Désela Dios muchos años.
   (¡ Bravo talle !)                     Aparte

Aparte a doña PETRONILA

TOMASA:                         Huele y brilla.

Vanse el CONDE, MARCOS y PABLO. TOMASA habla con ROBERTO

TOMASA:      Hidalgo, ¿ conde ? ¿ Y de qué ?
ROBERTO:      Conde, y de Italia.
TOMASA:                            ¿ Y camina... ? 1085
ROBERTO:      Aquí no más.
TOMASA:                      ¿ Y se llama... ?
ROBERTO:      Galeazo.
TOMASA:                   ¿ Y a qué, diga,
   viene a Madrid ?
ROBERTO:                          A casarse.
TOMASA:      ¡ Zape !
PETRONILA:                Alto de aquí, Varguillas.
  


ACTO SEGUNDO

Salen doña PETRONILA y TOMASA, de hombres

PETRONILA:      Por muerta, Vargas, me cuenta. 1090
   No tengo seso, no estoy
   en mí.
TOMASA:                ¿ Qué has visto ?
PETRONILA:                                Vi hoy
   otra segunda tormenta
   mayor que la de Sevilla.
TOMASA:      ¿ Mayor ?
PETRONILA:                 Para mis desvelos, 1095
   porque es tormenta de celos.
TOMASA:      No se usan en esta villa.
   Todo lo que no es dinero
   en la corte, no es amor.
PETRONILA:      Vargas, de tu buen humor, 1100
   más penas sacar espero
   que alivios. Déjame agora.
TOMASA:      Pues ¿ qué has visto ?
PETRONILA:                             ¡ Ay cielos ! Vi
   lo que dudosa temí,
   lo que mi desdicha llora. 1105
   Llevóme el conde consigo
   a esa huerta, infierno ya,
   a quien Juan Fernández da
   nombre y fama. Yo te digo
   que aunque al principio su vista 1110
   mis sentidos recreó,
   porque en ella se cifró
   Chipre, en que Venus asista,
   después que hallé entre sus flores
   un áspid que disfrazado 1115
   ponzoña a mi pecho ha dado
   y aumentos a mis temores,
   Volcanes son sus planteles,
   incendios sus fuentes son,
   tormentos su recreación, 1120
   penas su rosa y claveles.
   ¡ Ay, Vargas ! Quien las cultiva
   es don Hernando Cortés.
TOMASA:      ¡ Jesús ! ¿ Qué dices ? No des
   crédito a engaños.
PETRONILA:                             Ni viva 1125
   quien para desdichas nace.
   Conocile jardinero;
   que con el traje grosero
   le manda Amor que disfrace
   el fuego de mis querellas. 1130
   ¿ Quién creerá--¡ ay fieros rigores !--
   que llamas cultiven flores
   y que estén verdes con ellas ?
   Rogóme el conde que fuese
   con él, y sin declararse, 1135
   quiso primero informarse,
   antes que quién es supiese,
   de la belleza de Laura
   con quien amante pleitea
   y si el pincel de su idea 1140
   en su original restaura
   la hermosura que usurpó
   lisonjas a los colores;
   porque en cohechos pintores
   siempre el interés mintió. 1145
   Vióla en el dicho jardín,
   que entre unos cuadros, abeja,
   agravia flores que deja
   y obliga las de un jazmín
   a que fundamento den 1150
   a un ramillete que aliña,
   porque un hilo juntos ciña
   celos, amor y desdén.
   Estaba de jardinero
   mi don Hernando Cortés 1155
   --mío no, que de Laura es--
   y aunque en disfraz tan grosero,
   le conocieron mis males;
   que aunque le vi de aquel modo,
   Amor, espíritu todo, 1160
   penetra hasta los sayales.
   Escogíala las flores
   que su amor le aconsejaba.
   Las amorosas le daba
   para obligarla a favores; 1165
   las azules le escondía
   por no ocasionar desvelos;
   y si flores tienen celos,
   yo, su amante ¿ qué tendría ?
   Con doméstica llaneza 1170
   vi que Laura le trataba,
   cuando las flores le daba;
   y Amor, todo sutileza,
   todo industria, todo enredos,
   terceras guiso obligarlas 1175
   ella risueña al tomarlas
   y él lisonjero en los dedos.
   Que la debió de cohechar
   si la adora, ¿ qué lo dudo,
   pues cuando Amor está mudo 1180
   por los dedos suele hablar ?
   Preguntó el conde quién era
   --miéntras yo me atormentaba--
   la dama que se humanaba
   de aquel jardín primavera. 1185
   "La condesa de Valencia
   del Po," le respondió un paje,
   "Que en Milán con su linaje
   pleitea sobre su herencia."
   No se atrevió a descubrirse, 1190
   puesto que si a enamorarse,
   que Amor que sabe arriesgarse
   es cobarde al resistirse.
   Juzgó en ella de los cielos
   un sol que le deslumbró. 1195
   ¿ Qué juzgara, Vargas, yo
   que la miraba con celos ?
   Volvímonos, él perdido
   de amor, y yo rematada;
   él sin alma allá usurpada, 1200
   yo allá y aquí sin sentido.
   Hame cobrado amistad
   de suerte, que no permite
   que de su lado me quite;
   ni yo tengo voluntad 1205
   de perder su compañía,
   porque siempre amigos son
   los que de una profesión
   llama el sabio simpatía.
   Amamos en un lugar 1210
   y una misma competencia
   nos iguala en la experiencia
   del querer y el envidiar.
   Impórtame que le asista,
   pues si Laura, cual sospecho, 1215
   tiene a mi amante en su pecho
   y él no la pierde de vista,
   El conde y yo, que nos vemos
   parientes en los cuidados,
   amantes y desdeñados, 1220
   mejor nos consolaremos.
TOMASA:      Pues no te aflijas ansí.
   ¡ Cuerpo de tal !   Ten valor
   que sin competencia Amor,
   él mismo se apaga en sí. 1225
   Si nunca te vio tu amante,
   si lo que le amas ignora,
   y vienes a hallarle agora
   con desvelo semejante,
   ensayándose a quererte 1230
   en ajena voluntad
   porque le halle tu lealtad
   diestro, cuando llegue a verte,
   ¿ qué temes ? ¿ O qué querías ?
   ¿ Que ya en Madrid, cortesano 1235
   su amor, mano sobre mano,
   gastase ocioso los días ?
   Déle al gusto puerta franca;
   quiera bien, que eso me alegra;
   ensaye en la espada negra 1240
   tretas que logre en la blanca;
   que pues el conde te cobra
   voluntad, y aquí ha venido
   a título de marido
   de Laura, bástate y sobra 1245
   que al principio del camino
   vida a tu esperanza des.
   ¿ No somos tres ? Pues los tres
   serémos tres al mohíno.
   Calla, y animosa alienta 1250
   el fin de tu pretensión.
PETRONILA:      El conde es éste.
TOMASA:                           Chitón,
   y corra esto por mi cuenta.

Sale el CONDE

CONDE:      Don Gómez, yo te he elegido
   por amigo verdadero, 1255
   y en fe de serlo, no quiero
   que tenga el pecho escondido
   secreto para ocultarte.
   Ya dije ayer la ocasión
   de que en esta confusión 1260
   siga a Amor y olvide a Marte;
   que mi padre aquí me envía
   para que pleitos cansados
   truequen derechos letrados
   en amor; que es prima mía 1265
   Laura, y que intente con ella,
   casándome, asegurar
   lo que ya dudo alcanzar,
   por los que vuelven por ella.
   Mal su justicia asegura 1270
   quien en sus pleitos ignora
   que mujer competidora
   se ampara de su hermosura;
   porque si en mí verlo quieres,
   más efeto he visto hacer 1275
   de su cara el parecer
   que mil sabios pareceres.
   Llora, encarece e intima;
   halla en tribunales gracia;
   la belleza es eficacia 1280
   que enamorando lastima;
   y, en fin, como nacen de ellas,
   los jueces templan cuidados;
   que no hay tales abogados
   como son lágrimas bellas. 1285
   Laura en la corte amparada,
   por huérfana socorrida,
   por hermosa pretendida,
   por discreta celebrada,
   casi espera en su favor 1290
   la sentencia contra mí.
   Pues ¿ para qué vine aquí,
   don Gómez, si su rigor
   dos veces me ha de querer
   mal ?   ¿ Por pobre y por contrario ? 1295
   La soberbia es de ordinario
   con riqueza en la mujer.
   Volverme quiero sin verla
   o, a lo menos, sin hablarla;
   que en vano pretendo amarla 1300
   si no espero poseerla.
   Hacienda en Italia heredo
   cuando me quiten su estado
   si no igual a un potentado,
   a lo menos con que puedo 1305
   vivir, sin necesitar
   de parientes caudalosos
   que, vengando aquí envidiosos,
   duplicaré mi pesar.
   Vénte, don Gómez, conmigo 1310
   a Italia, y verás en ella
   la provincia que mas bella
   honra a Europa. Por amigo
   te tengo; si obligaciones
   no te empeñan, sal de España. 1315
   Confiado me acompaña
   de que en todas ocasiones,
   como si fueras mi hermano,
   en fe de nuestra amistad,
   entrarás en la mitad 1320
   de mi hacienda.
PETRONILA:                        Fuera en vano
   satisfacer las mercedes
   que me obligan tu deudor
   con palabras, si es mejor
   el silencio. Desde hoy puedes 1325
   hacer experiencia en mí
   de obligaciones de esclavo;
   pero ni tu intento alabo,
   ni te has de ausentar de aquí.
   Prueba tu dicha primero, 1330
   informa de tu justicia;
   que ni pasión ni malicia
   en los jueces considero
   de esta corte. ¿ Qué escarmientos
   tu derecho han desmayado ? 1335
TOMASA:      Muera, pues pierde su estado
   con todos sus sacramentos
   --¡ pesia a tal !--vueseñoría.
   ¿ Qué mal nos ha de venir
   mayor, señor, que salir 1340
   vencidos a sangre fría ?
   Ame, informe, solicite,
   y venga lo que viniere.
CONDE:      Quien mal en Madrid me quiere,
   que esté en él no me permite. 1345
   Asiste el marqués Octavio
   en esta corte, enemigo
   de mi padre, que en castigo
   años ha de cierto agravio,
   mató al suyo, y le quitó 1350
   los estados que tenía.
   El marqués, que pretendía
   vengarse, aunque lo intentó,
   no pudo, desamparado
   de amigos y de caudal; 1355
   y viéndose desigual,
   de su patria desterrado,
   en esta corte pretende
   casar con Laura; y si sabe
   que aquí estoy, querrá que acabe 1360
   el hijo de quien le ofende,
   y a ser su competidor
   viene agora. No me ha visto
   jamás; pero si aquí asisto
   y publicando mi amor 1365
   a Laura, quién soy declaro,
   por fuerza he de despertar
   venganzas que ha de intentar
   como pudiere.
PETRONILA:                        Eso es claro.
CONDE:      Pues arriesgarme a perder 1370
   adonde ganar no puedo
   no es cordura. Si aquí quedo,
   por fuerza tengo de ver
   sentencias que me den penas,
   celos de competidores, 1375
   y desdenes vencedores
   de quien oye norabuenas
   ya del pretendido estado.
   Don Gómez, no hay tal remedio
   como poner tierra en medio. 1380
   Yo estoy ya determinado.
   Sígueme, y fía de mí
   cuanto agora te he ofrecido.
PETRONILA:      Yo soy tan agradecido....
   Vargas, déjanos aquí. 1385
TOMASA:      Déjote; allá dentro espero.

Vase TOMASA

PETRONILA:      Que os he, Conde, de pagar
   el darme tanto lugar
   en vuestras cosas, primero
   que nuestra corte dejéis. 1390
CONDE:      ¿ De qué suerte ?
PETRONILA:                         Oidmé agora.
   Laura, aunque os vea, ¿ no ignora
   quién sois, puesto que aquí estéis ?
CONDE:      Sí, don Gómez; que en Milán
   desde niña se crió, 1395
   y yo en Valencia del Po,
   cuyo derecho le dan.
PETRONILA:      Del mesmo modo, ese Octavio,
   por vuestro padre ofendido,
   ¿ no os conoce ?
CONDE:                        En eso he sido 1400
   venturoso.
PETRONILA:                     Un medio sabio,
   siendo eso así, os asegura
   el pleito desesperado
   que amenaza vuestro estado.
   Si en manos de la ventura 1405
   y mías dejáis poneros,
   no hay aquí que recelar.
CONDE:      Ya vuelve a resucitar
   mi esperanza sólo en veros;
   que no sé qué inclinación 1410
   oculta me pronostica
   dichas que me certifica
   vuestra mucha discreción.
   Desde que os vi, os quiero bien.
PETRONILA:      Pues Laura, conde, se emplea 1415
   en amarme, y no desea
   sino que en su favor den
   esta sentencia enfadosa
   para atropellar amantes
   en su pleito negociantes 1420
   y darme mano de esposa.
CONDE:      ¿ Qué decís ?
PETRONILA:                         Por orden suya
   estoy en Madrid cual veis.
   Como secreto guardéis,
   yo haré que esto se concluya 1425
   a vuestra satisfacción.
CONDE:      ¿ Que por orden suya estáis
   aquí ?
PETRONILA:      ¿ Pues eso dudáis ?
CONDE:      De vuestra disposición 1430
   y talle no es maravilla
   que Laura esté aficíonada.
PETRONILA:      Al cabo de su jornada,
   hizo noche en esa villa,
   que siendo española Atenas, 1435
   al Henares nombre da.
   Cursaba yo en Alcalá,
   más sus riberas amenas
   que sus escuelas famosas.
   Vi, la noche que llegó, 1440
   un Alba que se apeó
   entre jazmines y rosas,
   de una litera, al ocaso
   del más nombrado mesón.
   Mi estudiosa profesión 1445
   le salió cortés al paso.
   Acompañéla a una sala
   con otros que de mi edad
   honraban mi facultad.
   Iba vestido de gala; 1450
   supe quién era, a qué iba
   a la corte; regaléla,
   y tomando una vihuela,
   ya mi libertad cautiva,
   la entretuve hasta cenar. 1455
   Convidóme, y acepté;
   que estudiantes, ya se ve
   que no se hacen de rogar.
   Despedíme ya bien tarde
   y ella, toda cortesía, 1460
   mientras que me agradecía
   cumplimientos hizo alarde
   de vislumbres de afición.
   Madrugué por la mañana,
   no el alma de todo sana, 1465
   y, en fin, hasta Torrejón
   que quiso o no fui con ella
   en un caballo prestado.
   Dióme la litera lado
   y hallé, caminando, en ella 1470
   agrados sobre que hacer
   amorosos edificios;
   que amor empieza en indicios
   fáciles de conocer.
   Despedíme allí, y tornéme, 1475
   echando a la vuelta menos
   el alma, los ojos llenos
   de sentimiento. No teme
   el Amor que es estudiante.
   Como sin alma quedé, 1480
   cartapacios arrimé,
   graduándome de amante.
   Vine a Madrid, visitéla
   en la huerta donde vive;
   y amor, que alegre recibe 1485
   el huésped que le desvela,
   me ofreció apacible entrada.
   Díjela mi calidad,
   ponderé mi voluntad
   a servirla dedicada. 1490
   Mostró severo el semblante,
   reprendióme rigurosa
   y alterada--común cosa
   en todo amor principiante--
   fuése fulminando enojos; 1495
   puesto que aunque se ofendía,
   lo que la lengua decía,
   iban negando los ojos.
   Escribíla de Alcalá;
   no me quiso responder; 1500
   volvíla otra vez a ver
   y más apacible ya,
   me permitió visitarla
   como mis atrevimientos
   no explicasen pensamientos. 1505
   Prometí de no enojarla
   y callé; que en la más casta
   --como es la experiencia juez--
   si ha de querer, una vez
   que amor se lo diga hasta. 1510
   De Alcalá a Madrid partidas
   y vueltas daban alientos
   a amor; que como los cientos,
   todo es idas y venidas;
   pero nunca la decía 1515
   cosa que en mi amor tocase,
   con que, aunque disimulase,
   sentí yo que lo sentía;
   hasta que una vez pedí
   licencia para partirme 1520
   a Jaen, por escrirme
   mi padre esperarme allí
   mil de renta, y una dama
   para esposa. ¡ Aquí fue Troya !
   Que amor que el secreto apoya 1525
   con celos revienta en llama.
   No pudo disimular.
   Llenóme de descortés,
   aleve, ingrato; y después
   de media hora de llorar, 1530
   me amenazó, si la mano
   a otra que Laura no fuese
   daba, que me apercibiese
   a que la de algún villano
   me había de quitar la vida. 1535
   Con esto, y asegurarla
   que no más que por probarla,
   fingí mi falsa partida,
   quedé en su gracia de suerte
   que, amado y favorecido, 1540
   al punto que haya salido
   en favor suyo la suerte
   de la sentencia que espera,
   nos hemos de desposar
   y por Italia trocar 1545
   patria y profesión primera.
   Mándame andar recatado
   porque ocasiones desmienta
   de quien, amándola, intenta
   gozar en dote su estado. 1550
   Llegué, como suelo, ayer
   a verla, y mudé posada
   por temer que en la pasada
   han alcanzado a saber
   algo de lo que pretendo. 1555
   Apeástesos en ella
   y quiso mi buena estrella
   que vuestros méritos viendo
   y la merced que me hacéis,
   amigo y no opositor, 1560
   apadriné vuestro amor.
   Si celos de mí tenéis,
   perdedlos; que yo os prometo,
   a fe de hidalgo, de dar
   trazas que os han de ablandar 1565
   a Laura, por mi respeto.
   Y si con ella os desposo,
   que sí haré --fiáos de mí--
   veréis, conde, que hay aquí
   español tan generoso 1570
   como el monarca que a Apeles
   obligó, y más a la Fama,
   que afirma le dio su dama
   en premio de sus pinceles.
CONDE:      Don Gómez, no quiera Dios 1575
   que os haga yo tal agravio;
   no goce de Laura Octavio
   y lográos con ella vos.
   Vuestra gentileza es digna
   de su discreta elección. 1580
   Pagad su justa afición
   pues la suerte os es benigna.
PETRONILA:      Conde, o los dos nos partamos
   a Italia, o si sois mi amigo,
   callad y haced lo que os digo 1585
   y pues ya comunicamos
   las almas, sabed que aquí
   tengo prenda a quien le debo
   cierta obligación de nuevo
   que imposibilita en mí 1590
   casarme con Laura.
CONDE:                                 Elijo
   lo que me ha de estar tan bien.
   ¿ Que aquí tenéis dama ?
PETRONILA:                                 En quién
   por lo menos tengo un hijo.
CONDE:      ¡ Jesus ! ¿ Tan niño ?
PETRONILA:                                Ya están 1595
   examinados de padres
   niños, por conocer madres
   que fruto a los trece dan.
   Como la vida es tan corta,
   suple la naturaleza 1600
   defetos de su flaqueza,
   y plazas el tiempo acorta.
   Yo os he de casar en breve
   con Laura.
CONDE:                     Mucho intentáis.
   No podréis.
PETRONILA:                    Porque veáis 1605
   mi ingenio a lo que se atreve,
   escuchad esto que trazo.
   A Laura hemos de ir a ver
   agora, y ha de saber
   que está el conde Galeazo 1610
   con ella y que no sois vos,
   porque Octavio no os ofenda
   cuando vengarse pretenda.
CONDE:      Cosas proponéis, por Dios,
   extrañas.
PETRONILA:                       Soy estudiante. 1615
CONDE:      ¿ Quién ha de hacer a ese conde ?
PETRONILA:      En la posada se esconde.
CONDE:      ¿ Hay don Gómez semejante ?
PETRONILA:      No digáis a la condesa,
   la vez que a hablarla lleguéis, 1620
   que de nuestro amor tenéis
   noticia.
CONDE:                   Advertencia es ésa
   excusada.
PETRONILA:                      Pues venid,
   y echad a un lado recelos.
CONDE:      ¡ Ay, don Gómez de los cielos ! 1625
   Dios te me trujo a Madrid.

Vanse.   Salen don HERNANDO, de villano, y MANSILLA

MANSILLA:      Fui a Málaga a lo soldado,
   con las galas que me diste,
   a ver tu madre que, triste,
   por muerto te había llorado. 1630
   Pasé por Yepes y Ocaña,
   dos villas de donde el vino
   hace perder el camino,
   bodegas nobes de España.
   Hice noche en una aldea 1635
   donde un mesón labrador
   -que pudiera ser mejor--
   me alojó a la chimenea
   en un escaño del Cid.
   Sobre cena me pregunta 1640
   la familia que allí junta
   estaba, si iba a Madrid.
   Dije que sí, y que de Italia
   soldado viejo venía
   a la corte y pretendía 1645
   una conduta. La algalia
   que daba olor al vestido
   --porque esto se le pegó
   del ser tuyo-- me abonó,
   y yo en él desvanecido 1650
   hazañas cuento sin cuento
   que escuchaban abobados;
   porque yo, a fuer de soldados
   no vivo mientras no miento.
   Díjeles, entre otras cosas, 1655
   que saliendo a pecorea
   a la vista de una aldea
   --que las de allí son famosas--
   entré en una casería,
   y hallando el horno encendido, 1660
   porque no fui recibido
   con amor y cortesía
   al huésped y a su mujer
   metí dentro, donde asados,
   vengaron a mis soldados, 1665
   y nos dieron de comer;
   que saliendo al alboroto
   los vecinos del lugar,
   cuando me iba a acostar
   hallé mi eseuadrón que roto 1670
   a huír echaba, y que yo
   la cabeza derribé
   al primero, y ésta fue
   a dar a otra, y ésta dio
   en otra, y fue de manera 1675
   la cabezada española,
   que sin más golpe ella sola
   derribó toda una hilera.
   Creyeron esta aventura,
   y otras, que es nunca acabar, 1680
   mas que cuando en el altar
   las fiestas les echa el cura;
   porque chanzas de habladores,
   comedias de tramoyón,
   ensalmos y coplas, son 1685
   evangelios labradores.
   Estaba una villaneja
   oyendo entre los demás,
   tan carihermosa que atrás
   las amarilis se deja. 1690
   Fuéronse a acostar al cabo
   los viejos, y entre la loza
   fregatizando la moza
   con tal gracia --no la alabo
   cual merece-- se quedó, 1695
   que si el sol verla pudiera,
   para estropajo la diera
   su dorado moño. Yo,
   que la vi ensuciando espumas,
   llego por detrás quedito 1700
   y el sombrero que me quito
   la pongo con banda y plumas;
   y ella entonces, no peñasco
   pero algo requesón ya,
   respondiéndome, "Arre allí" 1705
   en un espejo, ya casco,
   se fue a mirar al candil
   y arrimando la sartén,
   dijo, "A ver si me está bien."
   El dimuño que es sotil, 1710
   hizo entónces de las suyas.
   Si Pedro yo de Urdemalas,
   y como extranjeras galas
   en bobas san aleluyas,
   tanto pudieron con ella, 1715
   que a los ecos de un "Marido
   tuyo soy"   --hechizo ha sido
   que encanta toda doncella--
   siendo tálamo el escaño,
   la chimenea madrina, 1720
   a vista de la cocina,
   hubimos año, buen año.
   Dueña, aunque no de su casa
   la moza, y ya yo su dueño,
   entró el sol antes que el sueño, 1725
   y caricuerda Tomasa,
   --que este apellido la dan--
   me conjuró que cumpliese
   mi promesa y que volviese,
   en saliendo capitán, 1730
   por ella; y a fe de hidalgo,
   que he de hacerla mi mujer,
   si bien esto no ha de ser
   mieéntras capitán no salgo.
HERNANDO:      Sí harás; que si yo, Mansilla, 1735
   esposo de Laura soy,
   y dote honrado te doy,
   tu palabra has de cumplilla.
   En fin, ¿ llegaste a mi casa ?
MANCILLA:      ¡ Ah ! Sí.   Olvidábame ya; 1740
   pero ¿ qué mucho, si está
   cosquillándome Tomasa ?
   Guardéte el mejor bocado
   para la postre. Este pliego
   te traigo, y en él te llego 1745
   a dar plácemes de grado,
   puesto que pesares tiene.
   Siete mil de renta heredas
   con que consolarte puedas.
HERNANDO:      ¿ Qué dices ?   Mas Laura viene. 1750
   Retirate.
MANSILLA:                      ¿ Para qué,
   si te has de partir al punto
   y la hermana del difunto
   te adora ?
HERNANDO:                    Retiraté.
MANSILLA:      ¿ No sabe que soy tu paje ? 1755
HERNANDO:      Sí; pero maliciarán
   los que aquí vienen y van
   si contigo en este traje
   me ven hablar; y no quiero
   dar ocasion a malicias. 1760
MANSILLA:      Pues prevénme las albricias
   que cuando anochezca espero.

Vase MANSILLA.   Don HERNANDO lee la carta

HERNANDO:      "Llevó el cielo a vuestro primo Don
   Jerónimo, con lastimoso sentimiento
   de cuantos conocieron su agradable y 1765
   malograda juventud, sucediendo vos
   en su mayorazgo, por cláusula que
   excluye a las mujeres y llama al varón
   más propincuo. Quisiera pagarle
   el amor que me tuvo y consolar su 1770
   hermana, haciéndola esposa vuestra.
   Su hermosura y mi gusto pienso que
   os dispondrán a lo que os está tan
   bien. Ella y yo os esperamos; y cuanto
   más os detuviéredes, más sentiremos 1775
   la falta suya y vuestra ausencia.
   El cielo os traiga con bien.
   Málaga, y abril 14 de 1626 años.
   --Vuestra madre, doña Ana de Zúñiga."

Sale LAURA, acabando de leer otra carta

LAURA:      "El cielo os me deje ver... y os prospere 1780
   muchos años. Vinaroz y marzo 29 de 1626.
   --El conde Pompeyo, vuestro tio."
   ¡ Don Hernando !
HERNANDO:                             ¡ Laura mía !
LAURA:      ¿ Jardinero y con papeles ?
HERNANDO:      El jardín, filosofía 1785
   de Amor, en estos planteles
   me da lición cada día.
   Letras estas flores son,
   donde mi asistencia alcanza
   paciencia en la dilación, 1790
   en el temor esperanza,
   y paz en la confusión.
   Este jardin es mi escuela
   donde cursando desvela
   el miedo imaginaciones; 1795
   sus lazos son mis renglones,
   y en sus cláusulas revela
   misterios mi amor. Sus hojas
   dan materia a mis cuidados,
   encendidos con las rojas, 1800
   si moradas, aliviados,
   si leonadas son congojas.
   Ya con las verdes espero;
   con las azules me abraso,
   con las amarillas muero, 1805
   casto con las blancas paso
   y con las pardas me altero.
   En las clicies me mejoro,
   con las venus me enamoro,
   presumo con los narcisos, 1810
   y hallando en todas avisos,
   sufro, espero, temo y lloro.
LAURA:      Voluntad contemplativa
   a sí misma se hará guerra.
   Pero ¿ cúya es la misiva ? 1815
HERNANDO:      Carta es, Laura, de mi tierra,
   que quiere Amor que reciba
   cuando vos del mismo modo
   leyendo salís, en muestra
   de que con vos me acomodo; 1820
   pues siendo, en fin, [maestra,]
   manda que os imite en todo.
   Pero en esa, prenda mía,
   según mostráis alegría
   repasando sus concetos, 1825
   os ponderarán discretos
   al autor que los envía.
   ¿ Mas que su ingenio aplaudís ?
   ¿ Mas que a su dueño estimáis ?
   ¿ Mas que su amor admitís ? 1830
   ¿ Mas que por él me olvidáis ?
   ¿ A desdeñarme venís ?
LAURA:      ¿ Mas que me habéis agraviado
   en pedirme adelantado
   los celos que estoy temiendo ? 1835
   Que no entra en casa riñendo
   quien no se siente culpado.
HERNANDO:      Troquémoslas pues.
LAURA:                                En ésta
   mostrar lo que os amo puedo,
   pues no ha de tener respuesta. 1840

Truécanlas

HERNANDO:      Y en ésta, que aunque heredo
   por ella, me es tan molesta
   esa cláusula postrera
   que a trueco de no cumplilla
   por no perderos, perdiera 1845
   la corona de Castilla
   cuando la del mundo fuera.

HERNANDO lee recio, y LAURA para sí

HERNANDO:      "La perezosa tardanza de las galeras
   de Nápoles, sobrina y señora mía me
   ha detenido en Valencia dos meses y 1850
   medio.   Ya, gracias a Dios, están en
   Vinaroz, y yo embarcado en su Almiranta.
   Llegó en ellas el conde Galeazo Malatesta,
   primogénito de vuestro opositor, y
   violento conde de vuestra Valencia del 1855
   Po.   Visitóme, dándome parte de sus deseos,
   que son reducir a paces amorosas pleitos
   prolijos. Su presencia, edad, discreción,
   y cortesia, además de ser vos prima hermana
   suya, si he de hablar desapasionadamente, 1860
   le hacen más merecedor de esposo, que de
   litigante vuestro. Propongo mi parecer; pero
   subordinado a la discreta elección de vuestra
   prudencia. El parte a veros con merecidas
   esperanzas, y yo a mi gobierno.   El cielo, 1865
   sobrina mía, os me deje ver sin pleitos y
   con sosiego en vuestro estado; que si tomáis
   mi consejo y es Galeazo vuestro esposo, no
   tardará mucho, etc. --El conde Pompeyo,
   vuestro tío." 1870
LAURA:      De aquí, Hernando, por la cuenta
   plácemes podré sacar,
   que envidiosa os llegue a dar
   de esta esposa y de esta renta.
   Vuestra madre cuerda os llama; 1875
   ya os espera vuestra prima;
   el mayorazgo es de estima,
   y obligatoria la dama
   por ser hermana del muerto,
   madre la casamentera, 1880
   vos su deudo, y yo extranjera.
   Aceptaréis el concierto.
   Gocéisos, señor, mil años.
HERNANDO:      Para matarme, uno sobra.
   Poned vos, Laura, por obra 1885
   consejos, cuando no engaños
   de Pompeyo vuestro tío,
   pues ya vuestro primo viene;
   que quien tal padrino tiene,
   vencerá el derecho mío. 1890
   Pleitos que son embarazo
   de la hacienda y la quietud,
   atajarlos es virtud;
   y más, siendo Galeazo,
   mozo gallardo, leído, 1895
   ilustre, discreto, amante,
   vos su sangre, yo ignorante,
   desdichado y presumido;
   que quien jardines cultiva
   donde malogra sudores 1900
   en yerbas que aunque dan flores,
   de fruto el tiempo las priva,
   cuando en estéril tributo
   pague desvelos de amor,
   llorará esperanza, flor 1905
   que nunca llegó a dar fruto.
   ¡ Qué mal el gozo se esconde
   que el corazón manifiesta !

Sale un CRIADO

CRIADO:      Galeazo Malatesta,
   señora, a quien llama conde 1910
   la gente que le acompaña
   entra a hablaros.

Vase el CRIADO

HERNANDO:                             Caminó
   con alas que Amor le dio
   y si vuela, no se engaña.
   El mismo sería el correo 1915
   de esa carta precursora.
LAURA:      Retírate, Herrando, agora;
   que pues con celos te veo.
   Yo te confirmo en mi amante;
   que los comprara te juro 1920
   por abonarte seguro,
   temerosa no há un instante.
   No receles, vuelve a verme;
   que yo le despediré
   brevemente.
HERNANDO:                     Pues ¿ podré, 1925
   hermosa Laura, atreverme
   a ausentarme, si experiencia
   qengo que ausencia y mujer... ?
LAURA:      De un rato ¿ qué hay que temer
HERNANDO:      Mucho; que, en fin, es ausencia. 1930
LAURA:      Pues estáte aquí.
HERNANDO:                              Sí haré;
   que hermosura combatida,
   a poca distancia olvida
   y apetece lo que ve.

Salen TOMASA, de conde a lo gracioso, y como criados suyos, el CONDE y PETRONILA

TOMASA:      'Selencia sea bien llegada. 1935
   Mande cubrirse 'selencia;
   que ya milencia lo está.
   Echóme el conde a galeras,
   mi padre, porque llegase
   a casarme con la priesa 1940
   que requiere esa hermosura,
   porque es muy linda 'selencia.
   De Génova me sacó
   la capitana o sargenta...
   ¿ Fue sargenta o capitana ? 1945
   Hola, don Gómez, ¿ cuál era ?
PETRONILA:      Sosiéguese vuesiría;
   que esta turbado.
TOMASA:                           Me prueba
   la tierra; pero ya caigo.
   Tengo la memoria tierna. 1950
   Vine en una galeaza,
   que sería mi parienta
   por lo Galeazo, en fin,
   y pasando el golfo en ella,
   comimos muy mal bizcocho. 1955
   Yo le prometo a 'selencia
   que en esto del bizcochar,
   son malas monjas galeras.
   Desembarqué en Vino-arroz.
PETRONILA:      Vinaroz se llama.
TOMASA:                           Bestia, 1960
   Vinaroz o Bindarraez,
   ¿ qué importa mudar dos letras ?
   Tomamos postas allí;
   que fue la invención máas fiera.
   'Selencia ¿ ha corrido postas ? 1965

Hablan aparte el CONDE y doña PETRONILA

CONDE:      Don Gómez, ¿ mas que nos echa
   a perder este ignorante ?
PETRONILA:      Dejalde decir simplezas;
   que todo esto importa al caso.
   vos veréis lo que aprovecha. 1970
LAURA:      (¿ Qué conde o qué bernardina         Aparte
   es éste ?   ¡ Cielos !)
HERNANDO:                            (Ya alegran      Aparte
   desmayos mis esperanzas,
   casi con recelos muertas.
   ¡ Discreto competidor 1975
   nos viene !)
TOMASA:                     Cincuenta leguas
   en tres dias y a la posta,
   postillas aposta engendran
   en las partes posteriores;
   que unas con otras apuestan 1980
   a hacer pistos o ser pastas
   según blandas se me apestan.
   En fin, ambos acerillos,
   si no papandujas, brevas,
   anoche al cantar los gallos, 1985
   llegaron cual digan dueñas;
   y yo con la intercesión
   del buen tío de 'selencia,
   que se embarcó en mi lugar,
   y con cartas me encomienda 1990
   a 'selencia, madrugamos
   esta tarde; y no viniera
   en verdad hasta mañana,
   a no soñar en 'selencia
   porque ya las dichas postas 1995
   pienso que anuncian viruelas
   y están malas hacia abajo
   con llamarme Malatesta.
LAURA:      Hiciera vueseñoria
   una cosa muy discreta 2000
   en tardarse allá dos años...
   digo, dos días. (Me pega          Aparte
   el mal de sus necedades,
   y por necio, le hablo necia.
   No sé lo que le responda.) 2005
TOMASA:      Mis baules, que ya llegan,
   a 'selencia le darán
   dos celemines de perlas
   medidas por estas manos.
LAURA:      La medida es como vuestra, 2010
   señor conde.
TOMASA:                      Y pienso yo
   que si se miran y piensan,
   darán mucho que pensar
   a pensamientos.
LAURA:                        (¡ Qué bestia !           Aparte
   ¡ Piensos todo y celemines ! 2015
   Miren con quién me desea
   casar el conde mi tío !
   En verdad que salen ciertas
   las partes de que le abona,
   discreción, cara y presencia ! 2020
   Debió de ser ironía.)
TOMASA:      Tráigola más una piedra,
   para todo mal de hijada.
   ¡ Cosa admirable ! 'Selencia
   ¿ es tocada de este achaque ? 2025

Hablan aparte el CONDE y doña PETRONILA

CONDE:      Don Gómez, vuestra condesa
   está con razón corrida;
   y puesto que os mira tierna,
   señal de lo bien que os quiere,
   siento mucho el ofenderla. 2030
   Saquemos de aquí este loco.
PETRONILA:      Callad, conde, y no os dé pena.

A don HERNANDO

TOMASA:      ¿ Sois vos el que legumbriza
   lo crítico de esta huerta ?
HERNANDO:      Yo su jardinero soy. 2035
TOMASA:      ¿ Hay noria ?
HERNANDO:                     Sin macho en ella;
   mas ya no nos hace falta.
TOMASA:      Pues mirad.   Aunque más vueltas
   deis al rededor vos y él,
   sabed que tengo experiencia; 2040
   que es necedad, porque saca
   agua que para otros riega
   y él, a escuras y sediento,
   acaba donde comienza.
   No seáis macho, no seáis macho. 2045
   Cogedme unas berengenas
   que en Italia no se comen,
   y vengo muerto por ellas.
   Daréiselas a este paje.

Señalando a doña PETRONILA

   Miralde bien, y haced cuenta 2050
   Que es mi paje, y que mi paje
   Basta que mi paje sea.
LAURA:      (Este hombre es loco, señores.)   Aparte

Sale MANSILLA

MANSILLA:      El marqués Octavio espera
   que vuexcelencia le dé 2055
   lugar para entrar a verla.
TOMASA:      (¡ Ah, traidor !   Ya te cogí.)           Aparte

A MANSILLA

   Esperáos; hola.   ¿ 'Selencia
   tiene este hombre en su servicio ?
LAURA:      A casa acude.
TOMASA:                       Pues venga 2060
   muchas veces a la mía.
   Tomad aquesta cadena;

Dásela

   que os la doy porque sois cosa
   de 'selencia la condesa.
MANSILLA:      Y déme a mí a pies juntillas 2065
   vuesiría, vuesa alteza,
   'celsitud, paternidad,
   tú, vos, él, o reverencia,
   el par sin par de esas patas.
TOMASA:      ¿ Llamáisos ?
MANSILLA:                      Mansilla.
TOMASA:                                Oveja 2070
   golosa, y mansa, Mansilla,
   mama a su madre y la ajena.
   Algo me oleis a mamón.
   Idme a ver cuando anochezca;
   y vos, jardinero hermano, 2075
   siempre que mi paje os vea,
   dadle gusto y regaladle,
   y corra esto por mi cuenta.
   Y pues la aguardan visitas,
   quédese con Dios 'selencia 2080
   qe yo la veré mañana,
   o esotro, o cuando Dios quiera.

Vanse doña PETRONILA, el CONDE y TOMASA

LAURA:      ¿ Qué os parece el desposado,
   Hernando ?

Con ironía

HERNANDO:                   Que en competencia
   de tal gracia y discreción 2085
   ya los celos me hacen guerra.
LAURA:      ¡ No me la hicieran a mí
   más los que de vuestra tierra,
   con mayorazgos y primas,
   os sacan de mi obediencia ! 2090
HERNANDO:      El alma sí, mi amor no.
   Id, que el marqués os espera
   y, ojalá, condesa mía,
   que como el conde os parezca !

Vase LAURA

MANSILLA:      ¿ Conde es éste ?
HERNANDO:                          Y condenado. 2095
MANSILLA:      Dirás a bobuna eterna.
HERNANDO:      ¿ En qué lo echaste de ver ?
MANSILLA:      En que me dio la cadena.
  


ACTO TERCERO

Salen doña PETR0NILA, de hombre, y LAURA

PETRONILA:      Que os engañais os prometo.
LAURA:      No me persuadáis a mí 2100
   contra lo que escuché vi;
   que es vuestro conde discreto.
PETRONILA:      Milagros de esa hemosura
   ¿ a quién no han de hacer turbar ?
LAURA:      Ni de mi osaré fiar, 2105
   don Gómez, esa ventura,
   ni Amor, que al principio empieza
   a acreditarse turbado
   --porque en todo enamorado
   la repentina belleza 2110
   reduce a la vista el alma--
   después que vuelve advertido
   a su lugar el sentido
   que estaba, viéndoos, sin calma,
   deja cuerdo de enmendar 2115
   la primera turbación;
   que Amor, todo discreción,
   sabe ver y sabe hablar;
   mas vuestro conde, en desprecio
   de quien ya le estima en poco, 2120
   entró a visítame loco
   y salió, de verme, necio.
PETRONILA:      Los que en su casa asistimos
   y con él comunicamos,
   su discreción admiramos 2125
   y su donaire aplaudimos.
   Ni su padre os te enviara,
   ni Pompeyo intercediera
   a que vuestro esposo fuera
   si, como decís, le hallara 2130
   sin partes para agradaros
   y amor para pretenderos.
   Turbóse llegando a veros,
   ocupóse en contemplaros,
   y como el alma dirige 2135
   la lengua, y ésta olvidó
   su accion vital cuando os vio,
   ¿ qué mucho, si no la rige
   quien la fía sus concetos;
   que en ellos hiciese pausa, 2140
   y mientras duró la causa,
   le turbasen sus efetos ?
   El volverá sobre sí
   la segunda vez que os vea.
LAURA:      Plegue á Dios que tarde sea ! 2145
PETRONILA:      Algo tenéis vos aquí
   que os duele más, mi señora,
   que el conde.
LAURA:                       Examinador,
   por lo rapaz hablador,
   ¿ quién os mete en eso ?
PETRONILA:                                 Adora 2150
   quien sirve, lo que su dueño;
   y como tiran sus gajes
   sus gentil hombres y pajes,
   estoy en el mismo empeño
   que el señor, que os quiere bien; 2155
   y en fe que en celos se abrasa,
   los que estamos en su casa
   tenemos celos también.
   Pero, pues os doy enfado,
   voyme. Adiós.
LAURA:                        Volved acá. 2160
PETRONILA:      Si el conde en desgracia está
   con vos, y soy su criado,
   participaré desvelos
   de su vana pretensión.
LAURA:      Si por participación 2165
   tenéis voluntad y celos,
   bien me debéis de querer.
PETRONILA:      Amor en los semejantes
   es mal de participantes.
   ¡ Pudiera yo merecer 2170
   igualaros !
LAURA:                        ¿ Hay tal paje ?
PETRONILA:      Tuviera yo calidad
   digna de vuestra beldad
   en hacienda y en linaje;
   que entónces... No digo nada. 2175
   Adiós, que me vuelvo loco.
LAURA:      No os vais.   Esperáos un poco
PETRONILA:      Quien de mi señor se enfada,
   no es razón, siéndole fiel,
   que en desprecio de los dos, 2180
   me detenga.
LAURA:                     Trocad vos
   talle y ingenio con él,
   y podrá ser que le estiine.
PETRONILA:      Pues ¿ qué le falta a mi dueño ?
LAURA:      Lo que a una imaged de leño.. 2185
   espíritu que le anime.
PETRONILA:      Si a vuestro cargo se toma
   su amor, en él os mudad,
   y veréis mi voluntad.
PETRONILA:      Bien se está San Pedro en Roma. 2190
LAURA:      Pues si vos que le servís,
   y tan fiel os me mostráis,
   aun de palabra dudáis
   el trueco que resistís,
   ¿ por qué me culpáis de ingrata 2195
   cuando audiencia no le doy,
   ni le amo, siendo quien soy,
   y vos quien le asiste y trata ?
PETRONILA:      Ahora bien; dadme licencia
   de que me transforme en él 2200
   y represente el papel
   del dicho conde en su ausencia.
   Veréis la mucha razón
   que me obliga a no trocar
   sujetos que han de aumentar 2205
   los grados de su pasión.
LAURA:      Vaya, que gusto de oíros,
   y el sitio alegre convida
   a burla con que despida
   soledades y suspiros. 2210
PETRONILA:      ¿ Ya soy el conde, en efeto ?
LAURA:      Por tal el talle os abona;
   que aunque en tercera persona,
   deseo verle discreto.

Como que llega con el sombrero en la mano

PETRONILA:      Vaya pues. Pleitos parientes, 2215
   Por serlo, más peligrosos,
   Prima y señora, amorosos,
   a atajar inconvenientes,
   de Milán me traen a España
   de mi padre persuadido 2220
   que Amor, que tercero ha sido
   de quien con él se acompaña,
   pudiera facilitarlos
   a no llegar a impedirlos
   celos, que antes de admitirlos 2225
   me ocasionan a llorarlos.
   Temeros grata al marqués
   Octavio, mi opositor
   y el enemigo mayor
   de mi padre, la causa es 2230
   de venir disimulado
   en el traje que me esconde,
   y que el verdadero conde
   del fingido sea criado.
   De mí mismo presumido 2235
   tan gallardo me fingí
   que en viéndoos, me prometí
   ser luego de vos querido,
   y que vuestra libertad
   de ninguno conquistada 2240
   para mí solo guardada
   me rindiera su beldad.
   Mas como en Madrid Amor,
   universal mercader,
   todo es comprar y vender 2245
   siendo el gusto corredor;
   viendo lo que el vuestro precia
   disfraces, sé, Laura hermosa,
   que no hay hermosura ociosa
   ni presunción sin ser necia. 2250
   No es el amante primero
   que cuadros y engaños traza
   quien esperanzas disfraza
   en sombras de jardinero,
   pero tampoco serán 2255
   éstas las primeras flores
   que a engaños lisonjeadores
   ocasión y amparo dan...
   Fácil mostraros pudiera
   si secretos revelara, 2260
   dama que os desengañara
   y a olvidos os persuadiera;
   que en la casa donde vivo
   llora cierta doña Inés
   de un don Hernaudo Cortés 2265
   traiciones, que os apercibo
   para que os den escarmientos.
   Pues en Málaga engañada,
   cuando adquirida olvidada,
   a ejecutar juramentos 2270
   viene de quien, incapaz
   del bien que el amor encierra,
   huyó a Italia, y por la guerra
   trocó promesas de paz.
   Petronila hay en Sevilla, 2275
   que de su honor acreedora
   los mismos engaños llora;
   puesto que con escribilla
   que con ella ha de casarse
   en añadiendo a su hacienda 2280
   la cruz que espera encomienda,
   puede ausente consolarse.
   Hablen cartas; que estas dos

Dale una

   de Italia a su madre escritas,
   aunque son quebradas ditas, 2285
   serán desengaño en vos.
   Esta escribió de Madrid,

Dale la otra

   recién llegado, leedlas.
   Si estáis celosa, rompedlas;
   pero si cuerda, advertid 2290
   quien sois y en lo que os estima
   quien, aunque con vos pleitea,
   no ya por dueño os desea,
   pero os guarda comer a prima
   y ha de vengar vuestro agravio, 2295
   cuando a Valencia del Po
   me quiten; que pienso yo
   si sabe el marqués Octavio
   --que sí sabrá, pues a hablarle
   voy, puesto que os favorece-- 2300
   que os ama quien no os merece,
   que en mi favor he de hallarle.
   El hará que la sentencia
   que esperáis, salga por mí;
   mas pues a vos os perdí, 2305
   ¿ qué importa pierda a Valencia ?
   Gozad vuestro disfrazado,
   que siembra afrentas en flores,
   y haced a un hombre favores
   con dos mujeres casado; 2310
   que con volverme a Milán
   y avisar a vuestro tío
   vuestro amante desvarío,
   justas disculpas tendrán
   desprecios que sólo en vos 2315
   malograron mi esperanza.
   Mas vos me daréis venganza.
   ¡ Postas, hola ! Prima, adiós.

Quiere irse

LAURA:      Espera, escucha. --¿ Hay quimeras
   semejantes ? --Primo, conde, 2320
   don Gómez, oye y responde
   si éstas son burlas o veras.
   Tan a lo vivo te enojas,
   de tal modo persÜades
   que con mentiras verdades 2325
   si me alegras, me congojas.
   Secretos me has revelado
   que si mi primo no fueras
   nuuca saberlos pudieras.
   ¿ Quién eres, ó quién te ha dado 2330
   tan larga cuenta de mí ?
   ¿ ué deseos hechiceros,
   entre engaños jardineros,
   te hicieran curioso ansí ?
   Si desde Milán veniste, 2335
   ¿ cómo a Málaga llegaste ?
   ¿ Qué oráculos consultaste
   que de Sevilla supiste
   los agravios que imaginas,
   los celos con que me ofendes, 2340
   las penas con que me enciendes
   con Ineses y sobrinas ?
   ¿ Quién en la corte tan presto
   te enseñó esa doña Inés ?
   De don Hernando Cortés 2345
   ¿ quién te ha informado ? ¿ Qué es esto ?
   ¡ Cielos !   No puedo negarte
   ser ésta su firma y letra;
   pero quien tanto penetra,
   o se aprovecha del arte 2350
   ilícita, o mi rigor
   amante intenta vencer,
   porque sólo puede hacer
   tanta diligencia Amor.
   ¿ Eres el conde mi primo ? 2355
   Sí dices, pues estás mudo.
   Ya me alegra lo que dudo;
   por tal tu presencia estimo;
   tu talle me desengaña,
   tu gentileza me obliga. 2360
   Basta que el alma lo diga.
   Quien vino por verme a España,
   quien averiguó discreto
   traiciones que, disfrazadas,
   fueron hasta aquí estimadas 2365
   y ya aborrecer prometo,
   digno es de correspondencia
   igual. Don Hernando, en fin,
   lo que sembró en el jardín
   cogerá.   Tenga paciencia 2370
   si cauteloso y astuto
   le ofenden mis desengaños;
   que bien es, quien siembra engaños
   que en desprecios coja el fruto.
   Sácame ya de estas dudas. 2375
   Dime si mi primo eres.
PETRONILA:      Seré lo que tú quisieres
   si en amor desdenes mudas.
   Yo soy el conde Galeazo,
   que en tu vista me deleito. 2380
LAURA:      Pues, conde, acabóse el pleito.
   La sentencia es este abrazo.

Abrázale

   El don Hernando Cortés
   murió. No puede igualarte.
PETRONILA:      Pues hoy ha de visitarte 2385
   su ofendida doña Inés
   para que presente veas
   quien ausente desatina.
   Y la andaluza sobrina
   también, si hablarla deseas. 2390
   Está en la corte.
LAURA:                             ¿ Qué dices ?
PETRONILA:      Esta tarde la verás.
LAURA:      A ti te quiero, y no más.
PETRONILA:      Penas han sido felices
   las que he pasada hasta aquí 2395
   pues ansí lealtades pagas.
LAURA:      Porque desde hoy satisfagas
   agravios, haz, prueba en mí
   de lo mucho que te quiero.
PETRONILA:      El jardinero nos mira. 2400
LAURA:      Pues, un rato te retira;
   que yo le haré al jardinero
   que no engañe, sencilleces
   extranjeras.
PETRONILA:                      Voyme pues.
LAURA:      ¿ Volverás ?
PETRONILA:                    Con doña Inés. 2405
LAURA:      ¿ Y sin ella ?
PETRONILA:                      Muchas veces.

Vase doña PETRONILA.   Sale don HERNANDO

HERNANDO:      Dilaciones, mi condesa,
   que esperanzas marchitando...
LAURA:      ¡ Basta, basta, don Hernando !
   De conoceros me pesa. 2410
   Estos papeles mirad

Dáselos

   y obligaciones cumplid;
   que aunque es confusión Madrid,
   tiene mucha claridad
   su cielo, con que da luz 2415
   a engaños y deslealtades.
   Empeños y voluntades,
   caballero y andaluz,
   no son pleitos de acreedores
   que se dejan a herederos; 2420
   basta que deban dineros
   y no paguen los señores,
   sin que deban la opinión
   engañada por sencilla.
   En Málaga y en Sevilla 2425
   --será en su contratación--
   tenéis vuestros intereses
   y es bien los correspondáis
   si mercader no quebráis
   con Petronilas e Ineses 2430
   cuyas esperanzas secas,
   aunque aquí las cultivéis,
   se quejan de que las deis
   engaños por hipotecas.
   Mirad que se cumple el plazo 2435
   que a estas deudas corresponde
   y que está en Madrid un conde
   que es mi primo y es Galeazo,
   y llevará mal el veros
   aquí desluciendo oficios; 2440
   que dicen mal artificios
   que suelen dejar dineros.
   Escoged entre las dos
   la más hermosa, y salid
   de esta huerta y de Madrid, 2445
   o haréos yo salir. Adiós.

Vase la condesa LAURA

HERNANDO:      ¿ Qué es esto, Laura ?   ¿ Qué es esto,
   condesa, señora mía ?
   ¡ El pesar del alegría
   tan cerca, cielos, tan presto ! 2450
   Mas quien su esperanza ha puesto
   en yerbas que no dan fruto,
   ¿ qué mucho cobre tributo
   en flor que fácil se pierde,
   viva a la mañana y verde, 2455
   muerta a la noche y con luto ?
   ¿ Qué Ineses, si ya casada
   la que adoré me dejó ?
   ¿ Qué Petronilas, si yo,
   Laura, el alma os tengo dada ? 2460
   Dióme en Sevilla posada
   mi primo; mas si no vi
   su hija, ¿ en qué la ofendí ?
   ¿ Es la voluntad moneda
   con que paga el que se hospeda 2465
   regalos ? Diréis que sí.
   Míos los papeles son,
   con que Laura me lastima.
   Escribiólos a mi prima
   no mi amor, mi obligación. 2470
   Rigurosa ejecución,
   ¿ en palabras haces prenda ?
   Trueque Amor, contrate y venda
   si al interés se avasalla;
   mas no me obligue a compralla 2475
   ausente y sin ver, la hacienda.
   ¿ Quién os pudo a Laura dar,
   papeles ?   ¿ Mis enemigos ?
   ¿ Quién en la corte testigos
   os hizo de mi pesar ? 2480
   Celos por averiguar
   infiernos son, que no celos.
   O moriré, o sacarélos
   en limpio y sabré mis daños;
   Que mas valen desengaños 2485
   que morir entre recelos.

Quiere irse don HERNANDO, y le detiene doña PETRONILA, vestida de hombre, al salir

PETRONILA:      Don Hernando, cierta dama
   que en casa del conde vive,
   y este papel os escribe,
   sobrina vuestra se llama. 2490

Dale un papel

   No sé yo cómo ha sabido
   que aquí vives disfrazado.
   Amor, que es todo cuidado,
   vuestro fiscal habrá sido.
   Vedla; que corre su honor 2495
   riesgo agora manifiesto,
   y por lo que os toca en esto
   debéis hacerla favor.
   La calle de la Gorguera,
   enfrente San Sebastián 2500
   buscad; que en ella os dirán
   su casa, y ved que os espera;
   pues si, como dice, es
   sobrina vuestra, y no vais,
   aunque Cortés os llamáis, 2505
   no os tendrémos por cortés.

Vase doña PETRONILA

HERNANDO:      Alto, a ejecutar papeles,
   que a su madre la escribí,
   mis penas la traen aquí
   ya con celos más crÜeles. 2510
   Habrále a Laura vendido
   quimeras y obligaciones,
   que en sus imaginaciones
   engendran desdén y olvido.
   Mas; ¿ a Madrid de Sevilla 2515
   una mujer principal,
   sin verme, haciendo caudal
   solamente de escribilla ?
   ¿ Y en casa del conde ? ¡ Cielos !
   ¿ Tan presto se han conocido ? 2520
   Pero si el conde ha sabido
   mi disfraz, y tiene celos,
   no es mucho, Amor, que procures
   que mi esperanza destrocen;
   que en viéndose se conocen 2525
   los celosos y tahures.
   Sepamos qué determina
   de mí, o qué puede quererme
   quien me ejecuta sin verme.
   ¡ Válgate Dios por sobrina ! 2530

Lee

   "La tempestad e inclemencia
   del cielo, en la patria mía
   hacienda y madre en un día
   me quitó, no la paciencia.
   Solo tengo por herencia 2535
   palabras que por escrito
   en vuestra sangre acredito;
   mas podréísme responder
   que del decir al hacer,
   don Hernando, hay infinito. 2540
   No os quiero yo limitar
   gustos que hacen dizfraros,
   sólo con veros y hablaros
   penas pretendo aliviar.
   Mucho tenemos que hablar, 2545
   y mucho más de vos fío.
   Duélaos el destierro mío
   y vedme, que es importante.
   Si no queréis como amante,
   a lo menos como tío." 2550
   ¡ Bien mi dicha se restaura
   con sobrina sin hacienda
   que, desterrada, pretenda
   hacer competencia á Laura !
   ¡ Y bien a su amor me obliga, 2555
   solicitando rigores
   de quien esperanzas flores
   con menosprecio castiga !
   Con Laura me ha descompuesto,
   doña Petronila, en fin. 2560
   Su desden secó el jardín
   que mi amor había dispuesto.
   Bien podré satisfacerla,
   aunque renuncie disfraces
   --que celos paran en paces-- 2565
   y más haciendo que a verla
   vaya su competidora;
   mas ¿ cómo podré después,
   celosa de doña Inés
   siempre mi perseguidora, 2570
   desmentir tantas sospechas ?
   ¿ O cómo pudo saber
   Laura de esta mujer,
   y de memorias deshechas
   fabricar enojos tales ? 2575
   Mas también habrá venido
   a Madrid, porque el sentido
   me quiten juntos mis males.
   Dejemos trasformaciones
   que tan mal se me han logrado, 2580
   y ya mi amor declarado
   aliente sus pretensiones.
   Veamos esta sobrina
   que solicita mis daños;
   pagaréla en desengaños 2585
   el mal que a hacerme se inclina,
   y a Laura reduciré
   a que averiguando enojos,
   vuelva mi paz a sus ojos;
   que si me ama, bien podré. 2590
   A Mansilla buscar quiero
   para mudar de vestido.
   Esta vez no habéis salido,
   Amor, diestro jardinero.

Vase don HERNANDO.   Salen TOMASA, de labradora rebozada con la toca, y MANSILLA

TOMASA:      Déjeme lavar mi ropa, 2595
   Le digo, y hágase allá.
MANSILLA:      Vuelve la fachada acá
   y no mires por la popa.
   Advierte que me destilas
   el alma y el corazón. 2600
   ¡ Bien haya quien el jabón
   hizo e inventó las pilas !
   ¡ Bendito sea el regidor
   que entre floridos matices
   condujo jabonatrices 2605
   para que se lave Amor !
   Ni sus salas ni planteles,
   cuadros, estatuas, pinturas,
   grutescos, arquitecturas,
   rejas, balcones, canceles 2610
   se igualan a la invención
   que en tanta pila dilata
   brazos fregones de plata
   entre ninfas de vellón.
   ¡ No me hiciera a mí poeta 2615
   el dios rubio, todo cara !
   Panegíricos cantara
   a la invención arquiteta
   de Juan Fernandez, que aquí
   refugio de mantellinas, 2620
   labró pilas cristalinas.
   ¡ Vive Dios, que cuando vi
   gorronas en letanía,
   pilones en procesión,
   sudando espuma el jabón 2625
   entre sucia trapería,
   que a fuer de disciplinantes,
   con los golpazos que daban,
   la pobre ropa llagaban
   y a ti entre tus semejantes 2630
   cerniendo jabonaduras,
   y amasando camisones,
   que dije, "Si aqui te pones,
   Amor, no andarás a escuras;
   que dando ojos por despojos, 2635
   aquí, por lavar aprisa,
   la mas flamante camisa
   sale, rota, un Argos de ojos."
   Ea, destapa la boca,
   brilladora lavatriz. 2640
   No se atreva a la nariz
   la descomedida toca.
   Mira que me estás torciendo
   el alma como pañal.
TOMASA:      No lo sabe decir mal 2645
   el lacayazo.
MANSILLA:                      Ya entiendo.
   Turrón quieres.
TOMASA:                           El picaño
   debe soñarse en la aldea,
   huésped de una chimenea
   y adúltero de un escaño. 2650
MANSILLA:      ¡ Zape ! Astróloga acusanta,
   ¿ quién de escaños te informó ?
   Que si la espetera no,
   por Dios, que eres nigromanta.
   ¿ Quién el soplo vivo fue 2655
   de este caso ?
TOMASA:                        La noticia
   que tiene de él la justicia
   a quien aviso daré
   de que siendo un ganapán
   con alquilados vestidos 2660
   y cuentos no sucedidos,
   se vende por capitán
   y labradoras engaña
   con plumitas y sombrero.
   Todo se sabe, chancero. 2665
   Parientes tengo en Ocaña.
   Tras él vino con su padre
   la del escaño; y en otro
   cantará que llaman potro,
   a las tres ánades madre 2670
   --si nones decir espera--
   el que de una cuchillada
   sabe dar tal cabezada,
   que hilvana toda una hilera.
   Pues , míreme aquesta cara, 2675

Destápase

MANSILLA:      ¡ Tomasa del alma mía !
   ¿ Tú en Madrid ?
TOMASA:                        ¿ Pues qué quería ?
   ¿ Que la gineta aguardara,
   que en almohaza ha trocado ?
   Aquí en busca suya estoy. 2680
MANSILLA:      Los brazos y alma te doy.
   ¿ Quién tan presto te ha enseñado
   a hablar sacudidamente ?
TOMASA:      Pues yo ¿ cuándo muda he sido ?
MANSILLA:      Mujer muda no la ha habido; 2685
   mas labradora inocente,
   ¿ en Madrid deja su casa
   y fullera jaboniza ?
TOMASA:      Ansí el Amor se desliza.
   Quedando cual vio, Tomasa 2690
   y sabiendo padre el caso,
   ¿ qué tenía que esperar ?
   Sirvo en aqueste lugar
   a una dama, toda raso,
   y no ha de verme mi aldea 2695
   mientras que no desengaño...
MANSILLA:      Querrás decir al escaño
   y madrina chimenea.
TOMASA:      ...que vuelvo con mi marido.
MANSILLA:      Si quieres, presto será. 2700
   ¿ Dónde vives ?
TOMASA:                        Cerca está.
   Aunque el sitio es escondido
   yo me le sabré buscar
   cuando le haya menester;
   que agora no puede ser. 2705
MANSILLA:      ¿ Pues por qué ?
TOMASA:                        Es nunca acabar.
   No me ronde lavanderas,
   ni pilas atisbe, ¿ entiende ?
   Si es que anochecer pretende
   con las costillas enteras. 2710
   Si no por aquí se esté,
   sabrá después lo que pasa.
MANSILLA:      ¿ Qué garatusas, Tomasa,
   son éstas ?
TOMASA:                    Se las diré
   cuando importe.

Sale un CRIADO

CRIADO:                            Don Hernando 2715
   en la posada os espera.
MANSILLA:      ¿ Tenemos nueva quimera ?
CRIADO:      Sayales va renunciando
   y viste a lo caballero.
MANSILLA:      Celuchos deben de ser. 2720

A TOMASA

   ¿ Me vendrás mañana a ver ?
TOMASA:      A las dos.
MANSILLA:                     Mucho te quiero;
   pero viendo que tu casa
   me ocultas, celos me das.
   Niña en un lugar estás 2725
   donde por todo se pasa.
   No pase todo por ti.
TOMASA:      Ni por él, dándome enojos.
   Ponga dieta en los ojos
   o acordaráse de mí. 2730

Vanse todos.   Salen doña PETRONILA, de mujer y tapada con el manto, y el CONDE Galeazo

PETRONILA:      Ya sabrá vueseñoría
   quién soy.
CONDE:                   Aunque no me atrevo
   a pedir que os descubráis,
   en fe que no la merezco,
   ya, mi señora, me ha dicho 2735
   obligaciones y empleos
   don Gómez, que me aseguran
   de competencias y celos.
   Sé que doña Petronila
   sois, con prendas de por medio 2740
   que obligan a que os adore
   quien os confiesa por dueño.
   Pidióme que os aguardase
   aquí; que como le tengo
   por tan mi amigo, se ocupa 2745
   en dar traza a mis remedios.
   Si por serlo suyo yo,
   agora obligaros puedo
   a que despojando estorbos,
   ya que os hablo, pueda veros. 2750
   La misma seguridad
   y llaneza en mí os ofrezco
   que en don Gómez, vuestro amante;
   pero si no gustáis de esto,
   no pretendo yo enojaros. 2755
PETRONILA:      Vuestro término discreto
   más tiene fuerza de leyes,
   conde ilustre, que de ruegos;
   mas hoy no puedo serviros.
   Deslucen mucho desvelos 2760
   y cáusamelos don Gómez.
   Con tantos divertimientos
   desacreditó su gusto;
   y si el rostro agora os muestro,
   juzgaréisele, estragado, 2765
   que no vengo de provecho.
   Otro día os serviré.
CONDE:      Yo, mi señora, os prometo
   que si por la muestra saco
   lo que me encubre ese velo, 2770
   que a don Gómez tengo envidia
   porque el donaire y despejo,
   la discreción y el agrado
   que apoyan lo que no veo,
   es tal...
PETRONILA:                   Basta, señor conde. 2775

Muestra una mano sin guante

CONDE:      Esa mano que respeto
   por lo grave y por lo hermoso,
   proporcionado instrumento
   de la cara que adivino,
   asegura los recelos 2780
   que fingís, porque el criado
   nunca se aventaja al dueño.
   ¿ Había naturaleza,
   sabia siempre en sus efetos,
   de deshermanar la cara 2785
   de tan bella mano y cuerpo ?
   No, señora, no es posible.
   Perdonadme si os desmiento;
   que un mentís en tales casos
   servicio es más que desprecio. 2790
PETRONILA:      Yo le estimo por favor,
   y ¡ ojalá me hiciera el cielo
   como vos me imagináis,
   pincel vuestro pensamiento !
   Compitiera más segura 2795
   con la condesa, a quien temo
   las ventajas que la envidio
   y gracias que la concedo.
   Sólo en la desigualdad
   de su amar culparla puedo; 2800
   pues condesas y estudiantes
   desproporcionan sujetos.
   ¿ Cuánto mejor le estuvieran,
   a no pintarse Amor ciego,
   las prendas que en vos ignora, 2805
   conde, galán y su deudo ?
   Las mujeres, en fin, somos
   esfera de los defetos;
   como tales elegimos
   gustos, no merecimientos. 2810
   ¡ Plegue á Dios que mienta yo
   y que don Gómez, tercero,
   tan cerca de los peligros,
   no venga a anegarse en ellos !
CONDE:      En esa parte, señora, 2815
   perdonadme; que le precio
   más que vos, pues de él confío
   lo que en vos dudoso veo.
PETRONILA:      Estoy celosa.
CONDE:                      Yo y todo;
   mas hay dos suertes de celos, 2820
   unas nobles y otros no;
   y si de Laura los tengo,
   en don Gómez los alivio.
   Español y caballero,
   sabio por la profesión 2825
   y por la experiencia cuerdo,
   ni faltará a mi amistad,
   ni despreciará el empeño
   con que amor os eslabona,
   de los dos hermoso enjerto. 2830
PETRONILA:      ¿ Luego díjoos... ?
CONDE:                        Ya me ha dicho
   que es bisagra un ángel tierno
   de vuestras dos voluntades;
   que entre él y mí no hay secretos.

Sale ROBERTO, y habla aparte al CONDE

ROBERTO:      Vargas me envía a avisar 2835
   a vueseñoría que luego
   se llegue a la huerta dicha
   de Juan Fernández; que el pleito
   salió ya en favor de Laura,
   y hay muchas cosas de nuevo 2840
   que en el de vueseñoría
   nuestro don Gómez ha hecho.
CONDE:      ¡ Válgame Dios !   Perdonadme,
   señora, si agora os dejo;
   que en vuestra casa quedáis 2845
   mientras con don Gómez vuelvo.
PETRONILA:      Ruego a Dios, conde y señor,
   que de un próspero suceso
   vengan a pedirme albricias
   por la parte que en él tengo. 2850
CONDE:      Adiós.
PETRONILA:                 Señor, advertid
   que aguardo.
CONDE:                     Luego volvemos
   don Gómez y yo. Quedaos
   con esta dama, Roberto.

Vase el CONDE

PETRONILA:      Hacedme merced, hidalgo, 2855
   de llamarme un caballero
   que es mi tío, y en mi busca
   llegará, a lo que sospecho,
   si no ha llegado, a esta casa.
ROBERTO:      Que me place.
PETRONILA:                       Y en viniendo, 2860
   no dejéis entrar a nadie;
   que importa hablarle en secreto.
ROBERTO:      En todo seréis servida.

Vase ROBERTO

PETRONILA:      Amor siempre invencionero,
   quimeras todo y embustes, 2865
   ¿ qué fin han de tener estos ?

Descúbrese.   Salen ROBERTO y don HERNANDO, de rúa con hábito de Santiago

ROBERTO:      Aquí está vuestra sobrina.
   Entrad, y seré portero
   porque ansí me lo ha mandado
   la misma.
HERNANDO:                   Guárdeos el cielo, 2870
PETRONILA:      ¡ Don Hernando de mis ojos !
   Pues he merecido veros,
   ya podré olvidar trabajos
   que ocasionan mi destierro.
   Aguardando estaba un coche, 2875
   como veis, el manto puesto,
   dudosa de que bastasen
   papeles y parentescos
   a saearos de hortelano;
   y a no venir, os prometo 2880
   que pensaba ir en persona,
   tío, a haceros un mal tercio.
   Habladme, dadme esos brazos;
   que por amantes y deudos,
   bien los puedo merecer 2885
   en albricias de que os veo.
   Parece que os extrañáis
   de hablarme.
HERNANDO:                      Fuera yo necio,
   si en tantas admiraciones
   no me asombrara suspenso. 2890
   Vuestra hermosura y agrado
   me enmudece, lo primero,
   quejoso de que mi prima
   tanto bien me haya encubierto.
   Lo segundo, el ver que aquí 2895
   mujer de tantos respetos
   y nobleza como vos,
   se atreva desde tan lejos
   a ejecutar cortesías,
   que parando en cumplimientos 2900
   fuera fácil descartarlos,
   a no cautivarme el veros.
   Lo tercero, de que estéis,
   No huéspeda pero dueño
   de esta casa, donde vive 2905
   un conde, y ése, extranjero,
   de ayer venido. Lo cuarto,
   que me conozcáis tan presto,
   sin haberme visto nunca.
   Pudiera alegar, tras esto, 2910
   agravios no merecidos
   con que me habéis descompuesto
   con Laura, de cuyo amor,
   solos ya desdenes medro;
   además--si no me engaño-- 2915
   de que en vos la imágen veo
   de un don Gámez que me trujo
   esta tarde un papel vuestro.
   Ved si hay causas de admirarme.
PETRONILA:      Un algo nos parecemos 2920
   ese paje y yo, es verdad;
   mas eso, Hernando, no es nuevo.
   Murió en Sevilla mi madre
   en el rigor de este invierno
   a manos de aquel diluvio 2925
   que tantos pobres ha hecho.
   Habíame prometido,
   Enseñándome los pliegos
   que de Italia y de esta corte
   la enviastes, que en honestos 2930
   lazos de amor os tendría
   brevemente por mi dueño;
   y deseábalo mucho,
   obligaándoos hasta en esto.
   Estaba yo...--perdonadme 2935
   si declaro pensamientos
   que la vergÜenza hasta agora
   tuvo ocultos en mi pecho--
   estaba yo enamorada
   desde que una noche os vieron 2940
   curiosidades prohibidas
   que engendraron mis deseos
   --puesto que a puerta cerrada--
   por permisiones que el tiempo
   supo abrir en sus molduras; 2945
   que aun en ellas hay cohechos.
   Como os partistes a Italia
   aquella tarde sin vernos,
   y amor con la privacion
   es lo mismo que con celos, 2950
   cuanto más dificultoso
   os consideré, dio aliento
   a centellas, que imposibles,
   no pararon hasta incendios.
   Sin vos, sin mí y sin mi madre, 2955
   vine en vuestro seguimiento
   por lo más, ya que perdí
   la hacienda, que fue lo menos
   quiero decir, por el alma;
   que ya que mis bienes pierdo, 2960
   aunque en ella halle mis males,
   busca su consorte el cuerpo.
   No faltaron en Madrid
   Argos, Hernando, que os vieron
   cohechar jardines y flores, 2965
   y al conde noticia dieron
   de malicias, ya verdades,
   que averiguando los celos
   para desmentir peligros,
   pararon en embelecos. 2970
   Apeóse en mi posada
   el dicho conde, y pudieron
   segun él finge, obligarle
   mis ojos, que él llama cielos,
   a divertirle de Laura; 2975
   y esto Hernando, en tanto extremo
   que informado de quién soy,
   en saliendo con un pleito
   que importante aquí litiga,
   con lícitos himeneos 2980
   me ofrece en Italia estados
   y en España pensamientos.
   Puso casa, en un cuarto
   de ella dándome aposento,
   si amante me solicita, 2985
   me honra como caballero.
   Para burlarse de Laura,
   hizo al paje más grosero
   que la viese, falso conde.
   Ya os hallasteis al suceso. 2990
   Tío, mi padre me escribe
   que con más de cien mil pesos
   viene a cubrir de diamantes
   la cruz que os adorna el pecho
   si pagáis obligaciones. 2995
   Cuando un conde menosprecio
   y con el nombre de esposo
   gustáis realzar el de deudo,
   dejad pretensiones vanas;
   porque os afirmo por cierto 3000
   que don Gómez, ese mozo,
   a quien dicen me parezco,
   tiene en Laura tanta parte,
   --pues yo os lo afirmo, creedlo--
   que hay quien ha visto que pasa 3005
   de los límites honestos.
   Díjele cuánto os quería,
   ofreció ser mi tercero,
   dióme de sus dichas parte,
   y para aliviar sus celos, 3010
   vuestras cartas me pidió
   que a la condesa pudieron
   persuadir a los engaños
   que lloran vuestros desvelos.
   Como en que Laura os olvide 3015
   tanto, mi Hernando, intereso.
   También yo he solicitado
   con ella sus menosprecios.
   Obligaciones de tío,
   promesas de caballero, 3020
   correspondencias de amante,
   resoluciones de cuerdo,
   os intimo; si admitís
   la voluntad que os ofrezco,
   ni yo lloraré desgracias, 3025
   ni vos sentiréis desprecios.
HERNANDO:      Ahora, sobrina, estas cosas
   piden dilación al tiempo,
   informacion a la fama,
   y a la prudencia consejo. 3030
   Tratarémoslas despacio.
   Yo vendré a la noche a veros.
   Quedáos con Dios. (Muerto voy          Aparte
   de agravios, de amor y celos.)

Vase don HERNANDO

PETRONILA:      Esto lleva ya camino. 3035

Cúbrese y sale ROBERTO

ROBERTO:      Ya se fuE aquel caballero.
PETRONILA:      Y el conde se tarda mucho.
   Yo tengo la casa lejos.
   Sepa si volvió la silla
   por mí.
ROBERTO:                 Con un escudero, 3040
   pienso que os espera abajo.
PETRONILA:      Pues diga el señor Roberto
   al conde que me perdone;
   que mañana le prometo
   volverle a besar las manos, 3045
   y a don Gómez que le debo
   el cuidado con que estuvo
   aguardándome al encuentro
   para acompañarme; que es
   puntualísimo en extremo. 3050

Vanse doña PETRONILA y ROBERTO.   Sale TOMASA, con manto y de dama muy bizarra, y LAURA, en cuerpo

TOMASA:      Favorece vuexcelencia
   mi humildad como quien es,
LAURA:      Vos, señora doña Inés,
   en discreción y en presencia
   merecéis que don Hernando 3055
   os adore; y para mí,
   quien de vos se olvida ansí,
   otras bellezas buscando,
   estragado tiene el gusto.
TOMASA:      Aunque peca de inconstante, 3060
   es Hernando vuestro amante
   y viéndoos, no fuera justo
   que de amor no mejorara;
   pues siendo conde con vos,
   correspondidos los dos, 3065
   no es mucho que me olvidara.
   Salistes con la sentencia
   que gocéis por muchos años;
   sacáronme mis engaños
   de Málaga; y la inocencia, 3070
   que en las de mi profesión
   se funda en recogimiento,
   podrá servir de escarmiento
   si no de satisfacción
   a quien como yo se deja 3075
   de palabras engañar.
LAURA:      Don Gómez me vino a dar
   cuenta de la justa queja
   que don Hernando Cortés
   os causa; y tengo noticia 3080
   que su amor, todo malicia,
   ha alcanzado, doña Inés,
   de vos, lo que no se puede
   restaurar no siendo esposo
   vuestro.
TOMASA:                  El amor engañoso 3085
   lo que no cumple concede.
   A costa de mi vergÜenza
   confieso lo que decís.
LAURA:      Si ese derecho adquirís,
   la razón, doña Inés, venza; 3090
   que yo no he de ser mujer
   de quien ya para con Dios
   está casado con vos.
   Ya de mí no hay que temer.
   Galeazo Malatesta, 3095
   aunque oculto a verme vino
   engaños cuerdo previno
   de quien ya mi amor molesta.
   Es mi primo, y pues salí
   en el pleito vencedora, 3100
   dándole la mano agora
   verá que hay valor en mí
   para pleitear estados,
   y amor para restaurar
   pérdidas que han de premiar 3105
   sus amorosos cuidados.
TOMASA:      Sois vitoriosa y amante.
LAURA:      De mí, Inés, estad segura;
   pero no de otra hermosura,
   con la vuestra litigante, 3110
   que en Sevilla se dejó
   engañar cual vos, y agora,
   en Madrid competidora,
   en sus cartas alegó
   palabras que recopila, 3115
   y os ha de dar bien que hacer
   por ellas. Es la mujer
   cierta doña Petronila,
   su sobrina, y sevillana.
TOMASA:      Siendo primero acreedor 3120
   en esas deudas mi amor,
   la justicia tengo llana
   y un testigo de dos años
   que traigo a Madrid conmigo...
LAURA:      Ese es parte y es testigo 3125
   que sacará a luz engaños.
   ¿ Es posible que se atreva
   quien ansí se ve obligado,
   al cielo ?
TOMASA:                    Un enamorado
   tras sí los sentidos lleva. 3130
   Bien le pueden disculpar
   hermosura, amor y ausencia.

Sale un CRIADO

CRIADO:      Una dama a vuexcelencia
   plácemes le viene a dar
   del pleito con que ha salido. 3135
LAURA:      ¿ Quiéá es ?
CRIADO:                    Dice que se llama
   doña Petronila.
LAURA:                          Dama
   de vuestro ofensor ha sido.
   Mirad si os dije verdad.
   ¿ Queréis verla ?
TOMASA:                         No, señora; 3140
   que siendo mi opositora,
   perderé a la autoridad
   que merece vuexcelencia
   el respeto, y no es razón
   dar a enojos ocasin. 3145
   Irme quiero.
LAURA:                      Esa es prudencia.
   Mirad que habemos de ser
   muy amigas desde hoy.
TOMASA:      Bésoos las manos. Yo soy
   vuestra esclava.

Vanse TOMASA y el CRIADO

LAURA:                           Esta mujer 3150
   he visto, yo no sé dónde.
   Paréceme que jurara
   que se retrató en su cara
   la del mentiroso conde.

Sale doña PETRONILA, cubierta la cara

PETRONILA:      Don Gómez, señora mía, 3155
   a quien le debe mi honor
   la confidencia y favor
   que de él mi esperanza fía,
   que mandó que a visitaros
   a instancia suya viniese 3160
   y parabienes os diese
   de que ya pueda llamaros
   condesa suya Valencia.
   Goce con su posesión
   digna de tal perfección 3165
   otras muchas vuexelencia,
   y téngame a mí por suya.
LAURA:      Cuenta don Gómez me ha dado
   de quién sois y del cuidado
   que os trujo a Madrid. Arguya 3170
   de vuestra belleza agora
   mi vista la ingratitud
   de una loca juventud
   que os ha olvidado. Señora,
   apartad del rostro el manto. 3175
PETRONILA:      Serviros es mi deseo.

Descúbrese

LAURA:      ¡ Jesús ! ¿ Qué es esto que veo ?
PETRONILA:      No me admira vuestro espanto;
   que somos muy parecidos
   don Gómez y yo.
LAURA:                          No sé, 3180
   si viéndoos, crédito dé
   a mi engaño o mis sentidos.
   Admiro tal semejanza.
PETRONILA:      Como ésa es causa de amor,
   solicité su favor, 3185
   y vive en él mi esperanza.
   Quiso Dios que se apease
   en la posada en que moro,
   y el menosprecio que lloro
   mis desdichas le contase; 3190
   y de ellas compadecido
   don Gómez, me prometió
   socorros que ya cumplió;
   pues segura de él he sabido
   ya don Hernando Cortés 3195
   no podrá lograr en vos
   los engaños que a otras dos
   ha hecho.
LAURA:                   Una doña Inés,
   de Málaga, puede haceros
   contradicción; que de mí 3200
   no hay recelos desde aquí
   que os dén causa de ofenderos.
   Líbreme Dios de tal hombre.
PETRONILA:      Ya yo sé que esa mujer
   esta tarde os vino a ver; 3205
   mas no hay porque eso me asombre;
   que todos son fingimientos.
LAURA:      Por cierto, si cual la cara,
   vuestro derecho os ampara,
   que tenéis merecimientos 3210
   Dignos de que don Hernando
   más que a todas os estime.
PETRONILA:      Vuestra hermosura reprime
   memorias que estoy llorando
   puesto que como os adora 3215
   don Gómez--el conde digo
   que declarado conmigo
   de todo soy sabidora--
   no tengo que temer daños,
   aunque sí merecimientos 3220
   pues os darán escarmientos
   consejos en desengaños.
   ¡ Dichoso, si ha de ser dueño
   don Gómez, de esa beldad !
LAURA:      Vivid con seguridad 3225
   de que el amor que le enseño,
   no es fingido.
PETRONILA:                           Sois tan sabia
   como hermosa en elegir
   tal sujeto.
LAURA:                     Séos decir
   que el ingrato que os agravia, 3230
   aunque se llama Cortés,
   desdice de su apellido,
   pues que con vos no lo ha sido.
   Líbreos Dios de doña Inés;
   que por la similitud 3235
   que con don Gómez tenéis,
   deseo mucho que troquéis
   en amor su ingratitud.
PETRONILA:      No me hagáis vos competencia;
   que en lo demás no hay temor 3240
   que desespere mi amor.

Sale un CRIADO

CRIADO:      A hablar a vuestra excelencia
   entra un caballero.
PETRONILA:                                Dadme
   licencia...
LAURA:                   Con que volváis
   a verme.
PETRONILA:                  ¿ De eso dudáis ? 3245
LAURA:      Petronila, visitadme;
   que os quiero mucho.
PETRONILA:                                    Será
   no por lo que yo merezco
   mas por lo que me parezco
   al conde que pena os da. 3250
LAURA:      Mucho merecéis por vos;
   mucho por él os estimo.
PETRONILA:      Sois su dama, es vuestro primo,
   y yo vuestra esclava. Adiós.

Vanse doña PETRONILA y el CRIADO.   Sale el CONDE

CONDE:      Ya que en el pleito vencistes 3255
   justamente, hermosa Laura
   y con Valencia perdí
   la libertad, vuestra esclava;
   puesto que agora pudiera
   dar a mis celos venganza 3260
   apoyando desposorios
   de quien amáis engañada,
   mi noble amor no consiente
   que cuando os volváis a Italia
   lleves menos la opinión 3265
   que tarde el tiempo restaura.
   El jardinero fingido
   que aquí cultivó esperanzas
   cogiendo el fruto en desdenes
   que lastiman si no matan, 3270
   centa me ha dado de todo
   lo que con don Gómez pasa,
   el amor que le tenéis,
   y, de vos misma olvidada,
   las sospechas con que queda 3275
   ofendida vuestra fama;
   que ya estas fuentes murmuran
   la que estos jardines callan.
   Y aunque don Hernando es noble,
   yo creyera sus palabras, 3280
   porque ya yo sé que celos
   mentiras y enredos tratan,
   si el mismo ingrato don Gómez
   que aposentado en mi casa
   y, amigo falso, en mi pecho, 3285
   ocasiona estas marañas
   en vez de terciar mis dichas,
   reducirme a vuestra gracia
   y cumplir palabras suyas,
   todo engaños, todo caras, 3290
   conmigo y con vos traidor,
   cuando más finge que os ama,
   más vuestra opinión desdora,
   más vuestra afrenta amenaza.
   El me contó los sucesos 3295
   de Alcalá, donde hospedada,
   os lisonjeó atrevido
   la noche que, a ser vos sabia,
   os pudieran persuadir
   sutilezas de sotanas 3300
   a estudiantes embelecos
   y mentiras graduadas.
   Por orden vuestra se encubre,
   mudando en Madrid posadas
   y, en vez de cursar escuelas, 3305
   cursa aquí materias falsas.
   Yo, Laura, soy vuestro primo;
   yo el conde soy, que de Italia
   a perder paciencia y pleitos
   me trasladó amor a España. 3310
   Paje es el conde fingido
   de don Gómez, que disfraza
   para asegurar con vos
   su amor y estorbar mudanzas.
   Persuadióme a estos enredos 3315
   diciendo que me importaba
   encubrirme de enemigos
   que antiguos enojos guardan.
   Mirad, prima, lo que hacéis;
   que don Gómez tiene dama 3320
   en Madrid, que es madre ya
   y que su esposa se llama.
   Cierta doña Petronila
   estuvo poco ha en mi casa
   conmigo, de vos celosa, 3325
   y a pedir determinada
   a la iglesia le compela
   a que, cumpliendo palabras
   ejecutadas en obras,
   tantas quimeras deshaga. 3330
   Por lo que a mi sangre debo,
   porque os adoro, aunque ingrata,
   y por descubrir traiciones
   que a luz desengaños sacan,
   os vengo a dar este aviso. 3335
   Desmentid sospechas falsas
   y pagad merecimientos
   de quien os tiene en el alma.
LAURA:      ¿ Qué Circes, qué Falerinas
   pretenden en esta casa 3340
   mezclar hechizos en flores,
   que tanto embeleco enlazan ?
   Hombre, que no sé quién eres,
   puesto que conde te llamas,
   aunque mi primo te finjas, 3345
   si don Hernando te paga
   mentiras que me propones,
   en balde intentas lograrlas
   cuando verdades desmienten
   avisos con que me abrasas. 3350
   Esa doña Petronila
   agora de aquí se aparta,
   de don Hernando quejosa,
   burlador de su esperanza.
   ¿ Por qué olvidos que te culpan, 3355
   contra don Gómez achacas,
   si ella misma se hace lenguas,
   pregonera en su alabanza ?
   ¿ Qué estudiantes ? ¿ Qué Alcalá ?
   ¿ Qué lisonjas ? ¿ Qué posadas ? 3360
   ¿ Qué amor ?   ¿ Qué escuelas son éstas
   que de juicio te sacan ?
   Ya yo sé quién es don Gómez
   por más que me persÜadas
   a lo contrario; ya sé, 3365
   por la firma de tres cartas,
   lo que don Hernando debe
   a hermosuras sevillanas,
   y a Ineses aborrecidas
   en su busca cortesanas; 3370
   ya sé que el intruso conde
   es su paje, y que se llama
   Galeazo, y es mi primo
   el don Gómez que amenazas.
   Véte, y dile a quien te envía 3375
   cuán mal le salió la traza
   con que pensó darme celos
   o haré, cuando no te vayas
   que tus traiciones castiguen.
CONDE:      ¿ Qué es esto, cielos ? Mi Laura, 3380
   mira que tu primo soy.
   Permite que satisfaga...
LAURA:      ¡ Oh bárbaro ! ¿ Yo tu prima ?
   ¡ Criados, hola !

Sale TOMASA, de conde

TOMASA:                       ¿ A quién llama,
   prima y señora, selencia ? 3385
   ¿ Quién la ha dado enojo ?
LAURA:                                   ¡ Basta !
   Arrimad, hermano, oficios
   pue impropiamente os entallan,
   pues ya sabemos quién sois.
TOMASA:      ¿ Cómo ? Pues yo ¿ quién soy ?
LAURA:                                    Vargas, 3390
   paje del conde.
TOMASA:                          Selencia
   miente como una borracba
   que yo don Galeazo soy,
   y vine en una galeaza.
CONDE:      Vargas, dejemos las burlas; 3395
   y pues fueron a mi instancia
   fingimientos sin provecho,
   a mi prima desengaña;
   que niega que soy yo el conde.
TOMASA:      Idos mucho enhoramala; 3400
   que si dais en ser bufón,
   no está el tiempo para gracias.
   Conde he de ser, vive el cielo,
   desde Getafe hasta Francia,
   y tan conde, que el más conde 3405
   con desmayos por mí vaya.

Sale doña PETRONILA, de hombre

PETRONILA:      Prima, ¿ qué alboroto es éste ?
LAURA:      Don Gómez, nos enmarañan
   embelecos que no entiendo.
   Este hombre que en vuestra casa 3410
   tenéis, o el seso ha perdido
   o pretende que yo salga
   del mío. Dice que es él
   --las quimeras que eslabona--
   mi primo, que viene a España 3415
   a pretender ser mi esposo,
   y que vos... Pero son tantas
   que unas a otras se embarazan
   pues ya salí con mi pleito,
   fingimientos se deshagan 3420
   y renunciando el don Gómez,
   sepan que os adora Laura
   por Galeazo mi primo.
CONDE:      De mis sentidos me sacan.

A doña PETRONILA

   ¡ Cielos ! ¿ Duermo ? Di, traidor, 3425
   ¿ No me has dicho que estudiabas
   en Alcalá cuando viste
   a mi prima, y que una dama
   que aquí tienes, con uu hijo,
   es tu esposa, y que con Laura 3430
   me habías de desposar ?
PETRONILA:      ¡ Jesús ! ¡ Las cosas que ensarta !
   No os espantéis, prima mía;
   que de una enfermedad larga
   los lúcidos intervalos 3435
   que habéis visto, le maltratan.
CONDE:      ¡ Oh villano ! ¡ Vive el cielo... !

Sale un ALGUACIL

ALGUACIL:      Que lleve preso me mandan
   a Galeazo Malatesta
   que vino a Madrid de Italia. 3440
   Vuexcelencia me perdone;
   que todo vendrá a ser nada,
   y por saber que es su primo,
   tendrá por cárcel su casa.
LAURA:      Pues al conde, ¿ qué le imputan 3445
ALGUACIL:      Una muerte ocasionada
   por su padre allá en su tierra
   mas todo en Madrid se acaba.
   Díganme, ¿ quién es el conde ?

Al CONDE

   ¿ Sois voz, señor ?
CONDE:                           Quien se alaba 3450
   de serlo, y con tal blasón
   primo le intitula Laura,
   es el que tenéis presente.

Señalando a doña PETRONILA

PETRONILA:      ¿ Yo conde ?   ¿ Qué me faltaba ?

Señalando a TOMASA

   Criado del conde, sí; 3455
   que es éste.
TOMASA:                      Si hay condes Vargas,
   Vargas conde soy desde hoy;
   mas si no, dejando chanzas,
   nací en Cabañas de Yepes
   y no nacen en cabañas, 3460
   aunque hay tanto conde agora.
ALGUACIL:      ¡ Oh ! Pues si negarlo tratan,
   vénganse todos tres presos.
TOMASA:      Señores, que soy Tomasa,
   mujer de Mansilla.
LAURA:                             ¿ Quién ? 3465
CONDE:      ¿ Vos mujer ?
TOMASA:                    No sino el alba,
   y el don Gómez, si le olean
   a los pies, manos y barbas,
   ¿ quién piensan qué es ? Petronila.
LAURA:      ¿ Qué dices ?
TOMASA:                     La sevillana. 3470
LAURA:      ¡ Jesús ! Don Gómez, ¿ qué es esto ?
PETRONILA:      Verdades que si adelgazan,
   no quiebran.
TOMASA:                      Embustes míos
   los vuestros desenmarañan.
   Don Hernando, salí acá... 3475

Sale don HERNANDO y habla TOMASA al AGUACIL

TOMASA:      Y arrimad vos esa vara;
   que yo os di la comisión
   y quiero residenciarla.
   Hernando, ésta es la sobrina
   con cien mil pesos que en barras 3480
   tiene de dote, y cien mil
   donaires para adorarla.
   Acábense las quimeras.
HERNANDO:      Desde que el sol de su cara
   miré, ganó su hermosura 3485
   desdenes que me asombraban.
   Vuestro soy.
PETRONILA:                      ¡ Gracias al cielo !
CONDE:      Ya estaréis segura, Laura,
   de que soy el conde yo.
LAURA:      No será deudor quien paga. 3490
   Con la mano desempeño
   peregrinaciones y ansias
   que habéis pasado por mí.
CONDE:      Ya glorias podré llamarlas.

Sale MANSILLA

MANSILLA:      No hay dar en todo hoy con ella. 3495
TOMASA:      ¡ Mansilla !
MANSILLA:                   ¡ Jesús ! Fantasmas,
   ilusiones, ¿ qué es aquesto ?
   ¿ Quién hizo conde a Tomasa ?
TOMASA:      Amor y bellaquerías
   que en Madrid y can huertas pasan 3500
   tan célebres como es ésta.
HERNANDO:      Alto, reparen desgracias
   bodas, y premios dé Amor
   mientras nuestra corte alaba
   la huerta de Juan Fernández 3505
   y suple el senado faltas.


FIN DE LA COMEDIA