Tirso de Molina
El pretendiente al revés



Personas que hablan en ella:
  • El DUQUE de Bretaña
  • LEONORA, duquesa de Bretaña
  • ENRIQUE, duque de Borgoña
  • SIRENA, dama
  • CARLOS, caballero
  • FLORO, caballero
  • LUDOVICO, caballero
  • GUARGUEROS, sacristan
  • NISO barbero
  • CORBATO, alcalde, pastor viejo
  • CARMENIO, pastor
  • PEINADO, pastor
  • TIRSO, pastor
  • CELAURO, pastor
  • MENGO, pastor
  • CLORI, pastora
  • FENISA, pastora
  • TORILDA, pastora
  • Dos PAJES
  • Una DAMA
  • PASTORES


ACTO PRIMERO

Salen CARMENIO, CELAURO y TORILDA, cantando y bailando, y TIRSO y otros PASTORES con ellos

TODOS:      "Buenas eran las azucenas;
   mas las clavellinas eran mas buenas."
UNO:      "Si las rosas eran lindas,
   lindas son las maravillas,
   mejores las clavellinas, 5
   olorosas las mosquelas."
TODOS:      "Buenas eran las azucenas;
   mas las clavellinas eran mas buenas."
UNO:      "Verde estaba el toronjil,
   el mastuerzo y perejil, 10
   y más verde por abril
   el poleo y la verbena."
TODOS:      "Buenas eran las azucenas;
   mas las elavellinas eran mas buenas."
CARMENIO:      ¿ Venimos tarde o temprano ? 15
CELAURO:      Buena hora pienso que es;
   que agora raya las tres
   del reloj del sol la mano,
   y el cura hisopaba ya,
   señal que acabado había 20
   las vísperas.
TORILDA:                      ¡ Lindo día !
TIRSO:      Es San Juan.    ¿ Qué no tendrá ?
   Poca gente ha de venir
   hoy al baile.
TORILDA:                        Han madrugado,
   y estará el pueblo cansado, 25
   sin hartarse de dormir;
   que las tardes de San Juan
   siempre son tan dormidoras,
   como son madrugadoras
   las mañanas.
CELAURO:                      Aquí están 30
   con tal silencio en palacio,
   que nadie nos ha sentido.
CARMENIO:      Habrán a las dos comido,
   y descansarán despacio.
TIRSO:      ¡ Mal hemos hecho en armar 35
   hoy el baile acostumbrado,
   que es, en fin, día cansado.
CARMENIO:      ¡ Bueno es eso ! Por bailar
   no comerá una mujer
   ni dormirá en todo un año. 40
TORILDA:      Claro está de cualquier daño
   la culpa hemos de tener.
CARMENIO:      ¿ Si saldrá a vernos Sirena
   como acostumbra ?
CELAURO:                          ¿ Pues no ?
   ¿ Cuándo de alegrar dejó 45
   nuestra fiesta, estando buena ?
TIRSO:      Para ser tan principal,
   y, en fin, dueño del aldea,
   su conversacián recrea
   desde la seda al sayal. 50
   ¿ Hay señora más afable ?
CARMENIO:      Muestra al menos que es posible
   ser grave y ser apacible,
   ser ilustre y conversable.
CELAURO:      Pardiez, ella es buena moza. 55
   ¡ Venturoso el desposado
   que ha de comer tal bocado !
TIRSO:      Poco el amor la retoza.
   No se casará tan presto;
   que en fe de su libertad, 60
   ha dejado la ciudad,
   y en el ejercicio honesto
   de esta aldea, gozar deja
   sin sospechas su edad verde.
CARDENIO:      El tiempo que agora pierde, 65
   llorará cuando sea vieja.
   Pero volved a cantar,
   porque si duerme la siesta,
   despierte, y salga a la fiesta;
   que es ya hora de bailar. 70

Cantan

TODOS:      "Buenas eran las azucenas;
   mas las elavellinas eran mas buenas."

Sale SIRENA

SIRENA:      Tan buena es vuesa venida
   como la música es buena.
TIRSO:      A ser la vuesa, Sirena, 75
   pudiera ser que dormida
   la gente, se descuidara
   de los alegres extremos
   que el día de fiesta hacemos
   en vuesa casa, y tardara 80
   de venir al baile.
SIRENA:                              ¡ Bueno !
   Eso es decir que he dormido
   mucho, y que tarde he salido.
CELAURO:      Por, San Juan, el campo ameno
   dilata a la tarde el sueño 85
   que por la mañana agrada;
   pero no valemos nada
   sin vos, que sois nueso dueño
   y llama el amor tardanza
   a lo que aun no es dilación. 90
SIRENA:      Merécelo mi afición.

Salen NISO y CLORI

NISO:      Por adónde va la danza
   Iba el otro pescudando
   el Corpus, después que había
   día y medio que dormía; 95
   y yo le voy imitando,
   porque si no me despierta
   Clori, hoy se hace sin mí
   la fiesta.
CARMENIO:                    Sentaos aquí,
   Niso, mientras se concierta 100
   el baile.
CELAURO:                      Presto los dos
   os pareáis.
CARMENIO:                    Siempre quiero
   tener contento al barbero.
   Como lo sois, Niso, vos,
   gusto andar a vueso lado, 105
   y contentaros codicio.
NISO:      ¿ Por barbero ?
CARMENIO:                        Es vueso oficio
   peligroso y delicado.
   Anda puesta en vuesa mano
   la vida, y si se os encaja, 110
   al tumbo de una navaja
   podéis tumbar un cristiano
NINO:      Y aun por aquesa razón
   Dionisio, que no fiaba
   de barberos, se quemaba 115
   la barba con un tizón
   a un espejo, pelo a pelo.
CELAURO:      Ese lo más tenía andado
   para puerco chamuscado.
NINO:      ¡ Ved lo que puede un recelo ! 120
TORILDA:      ¡ Y lo que un barbero sabe !
   No dejará de encajar
   su historia en cada lugar,
   por cuanto hay.
CLORI:                        Cuando se alabe
   de leído, hacerlo pudo; 125
   que no es mucho, quien intenta
   aguzar siempre herramienta,
   que de aguzar quede agudo.
TIRSO:      Si el discreto en cualquier parte
   dicen que parte un cabello, 130
   ¿ qué mucho que venga a sello
   quien tantos cabellos parte ?
TORILDA:      Todo barbero es picudo.
CELAURO:      Unos imposibles vi
   ayer, y entre ellos leí 135
   pedir un barbero mudo.
NISO:      No hablo mucho, pues consiento,
   callando, tanto picón.
SIRENA:      Niso ha tenido razón.
   Déjenle y muden de intento. 140

Salen CORBATO y    FENISA

CORBATO:      Salve y guarde.
SIRENA:                            Bien venido,
   alcalde. ¿ Cómo tan tarde ?
CORBATO:      ¡ Oh señora ! Dios la guarde,
   y dé un famoso marido.
   Pardiez, que hemos arrendado 145
   unos prados del concejo;
   pujólos Antón Bermejo,
   y picóse Bras Delgado.
   Volvió a pujarlos más;
   y emberrinchéddose Antón, 150
   pególes otro empujón.
   Pujó cuatro regles Bras;
   y a tal la puja los trujo,
   que aunque los llevó Delgado,
   creo, según han pujado, 155
   que quedan ambos con pujo.
TIRSO:      No ha gastado el tiempo en balde.
CLORI:      Ni se ha empezado a bailar.
SIRENA:      Denle al alcalde lugar.
CELAURO:      Asiéntese aquí el alcalde. 160
SIRENA:      Fenisa.
FENISA:                    ¿ Señora mía ?
SIRENA:      Triste venís, ¿ qué tenéis ?
FENISA:      Porque la fiesta no agÜéis
   ni el baile de aqueste día,
   aunque me afrija y me aburra, 165
   no he de decir lo que ha habido.
SIRENA:      Por amor de mí, ¿ qué ha sido ?
FENISA:      Movió habrá un hora mi burra.
   Ya su merced la conoce,
   la mohína...
SIRENA:                    Bien está. 170
FENISA:      ...que cuando al molino va,
   no hay burro que no reoce.
   Unos dicen que de ojo,
   porque era linda criatura;
   pero yo me atengo al cura, 175
   que dice que fue de antojo.
SIRENA:      ¿ De antojo ?
FENISA:                        Como lo pinto.
SIRENA:      ¿ Y fue el antojo ?
FENISA:                            Creo yo,
   que porque almorzar me vio
   dos sopas en vino tinto; 180
   porque rebuznó al momento
   y sé yo que come bien
   sopas en vino también.
   Ella, en fin, movió un jumento
   con su cola y con hocico 185
   tan acomodado y bello
   que si se lo cuelga al cuello
   su merced, no habrá borrico
   que tras ella no se vaya.
SIRENA:      El presente es de estimar. 190
FENISA:      Hoy juré de no bailar.
SIRENA:      Jura mala en piedra caya.
FENISA:      Y más en tocando Gil;
   que si va a decir verdá,
   a cada golpe que da, 195
   me retoza el tamboril.

Sale GUARGUEROS

GUARGUEROS:      ¿ La fiesta se hace sin mí ?
CORBATO:      ¿ Qué fiesta hay sin sacristán ?
SIRENA:      ¡ Y más, fiesta de San Juan !
GUARGUEROS:      ¡ Oh señora !    ¿ Vos aquí ? 200
   Los cielos salud os den,
   larga vida, honra y provecho,
   y un esposo hecho y derecho,
   per omnia secula, amén
SIRENA:      Dios os de lo que deseáis, 205
   Guargueros.
FENISA:                      Serán entierros.
TIRSO:      Aqueso no, doyle a perros.
GUARGUEROS:      A lo menos que paráis
   de dos en dos los infantes
   las mujeres de esta aldea 210
   el sacristán os desea
   y os caséis antes con antes
   que es desearos lo mismo
   porque no hay melancolía
   ni pariente pobre el día 215
   que es de boda o bautismo.
NISO:      ¿ Que hay de bodigos, Guargueros ?
GUARGUEROS:      Bueno ha estado el pie de altar.
SIRENA:      ¿ Qué hace el cura ?
GUARGUEROS:                            Repasar
   antífonas y dineros, 220
   con unos antojos viejos
   y un sombrero con mas grasa
   que el arroz que hacéis en casa.
   Ha dado en criar conejos,
   y va a verlos al corral, 225
   donde tal vez, si se enoja,
   el báculo les arroja
   y al que alcanza por su mal,
   le sentencia al asador;
   y a un salmorejo que el ama 230
   hace, con que la sed brama,
   hasta que aplaque el calor
   un sabroso ojo de gallo
   que saltando con pies rojos,
   se quiere entrar por los ojos. 235
SIRENA:      ¡ Qué bien sabéis alaballo !
GUARGUEROS:      Harto mejor sé beberlo.
CELAURO:      ¡ Linda vida rompe un cura !
GUARGUEROS:      Es regalada y segura.
   No me muera yo hasta serlo. 240
NISO:      ¿ Hemos de jugar un rato ?
GUARGUEROS:      Ajedrez no, damas sí.
NISO:      Vaya, pues, sentaos aquí,
TORILDA:      Juego donde no hay barato
   no es bueno.
NISO:                        Venga el tablero. 245
SIRENA:      ¡ Qué ordinaro es cada vez
   jugar damas o ajedrez
   un sacristán y un barbero !
GUARGUEROS:      Un peón me habéis de dar
   y tablas.
NISO:                    Aqueso no, 250
   media pieza os daré yo.
GUARGUEROS:      Las tablas quiero soltar,
   y dadme la pieza entera.
NISO:      Vaya, y no os quejéis de mí.
CORBATO:      ¿ Qué hacéis los demás aquí ? 255
   Echemos el pesar fuera.
   ¿ Hay naipes ?
CELAURO:                        Donde yo estoy,
   ¿ pueden faltar ?
CARMENIO:                        Claro es.
CORBATO:      Juguemos los cuatro, pues.
TIRSO:      ¿ Qué juego ?
CORBATO:                      Flor, o rentoy. 260
CELAURO:      Va al rentoy.    Tended la capa.
CARMENIO:      Dos contra dos.
CORBATO:                        Claro está.
CELAURO:      Carmenio, pasaos acá.
TIRSO:      ¿ Juega bien ?
CELAURO:                      Mejor que el papa.

Juegan a las damas GUARGUEROS y NISO, y sobre una capa en el suelo, CORBATO, CELAURO, CARMENIO y TIRSO, y A otra parte, alrededor de SIRENA que está en una silla, sentadas en el suelo parlan TORILDA, CLORI y FENISA

SIRENA:      Clori, ¿ cómo va de tela ? 265
CLORI:      Ya está empezada a tejer.
SIRENA:      ¿ Es delgada ?
CLORI:                      ¿ Qué ha de ser
   si, como murió mi abuela,
   no me ha vagado el hilar
   y así saldrá poca y gruesa. 270
SIRENAL:      De vuestros males me pesa.
   Está bueno el palomar,
   Fenisa ?
FENISA:                    Hay poca alcarceña,
   y culebras y estorninos
   me comen los palominos. 275
SIRENA:      ¿ Qué, no hay ganancia ?
FENISA:                                Pequeña.
NISO:      Coma vuesarcé esa dama,
   comeréle cuatro yo.
GUARGUEROS:      ¡ Par Dios que me la pegó !
SIRENA:      ¿ Y el niño, Torilda ?
TORILDA:                              A un ama 280
   le he dado, señora mía;
   que yo crío al de un marqués.
SIRENA:      Mal hacéis.
TORILDA:                      El interés,
   y el dar leche a un señoría
   de quien espero favor, 285
   hace que a mi hijo olvide.
SIRENA:      No es madre aquella que impide
   con interés el amor.
   Clori, ¿ tenéis muchos gansos ?
CLORI:      Gansos y pavos, señora, 290
   he dado en criar agora.
SIRENA:      Provechosos son y mansos.
   ¿ Qué tantos tendréis ?
CLORI:                                  Tendré
   como obra de dos docenas.
CORBATO:      Rentoy.
CELAURO:                ¿ Tenéis cartas buenas ? 295
CARMENIO:      Así, así.
CORBATO:                    Rentoy.
CARMENIO:                            ¿ Querré ?
CELAURO:      Sí.
CARMENIO:                Pues quiérole...
CORBATO:                                Perder.
CELAURO:      La malilla.
CORBATO:                      Rendivuy.
CARMENIO:      Non rendire, permanfuy;
   que aun otro luego ha de haber. 300

Dentro

CARLOS:      Tené este estribo.
SIRENA:                              Este es
   Carlos.
FENISA:                Ya yo me espantaba
   que nuestra fiesta olvidaba.

Sale CARLOS y levántanse todos

CELAURO:      Quédese para después
   el juego.
CARLOS:                      ¡ Prima, Sirena ! 305
SIRENA:      Ya yo, Carlos, os quería
   acusar la rebeldía.
CARLOS:      Sin culpa fuera esa pena.
SIRENA:      ¿ Sin culpa, día de San Juan,
   y mi primo estar sin ver 310
   a quien por sola y mujer,
   los que en este pueblo están
   vienen a hacer compañía ?
CARLOS:      Unas cartas de importancia
   que he despachado al de Francia, 315
   envidiosas, prima mía,
   del gusto que tengo en veros,
   el tiempo me han ocupado.
   ¡ Oh Tirso, oh alcalde honrado !
   ¡ Niso, Carmenio, Guargueros, 320
   Clori, Torilda, Fenisa !
   Donde vosotros estáis,
   ¿ qué falta un mi ausencia halláis ?
CORBATO:      Por Dios que es cosa de risa
   la fiesta y conversación 325
   do no está su señoría.
FENISA:      Sin él la mejor es fría.
CARLOS:      Todo es pagar mi afición.
   Ea, vuélvanse a poner
   los bolos en su lugar. 330
   Volveos todos a sentar,
   a jugar y entretener.

Se vuelven á sentar como estaban primero, menos las pastoras, que se apartan de SIRENA, la cual habla con CARLOS, silla a silla

TIRSO:      Pardiez, pues nos da licencia,
   que hemos de acabar un juego.
CARLOS:      Jugad, y báilese luego. 335
GUARGUEROS:      Yo he perdido la paciencia,
   Y he de ver si aquesta vez
   la desquito
CARLOS:                      ¿ Qué es, Guargueros ?
   ¿ Habéis menester dineros ?
GUARGUEROS:      Pocos gasta el ajedrez; 340
   mas se juega por la honrilla.
   Yo agradezco la merced.
NISO:      Entable vuesa merced.
CARMENIO:      Siempre os entra la malilla.
GUARGUEROS:      Yo abriré el ojo de suerte, 345
   que no me sopléis más pieza.
CARLOS:      Mi bien, sin vuestra belleza,
   todo es pena, todo es muerte.
   Sola una legua que dista
   mi castillo de Peñalba 350
   de este lugar, donde el alba
   amanece en vuestra vista;
   cuando os vengo a ver, se me hace
   una peregrinación
   prolija. La dllación 355
   que del no gozaros nace,
   con pinceles del deseo
   pinta en lienzos del temor
   lejos y sombras de amor,
   que en cortas distancias veo. 360
SIRENA:      No son, mi esposo, diversos
   los pensamientos prolijos,
   del amor que os tengo, hijos.
   ¡ Qué de lisonjas y versos
   digo al sol porque se vaya, 365
   y en la noche su luz borre,
   dándole porque no corre,
   para que se corra, vaya !
   ¡ Qué de veces que le riño,
   porque contra mi consejo, 370
   madrugando como viejo,
   nace y llora como niño !
   Suelo decirle que guarde
   en su autoridad la ley,
   pues es de los cielos rey, 375
   y el rey se levanta tarde;
   que de su poco amor pienso
   que es mentira lo que de él
   publica Dafne en laurel,
   como Leucóthoe en incienso, 380
   y que si a Clicie quisiera,
   y su amor no le enfadara,
   de madrugar se cansara
   y en sus brazos se durmiera.
   En fin, porque salga menos, 385
   le ruego que a los caballos
   les hurte al aparejallos,
   Mercurio sillas y frenos;
   y todo es por el deseo
   que con la noche cumplís, 390
   esposo, cuando venís,
   y en vuestros brazos poseo
   gustos que el temor limita,
   y el sol, de envidioso, loco,
   para que los goce poco, 395
   madrugando me los quita.
CARLOS:      Ya, Sirena de mis ojos,
   que el duque se ha desposado,
   y mudando de cuidado
   nuda mis penas y enojo; 400
   sin el peligro y temor
   que hizo mudo al secreto,
   tendrá el esperado efeto
   nuestro venturoso amor.
   Un año ha que a vuestro llanto 405
   pone fin y a mi fatiga
   la noche, discreta amiga,
   pues calla y encubre tanto,
   sin que hayamos parte dado,
   por lo que el peligro enseña, 410
   ni vos a doncella o dueña,
   ni yo a amigo o criado.
   Las fuentes de aquel jardín
   son solas las que aseguran
   nuestro amor que, aunque murmuran, 415
   es entre dientes al fin.
   Ellas saben solamente
   el temor que en perseguiros
   el duque, dio a mis suspiros
   otra mas copiosa fuente. 420
   ¡ Qué de veces les di cuenta
   de los celos y temor
   con que mi competidor
   nuestros amores violenta;
   y pidiéndoles consejo, 425
   como si pudieran dalle,
   hice alarde de mi talle,
   siendo sus vidros mi espejo;
   porque advirtiendo mis faltas,
   pudiese conjeturar 430
   qué partes podía envidiar,
   en él, más perfetas y altas !
   Y aunque os parezca arrogancia,
   Mas de una vez al mirarme,
   dije, "¿ Quién puede igualarme 435
   en cuerpo y ingenio en Francia ?"
   Y si el temor no me engaña,
   más de dos me pareció
   que el agua me respondió,
   "¿ Quién ?    ¡ El duque de Bretaña ! 440
   De aquesta suerte he pasado
   un año, Sirena mía,
   siempre aguando mi alegría
   el temor desconfiado,
   hasta que cansado ya 445
   de cansaros, se casó
   el duque, y alientos dio
   a mi esperanza, que está
   lozana, alegre y gozosa;
   pues sin estorbo, Sirena, 450
   os llamará a boca llena
   y no con temor, esposa.
SIRENA:      ¡ Qué largo se me ha de hacer,
   por corto que sea, ese plazo !
NISO:      Soplo aquésta.
GUARGUEROS:                        Soy un mazo. 455
CELAURO:      Rentoy.
CORBATO:                    Hele de querer.
GUARGUEROS:      Tablas son.    ¿ Qué hay que esperar ?
   La calle tengo de en medio
   y una dama.    ¿ Qué remedio ?
NISO:      Juegue, y comience a contar 460
   las tretas; que tengo yo
   tres damas, y la forzosa
   verá a seis tretas.
GUARGUEROS:                              ¡ Donosa
   flema !
CORBATO:                  Gran juego ganó.
FENISA:      Torilda, daca el pandero, 465
   que los quiero despertar,
   si es que habemos de bailar.
TORILDA:      Saca al sacristan primero.

Levántase FENISA, y cantando al son del pandero, saca a GUARGUEROS

FENISA:      "¡ Ah mi señor Guargueros ! ¡ Salga y baile !"

Responde GUARGUEROS sentado, cantando al son de una pieza con que toca el tablero

GUARGUEROS:      "Por vida de Guargueros, que tal no baile." 470
TODOS:      Salga al baile, salga al baile.
GUARGUEROS:      En entablando otro juego.
CORBATO:      No, Guargueros, salí luego.
GUARGUEROS:      No haré, por vida del fraile.

Cantando

FENISA:      "¡ Ah mi señor Guargueros, cuerpo garrido,        475
   deje el juego, pues al baile le convido."
GUARGUEROS:      "No puedo, porque he perdido cuatro reales."
FENISA:      "¡ Ah mi Guargueros ! ¡ Salga y baile !"
GUARGUEROS:      "Que por vida de Guarguerico, que tal no baile."

Dentro

DUQUE:      Avisad a la marquesa. 480
SIRENA:      O mi sospecha me engaña,
   o es el duque de Bretaña.
CARLOS:      ¡ Apenas un temor cesa,
   cuando entran en su lugar
   sin número los recelos ! 485
   ¡ Oh, cadenas de los celos,
   que os habéis de eslabonar !
SIRENA:      Mi bien, tu esposa soy, deja
   el temor.
CARLOS:                    Soy desdichado,
   mozo el duque, enamorado, 490
   tú mujer, justa mi queja.
   ¿ Qué he de hacer sino morir ?
SIRENA:      Sufre y calla, si eres cuerdo.
CARLOS:      Hoy, Sirena, el seso pierdo,
   ¿ y he de callar y sufrir ? 495

Salen el DUQUE y FLORO

DUQUE:      Ya que a darme no habéis ido
   los parabienes, Sirena,
   si es bien darlos a la pena
   que en vuestra ausencia he tenido,
   y por verme con estado 500
   y esposa no os conformáis
   con los demás, y os holgáis,
   que sí haréis, que haya cuidado
   que a mi amor pueda obligalle
   a que de vos se divierta; 505
   porque advirtáis que no es cierta
   vuestra sospecha, a Belvalle
   vengo a veros y podré
   daros con más fundamento
   de mi nuevo casamiento 510
   el parabién, pues que fue
   para bien vuestro el casarme,
   conforme a vuestra opinión;
   que con tan poca afición
   obligó a desesperarme. 515
   (Y para mal de mi amor;          Aparte
   que siendo en mí mas terrible,
   halla el remedio imposible
   cuando su fuego es mayor.)
SIRENA:      Vueselencia, pues es sabio, 520
   en mi podrá disculpar
   el no haberle ido a dar
   parabienes, pues no agravio
   la obligación que confieso,
   si mi impedimento ha sido 525
   estar sin padre y marido.
DUQUE:      (Yo sin esperanza y seso.)          Aparte
SIRENA:      Goce un siglo prolongado
   de la duquesa Leonora
   la gracia que en ella mora 530
   vueselencla, y noble estado;
   que de su buena elección
   ha llegado acá la fama.
   De muy discreta y muy dama
   tiene en Bretaña opinión; 535
   y según esto, mal hace
   en dejar vuestra excelencia,
   por venir acá, presencia
   de quien tanto valor nace;
   pues siendo ya prenda suya, 540
   justamente pedirá,
   si en nuestro poder está,
   que yo se la restituya.
DUQUE:      Siempre vos, bella Sirena,
   dando a mis tormentos copia, 545
   por no tenerme por propia,
   me llamastes prenda ajena.
   ¡ Oh, Carlos !    ¿ Acá estáis vos ?
CARLOS:      Parentesco y vecindad
   en aquesta soledad, 550
   señor, nos junta a los dos.
   El ver tan sola a mi prima
   me obliga a mirar por ella.
DUQUE:      Yo no sólo vengo a vella,
   sino por lo que la estima 555
   mi persona. Ya que tengo
   estado, en razón juzgué
   que a Sirena se le dé.
   Por esto a Belvalle vengo,
   pues cuando el marqués murió, 560
   su padre dejóle al mío
   encargado lo que fío
   sabré por él cumplir yo.
   No está Sirena aquí bien,
   sujeta a agravios y enojos; 565
   mientras que pongo los ojos
   y la voluntad en quien
   la merezca, me parece
   que en la duquesa hallará
   más recreo , y la tendrá 570
   en el lugar que merece.
   Ella lo desea mucho,
   y os está bien a los dos.
CARLOS:      (¿ Estáis contento, Amor dios ?
   ¡ Con qué de sospechas lucho ! 575
   Apenas he visto el puerto,
   cuando me vuelvo a engolfar.
   Si de celos es el finar,
   y hay tormenta, yo soy muerto.)
DUQUE:      Que siga mi corte quiero 580
   Carlos también; que se queja
   porque de alegrarla deja
   tan notable caballero.
CARLOS:      Beso tus pies. Siempre huyo
   la corte y su confusión. 585
DUQUE:      No hacéis bien, porque es razón
   darle al tiempo lo que es suyo.
   A una vejez jubilada
   le está bien tanta quietud,
   no a la noble juventud, 590
   oor cortesana estimada.
   El ver allá a vuestra prima,
   pues la tenéis en lugar
   de hermana, os ha de obligar.
CARLOS:      Y el hacer yo justa estima 595
   de lo que vos, gran señor,
   mandáis.
DUQUE:                  Para entreteneros
   entre mozos caballeros,
   sois mi cazador mayor.
CARLOS:      Honrándome de esta traza 600
   pondré a Peñalba en olvido.
   (Cazador soy; si has venido,        Aparte
   duque, a espantarme la caza,
   no harás presa en el amor
   que en ofensa mía deseas, 605
   oues por cazador que seas,
   soy yo cazador mayor.)
DUQUE:      ¿ Qué me respondéis, señora,
   a lo que he determinado ?
SIRENA:      Puesto me habéis en cuidado 610
   no sé lo que os diga agora,
   sino agradecer la estima,
   gran señor, que de mí hacéis.
DUQUE:      Ya, Carlos, la razón veis
   que hay para estar vuestra prima 615
   en más decente lugar,
   y la voluntad que os muestro.
   Hoy he de ser huésped vuestro;
   mañana os he de llevar
   a la corte.    La duquesa 620
   lo quiere, Sirena, así.
SIRENA:      Quisiera tener aquí,
   por lo mucho que interesa
   con tal huésped esta casa,
   lo que en vuestra corte sobra; 625
   pero siempre el deudor cobra
   mal de hacienda que es escasa.
   (¡ Ay, Carlos, y cómo siento,    Aparte
   lo que aquí sintiendo estás !)
CARLOS:      (A mi enemigo, Amor, das,            Aparte 630
   crÜel, casa de aposento.
   La sospecha que me abrasa,
   hoy de mi honor me ha de hacer
   perro.    Ladrar y morder
   sabré por guardar la casa.) 635
FENISA:      En fin, ¿ el baile se queda... ?
CORBATO:      Está el lugar enducado;
   todo con verle ha cesado.
CLORI:      ¡ Mal haya el oro y la seda
   que así entristece el sayal ! 640
SIRENA:      Vueselencia, gran señor,
   entre en su casa.
TIRSO:                            Mijor
   será echar a fuera el mal.
   Cantemos.
DUQUE:                      Id vos delante;
   pues sois luz, Sirena bella. 645
   Alumbraréisnos con ella.
GUARGUEROS:      ¡ Bravo dicho !
NISO:                        Es estudiante.
CARLOS:      (Vivid alerta, mi honor;          Aparte
   no sufráis que en la marquesa
   haga la deshonra presa, 650
   pues sois cazador mayor.)

Cantan

TODOS:      "Buenas eran las azucenas;
   mas las clavellinas eran mas buenas."

Vanse todos.    Salen LEONORA, LUDOVICO y un PAJE y una DAMA, retirados

LEONORA:      ¿ Tan presto el duque me engaña ?
LUDOVICO:      La primera voluntad 655
   Es la que siempre acompaña
   a alma.
LEONORA:                Si eso es verdad,
   ¿ para qué vine a Bretaña ?
   Mejor me estaba en Borgoña.
LUDOVICO:      No es mucho que sintáis tanto 660
   los celos, que sois bisoña,
   y suele aplacar el llanto
   la fuerza de su ponzoña.
   Es la marquesa Sirena
   mujer de tanto valor, 665
   que os puede aplacar la pena,
   y agora mucho mejor
   que es el duque prenda ajena;
   pues cuando libre no pudo
   ser bastante la promesa 670
   del santo y conyugal nudo,
   ni el esperar ser duquesa
   de Bretaña, a que el desnudo
   amor del duque encender
   pudiese en su pecho llama, 675
   ya menos ha de querer
   admitir nombre de dama
   quien no admitió el de mujer.
LEONORA:      No sé en eso el natural
   de su voluntad incierta. 680
   Una mujer principal
   sé yo que tuvo una huerta,
   y en ella un bello peral,
   cuya fruta apetecida
   hasta del mismo rey era, 685
   sin que a ella en toda la vida
   se le antojase una pera,
   ni preñada ni parida.
   Las puertas le desquiciaban
   de noche, y por ir a hurtar 690
   la fruta, le desgajaban
   el pobre árbol, que a guardar
   los de casa no bastaban
   y, viendo que cerca y puerta
   eran flaco impedimento 695
   para no tenerla abierta
   de noche al atrevimiento,
   vendió a un vecino la huerta.
   Luego pues que la vio ajena,
   la que peras no comía, 700
   tuvo por peras tal pena,
   que en su mesa cada día
   eran su comida y cena.
   Ved si con ejemplo igual
   en Sirena podrá hacer 705
   la privación otro tal,
   siendo en el gusto mujer,
   y viendo ajeno el peral.
LUDOVICO:      Mientras que fuere rogada,
   no os tengáis por ofendida, 710
   porque la mas recatada
   se enamora aborrecida,
   y aborrece recuestada.
LEONORA:      Ludovico, esa ignorancia
   no es de vuestra discreción. 715
   ¿ Que Sagunto o qué Numancia
   no conquistó la Ocasión,
   y mas con perseverancia ?
   Vence el Amor que porfía,
   y el oro todo lo merca; 720
   y aun por aqueso quería,
   para gozarla mas cerca,
   tenerla en mi compañía.
LUDOVICO:      ¿ Eso, señora, os pidió ?
LEONORA:      Dice que la tiene a cargo, 725
   porque se la encomendó
   con un discurso muy largo
   su padre cuando murió,
   y que por esta ocasión,
   y porque yo me entretenga, 730
   y goce su discreción,
   gusta que a la corte venga.
   ¡ Ved lo que los hombres son !
LUDOVICO:      Eso os está bien, señora;
   porque si tenéis en casa 735
   a vuestra competidora,
   podréis saber lo que pasa
   y ser vos su guardadora.
   Sed espía y centinela.
   Sirena en palacio esté; 740
   que amor que sospecha y vela,
   menos siente el mal que ve,
   que el que dudoso recela.
LEONORA:      Ese es consejo extremado.
   En seguirle me he resuelto; 745
   que un contrario declarado
   más mal hace estando suelto,
   que no cautivo y atado.
   Vamos atajando engaños
   a costa de mis desvelos; 750
   que al fin viendo yo mis daños,
   por no llorar entre celos,
   lloraré entre desengaños.
   ¿ Cuánto está de aquí el lugar
   adonde vive esa dama ? 755
LUDOVICO:      Seis millas debe de estar
   de aquí.
LEONORA:                  ¿ Belvalle se llama ?
LUDOVICO:      Bello se puede llamar
   porque es bella recreación.

Al PAJE

LEONORA:      ¡ Hola ! Aderezadme un coche. 760

Vase el PAJE   

LUDOVICO:      ¿ Qué es, señora, tu intención ?
LEONORA:      Traera a casa esta noche,
   que daña la dilación.
   Yo sé que el duque está allá.
   Si es tan cerca, yendo, impido 765
   lo que amor temiendo está.

A la DAMA

   Lorena, dame un vestido
   de camino.

Vase la DAMA

LUDOVICO:                    ¿ No será
   justo pensarlo mejor ?
LEONORA:      No, que si no vamos luego 770
   dando al remedio calor,
   por lo que tiene de fuego
   suele apagarse el amor.

Vanse los dos.    Sale CARLOS, vestido de pastor y rebozado

CARLOS:      Un año, cielos, ha que Amor me obliga
   a la dicha mayor que darme pudo; 775
   que, en fin, de puro dar anda desnudo
   y por tener que dar, pide y mendiga.
   A Sirena me dio, porque le siga,
   en amoroso e indisoluble nudo;
   mas con tal condición, que siendo mudo 780
   goce callando.    ¿ Vióse tal fatiga ?
   Callar y poseer sin competencia,
   aunque el bien es mayor comunicado
   posible cosa es, pero terrible;
   mas que tanto aquilaten la paciencia 785
   que oblliguen, si el honor anda acosado,
   a que calle un celoso, es imposible.

Sale SIRENA, a la ventana sin ver a CARLOS

SIRENA:      ¡ Qué de mercedes no hubiera hecho
   Naturaleza, madre verdadera
   si porque el corazón se descubriera, 790
   rasgara una ventana en nuestro pecho !
   Industria hubiera sido de provecho
   pues mirándola Carlos, descubriera
   mi amor incontrastable, y estuviera
   en lugar de celoso, satisfecho. 795
   ¡ Qué de males cesaran, qué de enojos
   si no estuviera el corazon secreto !
   Pero esta condición ya está cumplida;
   ventanas son del corazón los ojos
   por donde verá Carlos, si es discreto 800
   que es el duque mi muerte, y él mi vida.

Sin ver a SIRENA

CARLOS:      Sirena para excusar
   la sospecha que me abrasa,
   al duque dejó su casa,
   pues no la quiere él dejar. 805
   A ésta se pasa, ¿ y quién duda
   que en fe de su lealtad,
   por no mudar voluntad
   mi esposa, la casa muda ?
   ¿ Si dormirá ? Pero ¿ cómo, 810
   conociendo mis desvelos,
   y sabiendo que los celos
   son pesadilla de plomo ?
   Mas sí hará; que es pretendida
   del duque a quien desvanece, 815
   y la que más aborrece,
   se huelga de ser querida.
   Hacedla, si duerme, cielos,
   y con ruegos os obligo,
   que no sueñe en mi enemigo, 820
   que aun soñado, me da celos.
SIRENA:      Quejas en la calle siento.
   Si será Carlos ? ¿ Quién duda ?
   Un año ha que por ser muda,
   hago mayor mi tormento. 825
   No oso hablar; que estoy agora
   en casa villana, y sé
   que desde que nació, fue
   la malicia labradora.
   ¡ Ay cielos ! ¿ Si será él ? 830
   Desde aquí quiero escuchalle.
CARLOS:      Ya que me mandan que calle,
   medio, aunque sabio, crÜel,
   si quejándose el mal mengua,
   oíd, cielos, mis enojos; 835
   que aunque estéis sembrados de ojos
   o estrellas, no tenéis lengua.
   Yo, ha un año que en posesión
   gozo a un ángel; pero en duda
   que se mude...
SIRENA:                      No se muda 840
   la angélica perfección.
CARLOS:      ¡ Válgame Dios ! ¿ No es Sirena
   la que mi mal satisface,
   y en ausencia del sol hace
   la noche clara y serena ? 845
   ¿ Sois vos, mi bien ?
SIRENA:                              No lo sé,
   pues no hacéis de mí confianza.
CARLOS:      Navego, temo mudanza;
   en el mar de Amor no hay fe;
   culpo mi sospecha loca, 850
   mas no me oso asegurar.
SIRENA:      De que se alborote el usar,
   poco se le da a la roca.
CARLOS:      Ya yo sé que vence ella
   la firmeza siempre viva; 855
   pero aunque no la derriba,
   suele en la roca hacer mella,
   y basta para perder
   la opinión joya estimada;
   que mellada honra o espada, 860
   ¿ qué valor ha de tener ?
   Que aunque firme se autoriza,
   por más que el mar la combata,
   puesto que nunca la abata,
   al ménos la esteriliza. 865
   ¿ Dó hallaréis peña mi amor,
   si el mar furioso la alcanza,
   que al abril de la esperanza
   permita yerba ni flor ?
   ¿ Qué importa, esposa querida, 870
   que inmóvil permanezcáis,
   si a la corte al fin os vais
   a ser siempre combatida,
   donde yo en celos eternos
   estéril vuestro amor vea, 875
   pues aunque el alma os posea,
   será ya imposible el vernos ?
   Mudáis de casa y lugar.
   No sin causa temo y dudo.
SIRENA:      Mi bien, sitio, no amor mudo. 880
CARLOS:      Al fin, Sirena, es mudar.
   En la corte cada día
   se muda todo; el lenguaje,
   el sitio, el estado, el traje,
   la amistad, la cortesía, 885
   la privanza, el querer bien.
   Por eso el que os vais rehuso;
   que vos por andar al uso,
   os querréis mudar también.
SIRENA:      Antes tendrá más [sustancia] 890
   allá la firmeza mía;
   que toda mercaduría
   baja donde no hay ganancia,
   y si, en la corte dicho has,
   hay tan poca fortaleza, 895
   claro está que mi firmeza,
   por sola, ha de valer más.
CARLOS:      ¿ Ya habláis del valor ?    Temer
   puedo que saldréis ingrata,
   porque quien del precio trata, 900
   no está lejos de vender.
   Mas, ¡ ay, amores !    No trates
   de injuriarte de tu esposo;
   que él loco, amante y celoso
   cuanto dice es disparates. 905
   No puedo más. ¿ Qué he de hacer ?
   Ya no peleo con Amor,
   sino con celos de honor,
   gigantes que harán temer
   al corazón más valiente. 910
   Llévate el duque a su casa,
   téngote de ver por tasa;
   sin ella has de estar presente
   a sus importunos ruegos
   ¿ qué mucho que tema, pues ? 915
SIRENA:      Carlos mío, poco ves;
   que también hay celos ciego.
   Para la seguridad
   de mi fama y de tu honor,
   ¿ puede haber cosa mejor 920
   que llevarme a la ciudad ?
   ¿ En qué fortaleza habito,
   que pueda hacer resistencia
   a la amorosa violencia
   de un poderoso apetito ? 925
   ¿ Tiene de poder Belvalle
   y cincuenta labradores,
   a pesar de sus amores
   defenderme y ausentalle ?
   Dirás que no, claro está 930
   pues si a la ciudad me lleva,
   donde la duquesa nueva,
   que debe de saber ya
   el fuego que al duque enciende,
   guardarme ha de pretender. 935
   ¿ Qué temes, si una mujer
   recelosa me defiende ?
   ¿ Hay vida tan cuidadosa
   que asegure tus enojos ?
   ¿ Hay Argos tan lleno de ojos 940
   como una mujer celosa ?
   Pues ¿ qué temor te acobarda,
   si aquí segura no estoy,
   y he de llevar donde voy
   un ángel el tras mí de guarda ? 945
   Yo le diré a la duquesa
   lo que le conviene estar
   cuidadosa, y estorbar
   lo que su amor interesa,
   y andando yo cada día 950
   guardada de una mujer,
   es lo mismo que tener
   tu honor en una alcancía.
CARLOS:      ¿ Qué importa, si no he de hablarte,
   querida Sirena, más ? 955
SIRENA:      Pues ¿ quédaste aquí ? ¿ No vas,
   Carlos, a la misma parte ?
   ¿ Puede haber inconveniente
   que al fin un primo no acabe ?
   ¿ Qué puerta hay jamas con llave 960
   para el amor que es pariente ?
   ¿ No eres cazador mayor ?
   Busca, vela, ronda y traza,
   que sin trabajos no hay caza,
   ni sin diligencia amor. 965

Salen el DUQUE Y FLORO, de noche

DUQUE:      ¿ Qué importa que me aconsejes,
   si yo muriéndome estoy ?
FLORO:      ¿ No eres duque ?
DUQUE:                        Amante soy.
FLORO:      Por lo más es bien que dejes
   lo menos.
DUQUE:                      ¿ Cuál es lo más ? 970
FLORO:      Ser duque.
DUQUE:                    ¿ Que ser amante ?
FLORO:      ¿ Pues no ?
DUQUE:                    Eres ignorante;
   no he de admitirte jamás
   a cosa del gusto mío.
   ¿ Amor no es Dios ?
FLORO:                            Esa fama 975
   tiene acerca de quien ama.
DUQUE:      Luego has dicho un desvarío;
   que si Amor en sí trasforma
   al amante, claro está
   que Amor, lo que soy será: 980
   yo la materia, él la forma.
   Y si de dios tiene nombre,
   ¿ cuál es mejor de los dos ?
   ¿ El que amando es con él dios,
   o el duque, que al fin es hombre ? 985
FLORO:      Lo que yo sé es que te engaña
   el frenesí de tu pena.
DUQUE:      Dios soy amando a Sirena,
   y no duque de Bretaña.

Hablan aparte CARLOS y SIRENA

CARLOS:      El duque es éste.
SIRENA:                              ¡ Ay de mí ! 990
   Carlos mío, vete luego.
CARLOS:      ¿ Tocan los celos a fuego,
   y he de partirme de aquí ?
   No me está bien esa traza;
   que soy cazador mayor, 995
   no es cuerdo cazador
   el que huye y deja la caza.
SIRENA:      ¿ Si te conoce ?
CARLOS:                            El disfraz
   que traigo, y la noche oscura,
   de ese temor me asegura. 1000
SIRENA:      ¡ Ay esposo ! Vete en paz,
   o iréme yo.    No me vea.
CARLOS:      El huír es claro indicio,
   Sirena, del maleficio.
   También se ama en el aldea. 1005
   Finge que Fenisa eres,
   y haré que Carmenio soy.
SIRENA:      Mala fingidora soy.
CARLOS:      Pues bien fingís las mujeres.
SIRENA:      ¿ Qué sacas de que aquí esté ? 1010
CARLOS:      Defender pared o puerta,
   viendo que hay gente despierta,
   cuando tan perdido esté
   el duque, que hacer intente
   lo que el amor y el poder 1015
   por obra suelen poner.

Hablan aparte el DUQUE y FLORO

DUQUE:      Escucha, en la calle hay gente.
FLORO:      También rondan labradores;
   que contra el sueño y trabajo
   suele tomar a destajo 1020
   esta gente sus amores.
DUQUE:      ¿ No es la casa del alcalde
   ésta en que Sirena está ?
FLORO:      Pienso que sí.
DUQUE:                        ¿ Quién será ?
FLORO:      Quien por no pagar de balde 1025
   la ventana, ve la fiesta
   de noche.
DUQUE:                    En fin, ni al sayal,
   ni a la seda principal,
   ni a villana o dama honesta
   Amor de noche preserva. 1030
FLORO:      No hay quien no la pague escote,
   porque es la noche un pipote,
   señor, de toda conserva.
DUQUE:      ¿ Qué hablarán ?
FLORO:                            Cosas de risa
   con que entretengan su mal; 1035
   él requiebros de sayal,
   y ella favores de frisa.
DUQUE:      Oigámoslos. Dios tirano,
   ¿ por qué ha de amar un pastor ?
FLORO:      Porque es hombre.
DUQUE:                            No es amor 1040
   bocado para un villano.

Levantando y fingiendo la voz hablan CARLOS y SIRENA

CARLOS:      En fin, ¿ que no hay quillotrar
   a vueso padre, Fenisa,
   para que un di-santo a misa
   Guargueros nos venga a echar 1045
   la tribuna abajo ?
SIRENA:                                No.
CARLOS:      Hello por fuerza.
SIRENA:                            Eso es malo,
   que tien el mando y el palo.
   ¿ No soy vuesa mujer yo ?
   ¿ De qué diabros heis querella ? 1050
CARLOS:      Mas ¿ de qué no la he de her ?
   De noche sois mi mujer,
   y de día sois doncella.
   A medias estó casado.
   Yo busco mujer entera, 1055
   mi Fenisa, dentro o fuera.

Aparte con el DUQUE

FLORO:      ¡ Labrador determinado !
DUQUE:      A haberlo yo, Floro, sido,
   no tuviera que temer.
FLORO:      Habla, por ser su mujer, 1060
   con libertad de marido.
   No lo es tuya la marquesa.
CARLOS:      ¿ Entraré ?
SIRENA:                    Lo dicho dicho.
   Esta noche hay entredicho.
   Sabe el Amor que me pesa 1065
   ¡ Mal haya Sirena, amén !
CARLOS:      No la maldigas, que es linda.
SIRENA:      ¿ Es bella ?
CARLOS:                    ¡ Como una guinda !
   ¡ Par Dios que la quiero bien !
SIRENA:      No gusto yo mucho de eso. 1070
CARLOS:      Ya que hayas de maldecir,
   sobre el duque puede ir,
   porque es nuestro sobrehueso,
   que esta noche nos estorba.
SIRENA:      Como ésas nos ha estorbado. 1075
DUQUE:      Yo vengo a ser el culpado.
SIRENA:      Mala landre que le sorba
   ¿ No tiene ya su mujer ?
   ¿ Qué diabros nos quiere aquí ?
CARLOS:      Como no vuelva por sí, 1080
   palos debe de querer.
DUQUE:      ¿ Yo palos ?
FLORO:                        Esto va malo.
   Aunque entre los labradores
   las bubas y los amores
   se sanan tomando el palo. 1085
SIRENA:      Palos a un duque es pecado.
CARLOS:      En dando en ser cascabel,
   yo le apalearé á él,
   y no tocaré al ducado.
   ¡ Si me estuviese escuchando... ! 1090
SIRENA:      ¿ Pues para qué ?
CARLOS:                          ¿ No podía,
   viendo que en casa dormía
   Sirena, andarla rondando ?
SIRENA:      Pardiobre, por mas que ronde
   no temas que la trabuque. 1095
CARLOS:      ¿ No, Fenisa, siendo un duque ?
SIRENA:      Ni un rey, ni un papa, ni un conde.
DUQUE:      (Todos son historiadores          Aparte
   de mi desdicha.)
CARLOS:                          Sirena,
   duerme sin cuidado y pena. 1100
   Amor en los labradores,
   si se agarra y da en costumbre,
   no se puede soportar
   las tapias quiero saltar
   y aliviar la pesadumbre. 1105
SIRENA:      ¿ Estás loco ?
CARLOS:                          Loco estó.
   Yo soy vuestro esposo y dueño;
   aténgome al matrimeño.
   ¡ O sois mi mujer, o no !
SIRENA:      Ruido suena, padre llama 1110
   la gente; voyme a acostar.
CARL0S:      ¿ Y qué he de her yo ?
SIRENA:                              ¿ Qué ? Esperar,
   que es costumbre de quien ama.
CARLOS:      ¿ Cuándo habrarémos los dos,
   ya que así mi fuego atizas ? 1115
SIRENA:      Más días hay que longanizas.
   En yéndose el duque. Adiós.

Vase SIRENA

DUQUE:      Floro, con la ayuda de este,
   que, en fin, es ladrón de casa,
   el fuego que así me abrasa, 1120
   podrá ser no me moleste.
   ¡ Ah de la calle ! ¿ Quién va ?
CARLOS:      ¡ Ah de la calle ! ¿ Quién viene ?
DUQUE:      Quien cerrado el paso tiene.
CARLOS:      Pasos abrimos acá. 1125
   Es el monte más cerrado.
DUQUE:      ¿ Con quién hablabais aquí ?
CARLOS:      ¿ Confesáisme vos a mí,
   que pescudáis mi pecado ?
DUQUE:      Ea, no repliquéis más. 1130
   ¿ Con quién hablabais ?
CARLOS:                            ¡ Buen cuento !
   En los diez no hay mandamiento
   que nos mande, "No hablarás."
DUQUE:      Pues yo os lo mando.
CARLOS:                                ¿ Sois vos
   más que los diez mandmientos ? 1135
DUQUE:      Ahorremos de fingimientos,
   y advertid que somos dos,
   y vos uno.
CARLOS:                        Uno, y no manco.
DUQUE:      Haced lo que os digo, pues.
CARLOS:      Dos sois y conmigo tres. 1140
   Aun no hay para pies a un banco.
   ¿ Qué queréis ?
DUQUE:                            En casa ajena
   y donde el alcalde vive,
   y por huéspeda recibe
   a la marquesa Sirena, 1145
   es notable desacato
   que a su ventana habléis vos.
CARLOS:      Perdonadme, que par Dios,
   que sois lindo mentecato.
DUQUE:      Villano, ¿ sabéis quién soy ? 1150
CARLOS:      Del duque me parecéis
   en el traje que traéis.
   Por él este nombre os doy.
DUQUE:      ¿ Por qué el duque lo merece ?
CARLOS:      Porque si fue recuestada 1155
   Sirena para casada,
   y aun con esto le aborrece,
   ¿ qué tien ya que responder
   si se ha casado con otra ?
   ¿ Ha de gustar ser quillotra 1160
   quien no quiso ser mujer ?
DUQUE:      ¿ Quién os mete a vos en eso ?
CARLOS:      ¿ Quién ?    El que a vos os metió
   en reñirme si habro o no.
   Los dos estamos sin seso, 1165
   y así dándomos por buenos,
   irmos es cosa barata;
   qe es un asno quien se mata,
   cal vos, por duelos ajenos.
DUQUE:      ¿ Y si fuese el duque yo, 1170
   a quien habéis eso dicho ?
CARLOS:      Si sois vos, lo dicho dicho.
DUQUE:      ¿ No os desdiréis de ello ?
CARLOS:                                  No.
   Pocas veces me desdigo,
   porque de honrado me precio. 1175
DUQUE:      Ni sois cobarde, ni necio;
   yo quiero ser vuestro amigo.
   ¿ Quereis vos ?
CARLOS:                          Si me estuviere
   bien, podrá ser que lo sea.
DUQUE:      ¿ Y estaráos bien ?
CARLOS:                            Cuando os vea, 1180
   y vuestro estado supiere.
DUQUE:      Decidme pues vuestro nombre.
CARLOS:      Vos proponéis el partido.
   Lo que me pedís os pido.
DUQUE:      ¿ Has visto, Floro, tal hombre ? 1185
   Ahora, yo os he menester.
   La necesidad me obliga
   a que estado y nombre os diga.
CARLOS:      Mal podéis mi amigo ser,
   si os fuerza necesidad; 1190
   que amistad interesable
   jamás ha sido durable.
DUQUE:      ¿ No se obliga una amistad
   con buenas obras ?
CARLOS:                                A veces;
   mas después de recebida, 1195
   o se paga mal u olvida.
DUQUE:      Labrador, más me pareces
   filósofo que villano.
CARLOS:      Lo uno y otro puede ser.
DUQUE:      ¡ Qué de ello te he de querer, 1200
   si me remedia tu mano !
   Discrecián tienes extraña,
   aficionado te quedo.
   Sacarte del sayal puedo,
   que soy duque de Bretaña. 1205
CARLOS:      ¡ Válgame Dios ! ¿ Que el duque es ?
   Perdone su rabanencia,
   que la noche da licencia,
   y deme a besar los pies
   desde aquí.
DUQUE:                        Llégate más. 1210
CARLOS:      Hame dado una lición
   la fábula del león.
   Ya tú, señor, la sabrás.
   Estaba viejo una vez
   y tullido; que no es nuevo 1215
   quien anda mucho mancebo
   estar cojo a la vejez.
   Como no podía cazar,
   y andaba solo y hambriento,
   temitió al entendimiento 1220
   los pies que solían volar;
   y llamando a cortes reales,
   mandó por edito y ley
   que atendiendo que era rey
   de todos los animales, 1225
   acudiesen a su cueva.
   Fueron todos, y asentados,
   dijo, "Vasallos honrados,
   a mí me han dado una nueva
   extraña, y que me provoca 1230
   a pesadumbre y pasión,
   y es que dicen que al león
   le huele muy mal la boca.
   No es bien que un supuesto real,
   de tantos brutos señor, 1235
   en vez de dar buen olor,
   a todos huela tan mal.
   Y así buscando el remedio,
   hallo que a todos os toca
   que llegándoos a mi boca 1240
   veáis si al principio o medio
   alguna muela podrida
   huele mal, porque se saque,
   y de esta suerte se aplaque
   afrenta tan conocida." 1245
   Metióse con esto adentro,
   y entrando de en uno en uno,
   no vieron salir ninguno.
   La raposa, que es el centro
   de malicias, olió el poste; 1250
   y convidándola a entrar
   para ver y visitar
   al león, respondió, "¡ Oste !
   Y asomando la cabeza,
   dijo, "Por no ser tenida 1255
   por tosca y descomedida,
   no entro a ver a vuestra alteza;
   que como paso trabajos,
   unos ajos he almorzado,
   y para un rey no hay enfado 1260
   como el olor de los ajos.
   Por aquesta cerbatana
   vuestra alteza eche el aliento;
   que si yo por ella siento
   el mal olor, cosa es llana 1265
   que hay muela con agujero,
   y el sacarla está a otra cuenta
   que yo estoy sin herramienta
   y en mi vida fui barbero."
   Lo mismo somos los dos, 1270
   y en fe de vuestra amistad,
   acercarme es necedad,
   porque he dicho mal de vos
   y un viejo tiene por tema
   decir, cuando a alguien me allego, 1275
   "Del rey, del sol y del fuego,
   lejos; que de cerca, quema."
DUQUE:      Pues ¿ no me habéis de decir
   quién sois, si os lo he dicho yo ?
CARLOS:      Antes sí; pero ya no, 1280
   por lo que acabais de oír.
DUQUE:      No habrá amistad en los dos,
   si el nombre encubrís así.
CARLOS:      Vos me heis menester a mí,
   según decís, yo no a vos. 1285
   Si así amistad no queréis,
   tomáosla, señor, allá.
DUQUE:      Sabio simple, ven acá.
   Ya he visto lo que os queréis
   tú y Fenisa, y que ha llegado, 1290
   venciendo estorbo y temor,
   al fin dulce vuestro amor
   que espera un enamorado.
   Sé la poca voluntad
   que tiene de que os caséis 1295
   el alcalde, a quien queréis
   por padre de afinidad;
   y que a pesar suyo allanas
   tapias, saltando paredes;
   que no es poco hacer mercedes 1300
   paredes que son villanas.
   De mí os sentí formar quejas
   porque estorbo vuestro amor.
   Para gozarle mejor,
   si a un lado recelos dejas 1305
   que dices tienes de mí,
   y al aposento me guías
   de Sirena, ya podrías
   quedar, de villano, aquí
   hecho hidalgo y caballero, 1310
   y con Fenisa casado.
CARLOS:      (¡ Por alcahuete, privado !            Aparte
   Pero no seré el primero.)
   Tiene mil dificultades,
   señor, lo que me mandáis, 1315
   El oficio que me dais
   úsase por las ciudades,
   mas no por aldeas ni villas.
   Alcahuetes hay allá
   señorías; pero acá 1320
   sufrimos pocas cosquillas.
   Esto es lo uno; lo otro es
   que Fenisa es tan hermosa
   como Sirena, y mi esposa;
   y si allá os meto, después 1325
   cuando Sirena os reproche,
   quizá daréis en Fenisa;
   que suele el diabro dar prisa,
   y todo es pardo de noche.
   Hay en la puerta un cencerro 1330
   gruñidor, y en el corral
   hay un pozo sin brocal.
   Lo tercero, tiene un perro
   que si os ve, y desencuaderna
   los dientes dando tras vos, 1335
   no tengo a mucho, par Dios,
   que se os meriende una pierna.
   Lo cuarto, habéis de pasar
   por la cama del alcalde,
   y no pasaréis de balde 1340
   si al mastin siente ladrar;
   porque si una estaca arranca,
   mientras se averigua o no
   si es el duque el que pasó,
   sabréis lo que es una tranca. 1345
   Lo quinto, fuera de aquesto,
   no os quiero her otro regalo.
   Lo sexto, ya veis que es malo
   todo lo que toca al sexto.
DUQUE:      Mata ese villano, Floro. 1350
CARLOS:      No consiento mataduras.
   Iguales somos a escuras.
   Sin luz, no reluce el oro.
   Tente, duque; que es de noche.
   No te quedes en Belvalle. 1355
FLORO:      ¡ Hachas vienen por la calle !
   ¡ Y detrás de ellas un coche !
DUQUE:      ¿ Coche y hachas por aquí ?
   ¿ Hachas y coche en aldea ?
   ¿ Quién será ?
CARLOS:                      Sea quien sea, 1360
   señor duque, adiós.

Vase CARLOS

DUQUE:                              ¡ Que así
   de los dos se haya burlado
   un villano !
FLORO:                      Está en su villa,
   y villanos en cuadrilla
   desharán un campo armado. 1365
   Oye, que el coche atascó,
   y no pudiendo arrancar,
   los ha obligado a apear.
DUQUE:      ¡ No es aquélla que salió
   la duquesa ?
FLORO:                        O sueño, o sí. 1370
DUQUE:      Sospechará si nos ve,
   Retírate.
FLORO:                    ¿ Para qué,
   si está ya tu esposa aquí ?
   La guarnición de la capa,
   que con la luz resplandece, 1375
   señor, a tu esposa ofrece
   lo que la escuridad tapa.
   Ya te ha visto.
DUQUE:                            Por saber
   lo que es esto, no me voy.

Salen LEONORA, de camino, LUDOVICO, y dos PAJES, con hachas

LEONORA:      Basta, que en Belvalle estoy, 1380
   hazaña al fin de mujer
   recién casada y celosa.
DUQUE:      Leonora.
LEONORA:                  ¿ Es el duque ?
DUQUE:                                Ya
   seré duque, pues está
   aquí mi duquesa hermosa. 1385
   Pues, mi bien, ¿ qué causa pudo
   obligaros a tal hora
   venir así ?
LEONORA:                    Quien no ignora
   que Amor, por andar desnudo,
   ni de noche temor tiene 1390
   que le salgan a robar,
   ni repara en caminar
   en fe que con alas viene.
   Como soy recién casada
   y novicia en el amor, 1395
   después que os quiero, señor,
   me tenéis mal enseñada.
   Vi que la noche venía,
   y estando ausente mi dueño,
   lo había de estar el sueño, 1400
   que sin vuestra compañía
   ya será imposible hallalle
   y para estar desvelada,
   más quise hacer la jornada
   que hay de la corte a Belvalle 1405
   que a sospechas dar lugar.
DUQUE:      El haberme encomendado
   mi padre aumento y estado
   de Sirena, disculpar
   me puede en esta ocasión. 1410
LEONORA:      No tengo yo que os reñir,
   antes vengo por cumplir
   esa justa obligación.
   ¿ Adónde está Marquesa ?
DUQUE:      Por aposentarme a mí 1415
   en su casa, vive aquí.
LEONORA:      Cortesía suya es ésa.
   Y vos, porque esté segura,
   sueño y puerta le guardáis.
DUQUE:      Cuando vos, mi bien, estáis 1420
   ausente, vuestra hermosura
   contemplo, como en retrato,
   en la luna y las estrellas.
LEONORA:      Y hallaréis más luz en ellas
   a estas puertas cada rato. 1425
   Haced que la llamen luego
   que ha de ir en mi compañía.
DUQUE:      ¿ No aguardaremos al día ?
LEONORA:      ¿ Para qué es tanto sosiego ?
   Está desapercebido 1430
   a estas horas el lugar,
   y no podrá aposentar
   los que conmigo han venido.
   La corte aun no está de aquí
   dos leguas.
DUQUE:                    Yendo con vos 1435
   doscientas no fueran dos.
LEONORA:      Pues si eso sentís así,
   ¿ que hay que aguardar ?
DUQUE:                                  Por mí, nada;
   mas cogemos de repente
   a Sirena, que inocente, 1440
   mi bien, de aquesta jornada,
   ha de juzgar por rigor
   lo que, a venir mas de asiento,
   tuviera a entretenimiento.
LEONORA:      Yo sé que me hará favor 1445
   en pagarla voluntad
   y prisa en venir a vella
   con dar la vuelta con ella
   a nuestra corte y ciudad.
   Díganla como aquí estoy. 1450
FLORO:      La puerta han abierto ya.

Salen CORBATO, con un candil, y FENISA

CORBATO:      ¿ Quién diabro voces nos da ?
   Arre allá. ¿ Soy, o no soy
   alcalde ?
FENISA:                    ¿ Toda la noche
   a nuestra puerta roído ? 1455
   Pero ¡ aho ! ¿ Quién ha venido
   acá con cirios y coche ?
   ¡ El duque, padre, y la duca !
CORBATO:      No era el roído de balde.
   ¡ Señor !
DUQUE:                  ¿ Sois vos el alcalde ? 1460
CORBATO:      Aunque la vejez caduca,
   y so hogaño el envarado.
DUQUE:      ¿ Y es Fenisa esta doncella ?
CORBATO:      Para servirle yo y ella.
DUQUE:      Ponedla, alcalde, en estado; 1465
   que es ya grande.
CORBATO:                              Duerme bien,
   almuerza y come mejor,
   no la quillotra el Amor,
   ni hasta agora canas tien.
   ¿ Quién me mete a mí en metella 1470
   en prensa ?
FENISA:                    ¿ Casarme ? ¡ Jo !
DUQUE:      Haced lo que os digo yo,
   o si no, casaráse ella.

Sale SIRENA

SIRENA:      ¡ Señor ! ¿ Aquí vueselencia ?
   Mándeme dar esos pies. 1475
DUQUE:      La marquesa, mi bien, es.
LEONORA:      La fama de vuestra ausencia,
   Sirena, me trae así
   de vos tan enamorada
   que no siento la jornada, 1480
   pues por ella os hallo aquí.
   No he de partirme sin vos;
   que de ser vuestro galán
   y ya recelos me dan
   que estando ausentes los dos 1485
   me habéis de quitar el sueño.
SIRENA:      Si al principio tal favor,
   señora, hallo en vuestro amor,
   aunque en méritos pequeño,
   el mío, aceta el partido; 1490
   pues si va a decir verdad,
   muerta por vuestra beldad,
   de Belvalle me despido.
CORBATO:      (De mujer a mujer va,            Aparte
   pata para la traviesa.) 1495

Sale CARLOS, de galán

CARLOS:      ¿ En Belvalle la duquesa ?
CORBATO:      A escuras se vino acá.
CARLOS:      ¿ Tanta merced, gran señora ?
DUQUE:      ¡ Oh Carlos ! Mucho dormís.
CARLOS:      Si en el aldea vivís, 1500
   sabréis que el que en ella mora,
   todo el tiempo, gran señor,
   gasta, si no va a cazar,
   sólo en dormir y jugar.
LEONORA:      Habéisme de hacer favor 1505
   de que sin culpar mi prisa,
   en el coche nos entremos,
   y por Belvalle troquemos
   la corte, porque es precisa
   la ocasión que de tornarme 1510
   esta misma noche tengo
   y pues solo a veros vengo,
   ya sin vos no podré hallarme.
SIRENA:      Cuenta el duque me había dado
   de la merced que desea 1515
   vueselencia hacerme, y crea
   que tengo muy deseado
   este punto; que de estar
   sin padre, y a cargo suyo,
   mi seguridad arguyo. 1520
LEONORA:      No tenemos que esperar;
   que porque mejor lo estéis,
   vengo en persona por vos.
SIRENA:      Y estarémoslo las dos,
   si vos tal merced me hacéis. 1525
LEONORA:      Ya os entiendo. Venga el coche.

Aparte a FLORO

DUQUE:      Floro, cumplió mi deseo
   el Amor.
CARLOS:                          (¡ Que en poder veo              Aparte
   de mi enemigo, crÜel noche,
   mi honor ! ¡ Que sufrillo pudo 1530
   mi amor honrado ! ¡ Sirena
   en poder y casa ajena,
   y yo con celos y mudo !)
DUQUE:      Carlos, mirad que os aguarda
   el oficio que os he dado. 1535
CARLOS:      Yo tengo, señor, cuidado.
CORBATO:      Fenisa, pon el albarda
   al rucio, y alto, al molino,
   pues los huéspedes se van.
   Echa en las alforjas pan. 1540
LEONORA:      Corto es, marquesa, el camino.

Hablan aparte CARLOS y SIRENA

SIRENA:      Todo en tu favor se traza.
   No tengas, mi bien, temor.
CARLOS:      Pues soy cazador mayor,
   Recelos, ojo a la caza. 1545


ACTO SEGUNDO

Salen el DUQUE y LEONORA

DUQUE:      Saben los cielos, mi Leonora hermosa,
   Si desde que mi esposa te nombraron,
   y de dos enlazaron una vida
   por verla divertida en otra parte,
   quisiera aposentarte de manera 1550
   en ella, que no hubiera otra señora,
   que no siendo Leonora, la ocupara.
   Si un reino, es cosa clara, que se rige
   de un solo rey que elige por cabeza,
   y la Naturaleza solamente 1555
   dio al mundo un sol ardiente y una luna;
   si en cada cuerpo es una el alma bella,
   no es bien que estén en ella dos señores,
   ni ocupen dos amores una casa,
   como en la esfera escasa de mi pecho. 1560
   Diligencias he hecho que no han sido
   bastantes al olvido; he intentado
   ausentarme, he probado a divertirme,
   y para persuadirme al tuyo honesto,
   las partes he propuesto que ennoblecen 1565
   tu fama, y enriquecen mi ventura.
   Tu virtud, tu hermosura, tu nobleza,
   la célebre grandeza de tu casa
   mi memoria repasa cada día;
   mas--¡ ay Leonora mía !--que no basta 1570
   contra la mala casta de un tirano,
   que a todo da de mano, y en mi pecho
   de suerte asiento ha hecho, que con todo
   alzándose, no hay modo que se aplaque,
   si no es que con él saque el alma y vida 1575
   que está con él asida, y porque goce
   su reino desconoce al propio dueño.
   Esto me quita el sueño; que quisiera
   un alma darte entera, y no partida.
   No sé qué medio impida aqueste daño, 1580
   pues contra el desengaño, esposa mía,
   crece más cada día.    Sólo uno
   hallo que es oportuno y provechoso,
   si bien dificultoso, pues comienza
   la tímida vergÜenza a refrenarle 1585
   al tiempo de esplicarle y esto pende
   de tu amor, si se extiende, Leonor bella,
   a tanto, que atropella de los celos
   la línea y paralelos, porque estriba
   sólo en que el duque viva, que padece. 1590
   Si el tuyo te parece que es bastante
   a hazana semejante, haréte cierta
   de la herida encubierta, que te llama
   su médico.
LEONORA:                    Quien ama como debe
   debajo el yugo leve y amoroso 1595
   del matrimonio, esposo, no repara
   en cosa, por más cara que parezca;
   pues si es bien que se ofrezca al golpe rudo
   el brazo, aunque desnudo, cuando mira
   que a la cabeza tira y amenaza, 1600
   bien es que de esta traza yo pretenda
   tu vida y te defienda, pues estriba
   mi ser todo en que viva la cabeza,
   que la naturaleza en ti me ha dado.
   Si el fin de tu cuidado en mí consiste, 1605
   no estés, Filipo, triste.    Dame cuenta
   de la pasión violenta que te abrasa,
   y pues tienes en casa la ventura
   que dices, ponte en cura, aunque yo muera.
DUQUE:      ¡ Oh mi bien ! ¿ Quién pudiera para amarte 1610
   mejor, desocuparte el alma toda,
   que hospeda y acomoda ingratas prendas ?
   No imagines ni entiendas qué te pido;
   que si por su marido ofreció Alceste
   la vida, imites este ejemplo extraño, 1615
   ni que tan en tu daño mi sosiego
   te salga, que en el fuego riguroso,
   el amor de tu esposo, como a Evadne
   te arroje, porque gane eterna fama;
   que ni acero ni llama han de ser medio 1620
   que pueda dar remedio a tanta pena.
   La marquesa Sirena es el tirano
   que con violenta mano se retrata
   dentro del alma ingrata y homicida
   la posesión debida a tu hermosura 1625
   tiranizar procura. Ya ha dos años
   que con mil desengaños menosprecia
   la voluntad que necia permanece,
   cuando más me aborrece, más constante.
   Ni el verme mozo amante, ni el estado 1630
   ilustre que he heredado, y su señora
   la llamara, Leonora, ablandar pudo
   aquel pecho desnudo de clemencia.
   Ni el ver que la potencia, en compañía
   del poder, cada día precipita 1635
   la razón, si la irrita el menosprecio,
   la obligó--¡ caso recio !--a ser mi esposa.
   Viendo, pues, peligrosa mi esperanza
   para tomar venganza y olvidarla,
   del alma quise echarla, haciendo dueño 1640
   suyo, en tiempo pequeño, a mi Leonora.
   Llamóte al fin señora mi Bretaña,
   y como te acompaña la belleza
   igual a tu nobleza, creí contento
   echar del pensamiento al dueño ingrato 1645
   que en el alma retrato, pues ausente
   de Sirena, y presente tu hermosura,
   ¿ en qué pizarra dura se esculpiera
   que no la echara fuera y se borrara ?
   Ni el sol de aquesa cara, ni su ausencia, 1650
   ni el ver por experiencia ya imposible
   mi frenesí terrible, hizo otra cosa
   que aumentar más furiosa la cruel llama
   que ciega se derrama, y como loca
   se sale por la boca. Al fin, Leonora, 1655
   viendo de hora en hora alborotada
   y ya banderizada el alma mía
   que de tu parte cría atrevimiento,
   porque el entendimiento te defiende
   que conoce y entiende lo que vales, 1660
   con armas desiguales la refrena
   memoria de Sirena, y de su parte
   la voluntad reparte, aunque sin ojos
   la vitoria y despojos de mi vida.
   Viéndote de vencida y ya olvidada, 1665
   porque desengañada te siguiese
   la voluntad, y viese juntamente
   tu belleza excelente, y la hermosura
   de quien mi mal procura, fui por ella
   y aquí quise traerla; que un contrario 1670
   junto a otro, es ordinario dar más muestra
   De la virtud que muestra. De esta suerte
   creí, mi bien, que en verte más perfeta
   más hermosa y discreta, se enlazara
   en ti el alma, y dejara a la marquesa 1675
   de quien, aunque le pesa, le atribuye
   la ventaja que incluye tu hermosura.
   No salí con la cura. Antes creciendo
   el fuego en que me enciendo, es ya de suerte
   que si no es que la muerte le reporte, 1680
   desde que está en la corte a tal estado
   me trae, que me ha obligado a que disponga
   mi vida, y que la ponga--¡ ay Leonor bella !--
   en tu mano; que si ella no me sana,
   cualquiera cura es vana.
LEONORA:                                  El cómo aguardo. 1685
DUQUE:      ¿ Creerás que me acobardo y no me atrevo
   cuando a decirte pruebo mi locura,
   viendo que tu hermosura, entendimiento
   y discreción afrento ? Leonor mía,
   quita mi cobardía.    En esta mano 1690
   que beso, y por quien gano el bien que espero,

Bésasela

   poner mi salud quiero.    Ansí me veas
   libre, porque poseas toda el alma,
   que pongas quieta calma a esta tormenta
   ni has de estar descontenta ni enojarte. 1695
LEONORA:      Empieza a declararte, lisonjero.
DUQUE:      Si me juras primero no hacer caso
   de celos, pues me abraso, aunque procuro
   olvidar...
LEONORA:                  Yo lo juro; ea, acabemos.
DUQUE:      No te cansen extremos, ten paciencia. 1700
   Ya suele la experiencia haber mostrado
   causar odio y enfado, si se alcanza
   lo que hace la esperanza mas perfeto.
   Ya sabes que el objeto deseado
   suele hacer al cuidado sabio Apéles, 1705
   que con varios pinceles, en distinta
   color esmalta y pinta con bosquejos
   lo que visto de lejos nos asombra,
   y siendo vana sombra, nos parece
   un sol que resplandece, una hermosura 1710
   que deleitar procura, y nos provoca;
   mas si la mano toca la fingida
   pintura apetecida, ve el deseo
   ser un grosero anjeo, en que afeitado
   ni cría yerba el prado, ni la fuente 1715
   prosigue su corriente, ni ve, ni habla
   la imagen que la tabla representa,
   y así lleno de afrenta , busca viva
   la que la perspectiva enseña muerta.
   Mi voluntad incierta, que engañada 1720
   ve en Sirena pintada una hermosura
   divina, una cordura deleitable,
   un sol que hacen amables sus reflejos
   como la ve de lejos, ignorante
   juzga lo que delante le parece, 1725
   y engañada apetece como loca
   lo que si gusta y toca, ser podría
   que hiciese, esposa mía, mas segura
   la divina hermosura que en ti siento,
   y el aborrecimiento y desengaño 1730
   remediasen el daño que me abrasa.
   El remedio está en casa, por quien peno.
   Tú has de ser mi Galeno, y mi bien todo.
   Haz, Leonora, de modo, aunque provoque
   tus celos, que yo toque esa pintura. 1735
   Desengañar procura mi deseo;
   sepa yo si es anjeo, comparado
   contigo, este adorado desatino;
   sepa yo si es divino o si es humano
   este ángel; porque sano, como es justo, 1740
   te estime más mi gusto, y la experlencia
   me enseñe la excelencia, mi Leonora,
   con que eres vencedora; y yo, mudado,
   vuelva desengañado y reducida,
   no a darte dividido, sino entero 1745
   un amor verdadero.
LEONORA:                            La primera
   mujer que sea tercera de su esposo
   seré; mas si es forzoso el agradarte,
   y a costa he de curarte de mi gusto,
   vaya con Dios.    Yo gusto darte en eso 1750
   la vida con el seso. A los desvelos
   de averiguados celos pondré pausa,
   si con tan justa causa no dan pena.
   Persuadiré a Sirena con caricias,
   con ruegos, con albricias, y de modo 1755
   tentaré el vado todo, que si a ruegos
   muestra desdenes ciegos, y te agrada
   su belleza forzada.    A que la fuerces
   y el torpe gusto esfuerces daré traza.
   ¿ Estás contento ?
DUQUE:                          Enlaza en este cuello 1760
   el tusón rico y bello de tus brazos.
   Acorta, mi bien, plazos, pues acortas
   si a mi dicha la exhortas, el agravio
   que te hago, y cuerdo y sabio podré darte
   toda el alma, que jura de adorarte. 1765

Vase el DUQUE

LEONORA:      No sé cómo he reprimido
   el ímpetu a la pasión,
   ni cómo mi corazón
   disimular ha podido.
   ¿ Ha visto el mundo o ha oído 1770
   combate de Amor mas recio ?
   ¡ Ah, Filipo torpe y necio
   a engendrar en mí comienza
   venganza tu desvergÜenza,
   y desdén mi menosprecio. 1775
   ¿ Tan fuerte es una mujer,
   que la pruebas en tu daño ?
   ¿ Tan sufrible un desengaño
   que en mí le quieras hacer ?
   ¿ No pudieras escoger 1780
   otra tercera mejor,
   ignorante pretensor ?
   No es mucho, pues indiscreto
   me pierdes así el respeto,
   que yo te pierda el amor. 1785
   Pon los ojos en Sirena,
   necio; que yo los pondré
   en quien venganza me dé
   de tu desprecio y mi pena.
   Tu tercera hacerme ordena; 1790
   que yo te haré mi tercero,
   porque por tus filos quiero
   vengarme de esta manera,
   qara que tu honra muera
   con las armas que yo muero. 1795

Sale SIRENA

SIRENA:      Para ser vuestra excelencia
   la guarda que se ha encargado
   de mí, muy poco cuidado
   descubre ml diligencia.
   Dos horas ha que en su ausencia 1800
   el recelo me provoca
   de que con voluntad poca,
   pues que tanto se retira,
   las cosas de mi honor mira.
LEONORA:      ¡ Ay, Sirena, que estoy loca ! 1805
   Si de pesar no reviento,
   es por ver que la esperanza
   que tengo de la venganza
   da riendas al sufrimiento.
   Que ofendiendo al sacramento 1810
   conyugal, busque un marido
   otro amor, ya es permitido,
   y que su tálamo ofenda
   aunque lo sepa y entienda
   la esposa que ha aborrecido. 1815
   ¿ Pero que se descomida
   y sea tal su desacato,
   que para tan torpe trato
   ayuda a su mujer pida... ?
   Hoy le quitara la vida, 1820
   q no juzgar por mejor
   quitarle, amiga, el honor,
   en él tan mal empleado.
SIRENA:      Ocasión justa te ha dado
   mas miraráslo mejor; 1825
   que siempre el agravio saca
   palabras que la ira ofrece,
   y el alma noble aborrece,
   aunque con ellas se aplaca.
LEONORA:      No halla mejor triaca, 1830
   marquesa, el veneno recio
   de mi injuria y menosprecio.
   En esto me determino.
   Pague así su desatino
   un marido que es tan necio. 1835
   Tan lejos de imaginar
   está que me agravia en esto,
   que en mi interés propio ha puesto
   el dar a su amor lugar.
   En llegándote a gozar, 1840
   dice, que echándote fuera
   del corazón que es tu esfera,
   si ahora soy aborrecida,
   el alma por ti partida
   me volverá a dar entera. 1845
   Y así que te solicite
   pide, con ruegos, con trazas,
   con joyas, con amenazas,
   porque a su locura imite.
   Si para que me ejercite 1850
   en oficio tan honrado
   nombre de esposa me ha dado,
   y a esto vine de Borgoña,
   yo le daré la ponzoña
   misma que a beber me ha dado. 1855
   Para con Dios, tanta pena
   llega el hombre a merecer
   que hace agravio a su mujer,
   como la esposa, Sirena.
SIRENA:      Señora mía, refrena 1860
   resolución tan extraña.
LEONORA:      El duque me desengaña.
   No hay que hablar.    A ser primera
   vine, y no infame tercera,
   desde Borgoña a Bretaña. 1865
   Goce el duque tu hermosura,
   que ya en mí no hay resistencia.
SIRENA:      ¿ Luego con vuestra excelencia
   mi honra no está segura ?
   ¿ Luego ya salió perjura 1870
   la fe, que de defender
   mi fama, quiere romper ?
LEONORA:      Si tu amistad no me ayuda,
   como mi honor pongo en duda,
   el tuyo pienso poner. 1875
   El duque y su desatino
   mi afición volvió en furor;
   porque del más fino amor
   nace el odio que es mas fino.
   Si por aqueste camino 1880
   no me ayudas, con mi fe
   tu honor a riesgo pondré,
   dando a mi enojo motivo;
   oues cuando mi honor derribo,
   no ha de haber honor en pie. 1885
   Los ojos ha puesto en ti
   el duque para cegarlos,
   y yo los he puesto en Carlos
   tu primo.
SIRENA:                    ¿ Cómo ? (¡ Ay de mí !)        Aparte
LEONORA:      Mi desprecio vengo así. 1890
   A amar a Carlos me animo;
   ni honra ni vida estimo.
   De su prima vengo a ser
   tercera, y así he de hacer
   que lo seas de tu primo. 1895
   Hecho me ha solicitarte,
   y que te ruegue permite.
   Yo haré que él le solicite,
   y le ruegue de mi parte.
SIRENA:      Vendrás a desenojarte, 1900
   y miraráslo mejor.
LEONORA:      Ya lo he visto; mi rigor
   ha dado aquesta sentencia,
   Sirena, ya no hay paciencia,
   ya no hay seso, no hay honor. 1905
   Si por ti Carlos me ama,
   al duque haré tal engaño,
   que resultando en su daño,
   quede segura tu fama;
   pero si no, de su llama 1910
   aquesta noche has de ser
   materia para encender
   tu afrenta.
SIRENA:                    (¿ Qué es esto, cielos ?        Aparte
   ¿ Entre la deshonra y celos
   me habéis venido a meter ? 1915
   Antes que pierda el honor,
   la vida el duque destroce;
   y ántes que Leonora goce
   a Carlos, me mate amor.
   No sé cuál daño es menor. 1920
   ¡ Dar al duque aborrecible
   contento, es caso terrible !
   Pues    ¿ ser solicitadora
   yo con Carlos, por Leonora ?
   ¡ Eso no, que es imposible !) 1925
LEONORA:      ¿ Qué he de hacer, triste de mi ?
   Marquesa, a Carlos preven;
   que a las dos nos está bien
   vengarnos del duque así.
SIRENA:      (Disimular quiero aquí                  Aparte 1930
   el tormento que reprimo.)
   Tu gusto, señora, estimo;
   mas mira...
LEONORA:                    No hay que mirar.
   Envía luego a llamar,
   Sirena, a Carlos tu primo. 1935
   Busca amorosa elocuencia
   con que pcrsuadirle puedas,
   y si vitoriosa quedas,
   haz que venga a mi presencia.
SIRENA:      Si, de dar a vueselencia 1940
   contento, segura estoy
   del duque, a servirla voy.
   (Agora, Carlos, veré                Aparte
   los quilates de la fe,
   Que empiezo a probar desde hoy.) 1945

Vase SIRENA

LEONORA:      Si consiste la prudencia
   en el saber elegir
   medios para conseguir
   el fin de una diligencia,
   la deshonesta insolencia 1950
   del duque, cuán imprudente
   es, me ha mostrado al presente
   en los medios gue ha buscado,
   pues ellos medio me han dado
   para que su fama afrente. 1955

Sale CARLOS hablando para sí al salir

CARLOS:      Tener en casa el sustento
   y no poderlo comer;
   cofres de oro poseer
   y estar pobre el avariento,
   en el río estar sediento 1960
   sin agua y sal en la mar,
   con alas y no volar,
   todo esto junto en mí pasa,
   pues tengo a Sirena en casa
   y nunca la puedo hablar. 1965
LEONORA:      Carlos.
CARLOS:                      Gran señora.
LEONORA:                                  Pues
   ¿ De qué venís pensativo ?
CARLOS:      Disgustos son con que vivo,
   después que aquí estoy.
LEONORA:                                ¿ Después ?
   ¿ Pues en qué dama habéis puesto 1970
   el pensamiento, que necia
   las muchas partes desprecia
   de vuestro talle dispuesto ?
   ¿ Son desdenes ? ¿ Lloráis celos ?
CARLOS:      No sé a qué sabe, señora, 1975
   ese manjar hasta agora.
LEONORA:      Mucho debeis a los cielos.
   ¿ Queréis bien ?
CARLOS:                            Ni bien ni mal.
LEONORA:      Miradlo, Carlos, mejor;
   que yo sé que os tiene amor 1980
   una dama principal
   de palacio.
CARLOS:                        ¿ A mí ?
LEONORA:                                Y por veros
   en donde estorbos no hubiera,
   no sé si la vida diera,
   que sustenta con quereros. 1985
CARLOS:      (¿ Si le ha contado Sirena          Aparte
   a Leonora nuestro amor ?
   Pero no hará tal error,
   pues no me ha puesto otra pena
   sino el silencio discreto, 1990
   después que con ella trato.)
LEONORA:      Si dais lugar al recato,
   y no ofendéis al secreto,
   a un duque, Carlos, sé yo
   que esta dama desestima 1995
   por vuestra causa.
CARLOS:                              (Mi prima        Aparte
   cuenta de todo la dió.
   No hay más; el deseo de hallar
   traza de verme y hablarme,
   pudo solo, por amarme, 2000
   peligros atropellar.
   Y porque esté la duquesa
   segura de los desvelos
   que el duque ha dado a sus celos
   con este medio interesa 2005
   su amistad y intercesión,
   para que pueda segura
   Hablarme. ¡ Extraña cordura !
   ¡ Peregrina discreción !)
LEONORA:      Entrado habéis en consejo 2010
   con vos mismo, y sois prudente
   que en peligro tan urgente,
   no es mucho que estéis perplejo;
   mas pues que yo os aseguro,
   no creo que hará el temor 2015
   agravio a mi mucho amor.
CARLOS:      Aunque es el enigma oscuro,
   no tanto que de él no entienda
   cuán favorecido quedo
   de vueselencia. Ni puedo, 2020
   ni es prudencia que pretenda
   agradecer con razones
   el bien que de vos consigo.
   Solo, gran señora, digo
   [que a tan obvias pasiones 2025
   pienso pagar con quedar
   por vuesrto siervo preso;
   y en seña la mano beso.
LEONORA:      (Poco hubo que negociar.)            Aparte
   La materia hallé dispuesta, 2030
   Carlos, que dudaba en vos.
CARLOS:      Ya ha un año, y va para dos,
   que el amor que os manifiesta
   mi pecho, tuve encubierto.
LEONORA:      Pues de un año ya habla amor. 2035
CARLOS:      Tuve del duque temor.
LEONORA:      Castigad su desconcierto,
   y entrad vos en su lugar.
   Lo que vuestra prima bella
   os dijere, hace; con ella 2040
   podéis sin temor hablar.
   Seguid las trazas que os diere;
   que yo os facilitaré
   estorbos, y dispondré
   todo lo que ella os dijere, 2045
   pues con tal intercesora,
   sin peligro de mudanza,
   daréis del duque venganza
   a una mujer que os adora.

Vase LEONORA

CARLOS:      Llegó mi dicha a su extremo. 2050
   Sirena, si para hablarte,
   Leonora está de mi parte,
   ¿ qué hay que dudar, o qué temo ?
   ¡ Afuera, celosa pena !
   No pongáis mi dicha en duda, 2055
   pues la duquesa me ayuda,
   y es tan constante Sirena.

Vase CARLOS.    Salen el DUQUE y FLORO

DUQUE:      No ha de quedar diligencia
   que no intente hasta vencer
   la espantosa resistencia, 2060
   Floro, que en esta mujer
   martiriza mi paciencia.
   La duquesa, persuadida
   de mis ruegos y desvelos,
   de sus agravios se olvida, 2065
   y anteponiendo a sus celos
   e remedio de mi vida,
   me promete hacerse guerra
   a sí misma, por templar
   el fuego que en mí se encierra 2070
   y persuadirla hasta dar
   con su fortaleza en tierra.
   Para que al extremo llegue
   siempre mi vivo cuidado,
   y mi tormento sosiegue, 2075
   que me llamen he mandado
   a Carlos, porque la ruegue,
   solicite y persuada;
   que aunque forzarla pudiera
   Nunca, la fruta alcanzada 2080
   por fuerza, de ella se espera
   lo que estando sazonada.
   Con sazon quiero cogella
FLORO:      Si en el consejo de estado
   de Amor, donde se atropella 2085
   la razón, sabio letrado,
   por no regirse por ella,
   se admitieran pareceres,
   uno pudiera yo darte
   saludable, si es que quieres, 2090
   gran señor, no despeñarte.
DUQUE:      Tal puede ser el que dieres,
   que le estime, si no es
   divertirme de Sirena.
FLORO:      No, gran señor.
DUQUE:                        Dile pues. 2095
FLORO:      Edificas sobre arena,
   y todo ha sido al revés
   cuanto hasta este punto has hecho.
   Un filósofo enseñaba
   su facultad, satisfecho 2100
   que por sus letras ganaba
   juntamente honra y provecho.
   Al que estudiado no había,
   con un precio moderado
   a su escuela le admitía; 2105
   pero el que estaba enseñado,
   y algunas letras tenía,
   dos precios había de darle
   si su oyente había de ser,
   uno por desenseñarle, 2110
   que sobre ajeno saber
   no quería lición darle,
   y otro por volver de nuevo
   a hacerle en su escuela sabio.
   Yo, que esta opinion apruebo, 2115
   si no lo juzgas a agravio,
   a cumplir tu amor me atrevo;
   pero con tal condición,
   que deshagas cuanto has hecho
   en tu ciega pretensión, 2120
   pues no será de provecho
   de otra suerte la lición.
   Ya que al principio lo erraste
   pues, sin curar dentro el mal,
   con Leonora te casaste 2125
   siendo Sirena tu igual,
   y así imposibilitaste
   el alcanzarla mejor,
   y remediarse no puede
   tan desenfrenado ardor; 2130
   porque incurable no quede
   de todo punto tu amor,
   has de deshacer agora
   el disparate que has hecho;
   pues viendo lo que te adora, 2135
   quieres que ablande su pecho
   la duquesa mi señora,
   que por más que te parece
   que terciar tu amor intenta,
   o este agravio la enloquece 2140
   o, si no siente esta afrenta,
   la duquesa te aborrece.
   Y será cosa pesada
   cualquiera de éstas, señor;
   que en la mujer injuriada, 2145
   nunca hay venganza mayor
   cono la disimulada.
   No has de provocar tampoco
   que sea Carlos tu tercero,
   por los peligros que toco; 2150
   que es Carlos muy caballero,
   y, si le tienes en poco,
   como el honor de su prima
   por tantas partes le alcanza,
   si aqueste agravio le anima, 2155
   podrá ser que a la venganza
   le fuerce tu desestima.
   Sirena es, señor, mujer;
   como tal, ha de acudir
   al natural de su ser. 2160
   Lo que más suelen sentir
   es el verse aborrecer
   de quien las quiso primero.
   Finge que la has olvidado,
   no la mires lisonjero, 2165
   pregúutala descuidado,
   y respóndela severo.
   Cuando la hables, bosteza;
   si cuidadosa te mira,
   vuelve a un lado la cabeza 2170
   de cuando en cuando suspira,
   muestra, hablándola, tristeza.
   Ponte en parte que te vea
   celebrar algún papel
   a solas, y aquesto sea 2175
   fingiendo la letra en él;
   y porque después le lea,
   haz al sacar el pañuelo,
   después que le hayas guardado,
   que se te cae en el suelo. 2180
   Escribe en él el cuidado
   de una dama con recelo
   de que a Sirena procuras
   y en su amor te desvaneces,
   y por más que la aseguras 2185
   lo mucho que la aborreces,
   que mientes en cuanto juras.
   Verás, aunque el corazón
   tenga como el bronce recio,
   que vale en esta ocasión 2190
   más, una hora de desprecio,
   que un año de pretensión.
DUQUE:      Como médico de aldea,
   comunes recetas das.
   En bárbaros las emplea, 2195
   que en la corte no hallarás
   quien las admita ni crea.
   Los medios que yo he escogido
   me darán por fuerza o grado
   el gusto que no he adquirido; 2200
   que el trabajo que he pasado,
   no lo he de dejar perdido.
   Estudia un consejo nuevo,
   y déjame hacer a mí,
   que el camino sé que llevo. 2205
FLORO:      La duquesa viene aquí.
DUQUE:      Vete, pues, Floro.
FLORO:                            No apruebo,
   por mas que te determines,
   tan peligrosos remedios.
DUQUE:      No importa que eso imagines. 2210
FLORO:      Malos principios y medios
   nunca alcanzan buenos fines.

Sale LEONORA

LEONORA:      Duque, la mayor hazaña
   que han visto jamás los cielos
   tiene hoy de honrarme en Bretaña 2215
   contra el rigor de mis celos,
   el amor que me acompaña
   y te tengo.    Me ha podido
   persuadir que hable a Sirena.
   Con lágrimas la he pedido 2220
   que dando alivio a tu pena,
   la esperanza que he perdido,
   y me robó su beldad,
   me la procure volver;
   que quiero, aunque es necedad, 2225
   verte más en su poder,
   que verte sin voluntad.
   He dicho que si a tu pena
   una vez alivio da
   y sus desdenes refrena, 2230
   segura se casará
   con el duque de Lorena,
   a quien por ti la prometo
   que goce tu amor prestado;
   pues lo sufro, y en efeto 2235
   que ponga su honra y cuidado
   en las manos del secreto.
   ¡ Puedo hacer más ?
DUQUE:                              No te quiero
   hacer exageraciones,
   porque pagar presto espero, 2240
   mi bien, tus obligaciones,
   no partido, sino entero.
   Mas ¿ qué responde ?
LEONORA:                              No hay cosa
   que a los principios no sea,
   Filipo, dificultosa. 2245
   Cuando la hablo, colorea
   entre airada y vergonzosa.
DUQUE:      Reina agora la vergÜenza
   y el temor que de ella nace.
LEONORA:      Yo haré que tu amor la venza, 2250
   porque ya sabes que hace
   la mitad el que comienza.
   Una cosa solamente
   falta, duque, por arrimo
   de la conquista presente; 2255
   y es obligar a su primo;
   que el persuadirla un pariente
   a quien parte del honor
   y de su deshonra cabe,
   hace el peligro menor. 2260
DUQUE:      Tu ingenio mi dicha alabe,
   tu lealtad, tu firme amor.
   ¿ No es bueno que había enviado
   con aqueste fin por él ?
LEONORA:      Carlos es noble y honrado. 2265
   No te declares con él,
   por si acaso alborotado
   llega a perderte el respeto.
   Yo lo dispondré mejor;
   que soy mujer, en efeto. 2270
   Encúbrele de tu amor
   el pensamiento secreto
   y dile que si desea
   servirte y tenerte grato,
   con mas frecuencia me vea, 2275
   y con prudencia y recato
   cuanto le dijere crea,
   porque en darme gusto a mí
   estriba todo tu gusto.
DUQUE:      Dices bien, yo lo haré así. 2280
LEONORA:      (Y yo con castigo justo              Aparte
   me pienso vengar de ti,
   haciéndote mi tercero,
   pues que tu tercera me haces.)
DUQUE:      Si a Sirena por ti adquiero, 2285
   después con eternas paces
   servirte, Leonora, espero.
LEONORA:      Carlos viene; el declararte
   excusa con él, y di
   que el servirme es agradarte. 2290
   ¿ Enviarásle luego ?
DUQUE:                            Sí,
   luego, duquesa, irá a hablarte.

Vase LEONORA.    Sale CARLOS

CARLOS:      ¿ Qué manda vuestra excelencia ?
DUQUE:      La baronía de Flor
   está vaca, y el valor, 2295
   Carlos, de vuestra presencia,
   por dueño hoy ha de tener.
   Barón de Flor sois desde hoy.
CARLOS:      Tu esclavo, sí, aquesto soy.
DUQUE:      Dicen que llega a valer 2300
   seis mil ducados de renta;
   mas yo prometo aumentarlos
   con otras mercedes, Carlos;
   que os tengo muy por mi cuenta.
CARLOS:      Ya deseo que se ofrezca 2305
   ocasión en que poder
   con algún servicio hacer
   que tanta merced merezca.
DUQUE:      La que entre manos traéis
   os le puede bien cumplir. 2310
   Si me deseáis servir,
   segura me lo prometéis.
CARLOS:      (¿ Mas que es la merced tan cara    Aparte
   que quiere que intercesor
   con mi esposa sea en su amor ? 2315
   Moriré si se declara.)
   Dígame vuestra excelencia,
   de mí ¿ en qué se servirá ?
DUQUE:      La duquesa os lo dirá.
   Id, Carlos, a su presencia. 2320
   Haced lo que ella os mandare,
   dadle gusto vos; que así
   me tendréis contento a mí;
   y advertid que no repare
   en peligros de honra o fama 2325
   vuestro recelo; que a todo
   por libraros me acomodo.
   Andad, que Leonora os llama.
CARLOS:      Declaraos más, gran señor.
   Mirad que confuso quedo. 2330
DUQUE:      Carlos amigo, no puedo.
   Ella os lo dirá mejór.
   Haced diligente vos
   lo que os pide y aconseja
   y advertid que si se queja, 2335
   hemos de reñir los dos.

Vase el DUQUE

CARLOS:      ¡ Hay confusián más extraña !
   ¿ La duquesa no me anima
   para que sirva a mi prima ?
   ¿ No ha que el duque de Bretaña 2340
   sin seso por ella anda,
   dos años ? ¿ Pues cómo agora
   me pide que hable a Leonora,
   y cumpla lo que me manda ?
   Ella manda que a Sirena 2345
   sirva, y me promete dar
   para gozarla lugar.
   El duque también ordena
   que obedezca a la duquesa.
   Si el obedecer me está 2350
   tan bien, ¿ qué pena me da ?
   ¿ Qué temo ?    ¿ De qué me pesa ?
   Pues con el duque y Leonora
   cumplo con mi amor ardiente,
   digo que soy obediente 2355
   más que un fraile desde agora.

Sale SIRENA

SIRENA:      Por muchos años y buenos,
   aunque sea a costa mía,
   se emplee vueseñoría
   en pensamientos ajenos, 2360
   y mejore de afición;
   que por lo bien que te está,
   una tercera tendrá
   en mí, con obligación,
   aunque lo sienta y me pese, 2365
   de acudir desde este día
   a su gusto.
CARLOS:                      Esposa mía,
   ¿ qué modo de hablar es ése ?

Sale un PAJE

PAJE:      A vueseñoría espera
   la duquesa.
SIRENA:                      ¿ A mí ? Ya voy. 2370
CARLOS:      ¿ Qué es esto, prima ?
SIRENA:                              No soy
   prima ya, sino tercera.

Vanse SIRENA y el PAJE

CARLOS:      ¿ Tercera ? ¿ Cómo o de quién ?
   Cielos, añadí eslabones
   de enredos y confusiones 2375
   para que muerte me den.
   ¿ En qué encantamento estoy ?
   ¡ Válgame Dios ! ¿ Si he perdido
   con la ventura el sentido ?
   ¿ Qué hechizos me espantan hoy ? 2380
   Leonora ayudarme ordena;
   el mismo duque me obliga
   a que la obedezca y siga.
   Yo adoro sólo a Sirena;
   y cuando mi amor espera 2385
   gozarla, y su esposo soy,
   se va, y me dice, "No soy
   prima ya, sino tercera."
   ¡ Ah corte llena de encantos !
   Líbreme el cielo de ti. 2390

Sale otro PAJE

PAJE:      El duque os llama.
CARLOS:                            ¿ A mí ?
PAJE:                                    Sí.
CARLOS:      (Despertadme, cielos santos.)        Aparte
PAJE:      Mudad vestido, que quiere
   salir con vos a rondar.
CARLOS:      (Si se llega a declarar,            Aparte 2395
   y a mi confusión luz diere,
   yo escribiré esta quimera.)
PAJE:      ¿ Venís ?
CARLOS:                  A vestirme voy.
   (¡ Que me dijese, "No soy              Aparte
   prima ya, sino tercera !) 2400

Vanse los dos.    Salen LEONORA y SIRENA, a una ventana

LEONORA:      Digo pues, Sirena amiga,
   que cuando a Carlos hablé
   y le conté mi fatiga,
   tan de mi parte le hallé,
   que no sé cómo te diga 2405
   el gozo que recibió,
   cuán pocos estorbos puso....
   Ni de oírme se alteró,
   ni me respondió confuso,
   ni al rostro el color mudó; 2410
   antes alegre y humano
   mi dicha hizo manifiesta,
   pues de puro cortesano,
   en lugar de la respuesta,
   los labios puso en mi mano. 2415
SIRENA:      ¿ Pues tan presto gran señora ?
   Mirad que es Carlos discreto.
LEONORA:      Marquesa, Carlos me adora;
   el temor tuvo secreto
   lo que manifestó agora. 2420
   Un año, y va para dos,
   ha que se muere por mí.
SIRENA:      Para en uno sois los dos.
   (¡ Que no me arroje de aquí !              Aparte
   ¿ El firme, Carlos, sois vos ? 2425
   ¿ En tierra a la primer prueba ?
   ¡ Si una mujer se mudara,
   que en sí la inconstancia lleva,
   que tantas veces en cara
   la dieron todos con Eva ! 2430
   ¡ Ay hombres, hombres !)
LEONORA:                                  Parece
   qe de mi bien te ha pesado,
   pues mi dicha te enmudece.
SIRENA:      Tiéneme puesta en cuidado
   el peligro aque se ofrece, 2435
   si a saberlo el duque alcanza,
   mi primo.
LEONORA:                    Amor es discreto,
   industriosa la venganza,
   y en las manos del secreto
   no hay recelos de mudanza. 2440
   Para esto te he menester,
   no para que a Carlos hables.
SIRENA:      (¡ Frágil llamáis nuestro ser,    Aparte
   hombres, y en el ser mudables
   sois menos que una mujer !) 2445
LEONORA:      ¿ Sabes lo que he colegido
   del pesar que has enseñado
   a la suerte que he tenido ?
   Que si a Carlos he llamado
   debe de ser tu escogido. 2450
   Bien le quieres.
SIRENA:                              Si te engaña
   tu sospechosa quimera,
   cree que no soy tan extraña
   si amara, que no quisiera
   ser duquesa de Bretaña 2455
   más que ser dama de Carlos.
LEONORA:      No sé.    De celos me muero.
SIRENA:      (Y yo no puedo ocultarlos.)          Aparte
LEONORA:      Gente ha venido al terrero;
   mas yo vendré a averiguarlos. 2460

Salen el DUQUE y CARLOS, de noche

DUQUE:      Traidor, no busques rodeos
   que ya conozco la causa
   porque tanto dificultas
   lo que mis penas te mandan.
   Por más que encubrirte pienses, 2465
   la turbación con que hablas
   me enseña por el aliento
   las traiciones de tu alma.
   No es la honra de Sirena
   la que recelas y guardas, 2470
   sino el tenerla, en mi agravio,
   más que prima, por tu dama.
CARLOS:      Gran señor, sosiegaté,
   y con la cólera envaina
   el enojo, que te incita 2475
   sin razon a la venganza.
   ¿ Qué has visto en mí que te obligue
   y a creer te persÜada,
   haciéndote competencia,
   que a mi prima adora mi alma ? 2480
   ¿ Así se encubre el Amor,
   que en ser niño nunca calla,
   y en ser fuego manifiesta
   donde vive en humo y llamas ?
   No me tengas por tan vil 2485
   que si yo a Sirena amara,
   aunque tu vasallo soy,
   sufriera que la sacaras
   de Belvalle, y la trujeras
   a tu corte y tu casa, 2490
   donde creciendo mis celos,
   mis tormentos aumentaras.
   Que yo sienta, siendo noble,
   que tercero vil me hagas
   de quien por ser prima mía 2495
   me ha de caber de su infamia
   tanta parte, no te espantes;
   pues sabes lo que Bretaña
   me estima, y que soy tu deudo,
   y de lo mejor de Francia. 2500
DUQUE:      ¿ Pues qué afrenta se te sigue
   de que cumpla mi esperanza
   tu prima y la goce yo,
   si cuando me satisfaga,
   dando a Leonora la muerte, 2505
   la has de ver entronizada
   sobre mi silla ducal ?
CARLOS:      Hablar siento en la ventana.
   Mira, gran señor, que piden
   más recato esas palabras. 2510
DUQUE:      ¿ Quién puede ser ?
CARLOS:                            Fácilmente
   lo sabrás si oyendo callas.

A LEONORA

SIRENA:      Mal sabes quién es Sirena.
   Ni he dado ni daré entrada
   en mi vida a amores locos 2515
   sin obras y con palabras.

Habla el DUQUE aparte con CARLOS

DUQUE:      ¿ No es tu prima ?
CARLOS:                          Ella parece.
DUQUE:      Carlos, disculpas no bastan
   a asegurarme de ti
   si pretendes confirmarlas, 2520
   habla con Sirena agora.
   Finge que no te acompaña
   ninguno, y colegirán
   mis celos de tus palabras
   si la pretendes o no. 2525
   La oscuridad nos ampara
   para que verme no pueda.
   Así sabré si me engañas.
CARLOS:      ¿ Qué la tengo de decir ?
DUQUE:      Desdenes, desconfianzas, 2530
   celos, aborrecimientos,
   con que la provoques y hagas
   que te responda.    Veré
   mis sospechas confirmadas
   o más firme tu lealtad. 2535
CARLOS:      (¿ Hay confusión mas extraña ?        Aparte
   De esta vez mi poca dicha,
   dándome la muerte, saca
   año y medio de secreto,
   para avergonzarme, a plaza. 2540
   ¡ Oh peligros del honor !)
DUQUE:      ¿ No llegas ? ¿ Qué te acobardas ?
CARLOS:      Lo que he de decir prevecgo.
   ¡ Ah de las rejas !
SIRENA:                            ¿ Quién llama ?
CARLOS:      Carlos soy.

LEONORA habla aparte con SIRENA

LEONORA:                      Oye, marquesa, 2545
   de los celos que me causas
   has de asegurarme agora.
   No digas que a la ventana
   estoy contigo.
SIRENA:                        ¿ Pues qué ?
LEONORA:      Finge que porque me ama 2550
   y en mis memorias se ocupa,
   pierdes el seso y te abrasas.
   Pídele celos de mí.
SIRENA:      (No los pediré sin causa.)        Aparte
LEONORA:      ¿ Qué dices ?
SIRENA:                    Que por servirte, 2555
   quiero hacer lo que me mandas.
   ¡ Ah, Cárlos !    ¿ Rondando vos ?
   ¿ Tenéis en palacio dama ?
   ¿ No os dejan dormir sospechas ?
   ¿ Lloráis desdén o mudanzas ? 2560
CARLOS:      ¿ Quién os mete a vos en eso ?
SIRENA:      ¿ Ser vuestra prima no basta
   para correr por mi cuenta
   vuestras dichas o desgracias ?
CARLOS:      ¡ Pues qué ! ¿ Es pedirme eso celos ? 2565
SIRENA:      ¿ Fuera mucho ?
CARLOS:                        Si me cansa
   vuestra memoria de suerte
   que no hay cosa mas contraria
   para mi gusto que oíros,
   ¿ por qué con vuestras palabras 2570
   aguáis de mis pensamientos
   pretensiones y esperanzas ?
   ¿ Heos querido yo jamás ?
SIRENA:      ¿ A qué propósito y causa
   eslabonáis disparates ? 2575
   ¿ Pídoos yo cuenta tan larga ?
   ¿ Heos rogado que me améis,
   alguna vez ? ¿ Qué embajadas
   de mi parte os solicitan ?
   ¿ Qué papeles os enfadan ? 2580
   ¿ Qué prendas mías adornan
   eu público vuestras galas,
   y eu secreto vuestros gustos ?
   Si burlando os preguntaba
   por la dama que os desvela 2585
   --buen provecho, primo, os haga--
   desde aquí, por no enfadaros,
   juro no hablaros palabra,
   ni veros.

CARLOS habla aparte al DUQUE

CARLOS:                    ¿ Estás contento ?

SIRENA habla aparte a LEONORA

SIRENA:      Vives ya desengañada ? 2590
DUQUE:      Carlos, prosigue tu tema;
   que me enamora la gracia
   de aquellos dulces desdenes.
LEONORA:      Sirena, presto te cansas
   de asegurar el amor 2595
   y fe que Carlos me guarda,
   cuando por mí te desprecia.
   Muestra que estás enojada,
   pídele celos por mí,
   y entretengan mi esperanza 2600
   estas burlas.
SIRENA:                        (Estas veras,        Aparte
   dirás mejor, pues me matan.)
DUQUE:      Veamos cómo te aíras;
   Carlos, enójala; acaba.
CARLOS:      (¡ Que a esto el duque me fuerce !      Aparte 2605
   ¡ Ay, Sirena de mi alma,
   cuál debes de estar conmigo !)
DUQUE:      Qué esperas, Carlos ?

A SIRENA

CARLOS:                              Mi dama
   por vos, Sirena, me mira
   sospechosa y agraviada. 2610
   Celos tiene de que os quiero.
   Dos días ha que no me habla
   por verme con vos hablar
   y sin el sol de su cara,
   ¿ qué he de hacer ? A mí me importa 2615
   la vida el asegurarla,
   aunque sea a costa vuestra;
   y pues os va poco o nada,
   ni me habléis ni me miréis.
   Antes cuando entrare en casa 2620
   del duque, si os encontrare,
   echad vos por otra sala.
LEONORA:      (Mis celos ha penetrado              Aparte
   para asegurar mis ansias.
   Menosprecia a la marquesa. 2625
   ¡ Oh, Amor discreto ! ¿ Qué os falta ?)
CARLOS:      Esto, Sirena, os suplico.
SIRENA:      Eso mismo imaginaba
   pediros, Carlos, yo a vos;
   que de resistir cansada 2630
   pretensiones de dos años,
   ha podido la constancia
   de un amante, a quien ya quiero,
   en mi pecho encender rasas.
   De vos está receloso, 2635
   contándoos los pasos anda,
   puede mucho, y haráos mal
   si hablando conmigo os halla.
   No alcéis los ojos a verme.
CARLOS:      (¿ Cómo, ay cielos, si eso pasa, 2640
   y el duque mi honor usurpa,
   cómo no tomo venganza
   de mí mismo ? Mas dirálo
   celosa de mis palabras.)
DUQUE:      Carlos, si mis dichas oyes, 2645
   llega a abrazarme. ¿ Qué aguardas ?
   Pídeme largas albricias.
   ¿ No ves cómo se declara
   en mi favor la marquesa ?
   ¡ Oh, venturosa mudanza ! 2650
   ¡ Oh, averiguación discreta !
   ¡ Oh, firmeza bien empleada !
CARLOS:      Pues de fingir desatinos
   tanto interés tu amor saca,
   fingirme celoso quiero. 2655
   Veamos en lo que para
   tanta quimera.
DUQUE:                        Bien dices.
CARLOS:      (Hablemos verdades, alma            Aparte
   aunque la vida nos cueste.
   A luz mis desdichas salgan; 2660
   rompa mi agravio el silencio,
   mudo fui dos años.    ¡ Basta !)
   ¡ Con qué pequeña ocasión
   me das a entender, ingrata,
   que eres mujer, y que es fuerza 2665
   pagar pecho a la mudanza !
   Ya yo sé que al duque quieres;
   que a no amarle, no bastaran
   para traerte a su corte
   persuasiones ni amenazas. 2670
   Goza, en mi agravio y tu afrenta,
   su amor mudable y tu infamia;
   que para no verla yo,
   muerte me dará esta daga.

Vase a dar con la daga, y tiénele el DUQUE

DUQUE:      Carlos, para burlas sobran. 2675
   ¿ Estás loco ?
CARLOS:                      ¿ Pues pensabas
   que me mataba de veras ?
DUQUE:      Es de suerte la eficacia
   con que celoso te finges,
   que por instantes me engañas. 2680
CARLOS:      Todo es de burlas. (¡ Ay cielo,        Aparte
   si de veras me matara !)
LEONORA:      ¿ No ves que celos te pide ?
   Luego mis sospechas claras
   desengaños averiguan. 2685
   ¿ Qué es esto, Sirena ?
SIRENA:                                Calla,
   que lo dice porque teme,
   siendo de mi sangre y casa,
   que con los demás le injurie.
   Porque veas si te ama, 2690
   de ti le he de pedir celos.
   Carlos, si agora me mandas
   que ni te hable ni vea,
   y está celosa tu dama,
   ¿ por qué me injurias así ? 2695
   ¿ Por qué mudable me llamas ?
   Como primo te he querido;
   nunca ha pasado la raya
   del parentesco mi amor;
   que ya ves, si la pasara, 2700
   los celos que te pidiera
   de la duquesa, a quien hablas
   a costa de la lealtad
   que al duque tu amor quebranta...
DUQUE:      ¿ Cómo es esto ?
CARLOS:                        El verme hablar 2705
   con la duquesa, a quien mandas
   que a menudo sirva y vea,
   la ha dado, gran señor, causa
   para pensar tal malicia.
DUQUE:      Es discreta.    No me espanta; 2710
   que hay ocasián de creerlo.
   No se te dé, Carlos, nada.
SIRENA:      Si afrento, porque amo al duque,
   tu linaje y mi prosapia,
   ¡ por eso le honrará mucho 2715
   la lealtad que al duque guardas !
   Váyase uno por lo otro.
   Si quieres que calle, calla,
   y adiós, que siento rÜido.
LEONORA:      ¿ Adónde vas ?
SIRENA:                      No sé.
LEONORA:                            Aguarda. 2720
SIRENA:      No puedo.

Vase SIRENA

LEONORA:                    (Confusa voy,              Aparte
   y entre temor y esperanza,
   no sé si Carlos me burla;
   mas yo lo sabré mañana.)

Vase LEONORA

DUQUE:      Ya Sirena se entró dentro, 2725
   y tú, Cárlos, en el alma
   te has entrado de manera,
   que ha de llegar tu privanza
   hasta igualarte conmigo.
   Marqués eres de Angulana. 2730
CARLOS:      Gran señor...
DUQUE:                    No hay para qué
   me dés por aquesto gracias.
   Mucho a la duquesa debo.
   Ve a menudo a visitarla;
   que de su gusto depende 2735
   mi dicha.
CARLOS:                    (Ciegas marañas,        Aparte
   vosotras me mataréis.)
DUQUE:      ¡ Ay mi Sirena !
CARLOS:                        (¡ Ay, ingrata !)      Aparte


ACTO TERCERO

Salen LEONORA y CARLOS

LEONORA:      Carlos, ni sois obediente
   a lo que el duque os encarga, 2740
   ni con dilacion tan larga
   dais muestra de diligente.
   Un año ha que me juráis
   que tenéis amor a quien
   os dije que os quiere bien; 2745
   y tan poco lo mostráis,
   que cuando os allano el paso,
   respondiendo mal y tarde
   o dais muestras de cobarde,
   o hacéis de mí poco caso, 2750
CARLOS:      Hay tantas contradicciones,
   señora, en lo que mandáis,
   que aunque estorbos allanáis,
   y dais lugar a ocasiones,
   no me puedo persuadir 2755
   que es seguro aqueste amor.
LEONORA:      No hay, Cárlos, sordo peor
   que aquel que no quiere oír.
CARLOS:      Vueselencia me ha mandado
   que hable a Sirena.
LEONORA:                              ¿ Pues ? 2760
CARLOS:      Y para gozar después
   esta ocasión sin cuidado,
   dice que toma a su cargo,
   por más que el duque se ofenda,
   que no lo sepa ni entienda. 2765
LEONORA:      De todo aqueso me encargo.
   ¿ Qué hay de dificultad
   en eso, qué os da cuidado ?
CARLOS:      Mucho. El duque me ha mandado
   que de vuestra voluntad 2770
   no salga un punto, si intento
   privar con él, como veis,
   porque de que vos lo estéis,
   pende el estar él contento.
   Por otra parte enloquece 2775
   por Sirena, y cada hora
   la sirve más y enamora;
   pues ¿ cómo se compadece
   amarla, y mandarme a mí
   que cuanto vos me digáis 2780
   ejecute, si gustáis,
   pues vive Sirena aquí,
   que la hable y que la goce ?
LEONORA:      ¿ Cómo ?
CARLOS:      ¿ No me dais promesa 2785
   de hacer cómo a la marquesa,
   que este favor reconoce,
   alcance, por más que intente
   mi dicha el duque estorbar,
   dándome industria y lugar 2790
   para la merced presente ?
LEONORA:      ¿ Que a Sirena alcancéis vos
   os tengo yo prometido ?
CARLOS:      Como la corte es olvido,
   no me espantaré, por Dios, 2795
   que lo que aqora dijistes,
   lo hayáis olvidado ya.
LEONORA:      (Medrado mi amor está.)                  Aparte
   ¡ Lindamente me entendistes !
   Según eso, ¿ de Sirena 2800
   ha un año que sois amante ?
CARLOS:      (¿ Qué mudanza en un instante            Aparte
   que dichas hoy desordena ?)
LEONORA:      ¿ Y que por cierto tuvistes
   que yo, Carlos, os sirviera 2805
   con Sirena de tercera ?
CARLOS:      ¿ Vos no me lo prometistes ?
LEONORA:      Algún planeta tercero
   me debe de ser propicio,
   pues me da el duque ese oficio, 2810
   y de vos también le adquiero.
   A amaros me habían movido
   celos del duque importunos,
   y por huír de los unos,
   en los otros he caído, 2815
   pero porque no aleguéis,
   Carlos, desde hoy ignorancia,
   y, para ejemplo de Francia,
   pues os ofende, os venguéis
   del duque, cuya locura 2820
   a persuadirme le obliga
   que a Sirena su amor diga
   y conquiste su hermosura;
   los ojos he puesto en vos,
   y la voluntad también. 2825
   Vengarnos nos está bien,
   pues nos ofende a los dos,
   del duque; que de Sirena
   ya he venido a persuadirme
   que no es tan constante y firme 2830
   como en Bretaña se suena;
   pues a no estorbarlo yo,
   ya el duque rendido hubiera
   diamantes de acero, en cera,
   que el tiempo y oro ablandó. 2835
CARLOS:      (Eso anoche a una ventana,        Aparte
   siendo testigos los cielos,
   lo oyeron mis justos celos.
   ¡ Ah, Sirena ! ¡ Al fin liviana !)
LEONORA:      Procurad corresponder 2840
   conforme mi voluntad,
   y excusad la enemistad
   de una celosa mujer
   que su amor os manifiesta
   porque al duque le diré 2845
   lo que de Sirena sé,
   si me dais mala respuesta.
CARLOS:      (A tanta desenvoltura,
   delito es el responder.
   ¡ Ah Sirena ! ¡ Al fin mujer, 2850
   sol de enero, que no dura !)

Vase CARLOS

LEONORA:      Sin responderme se ha ido;
   pero no hay de qué espantar,
   que hay mucho que consultar,
   y va de celos perdido. 2855
   A hacer el efeto en él,
   que en mí los del duque han hecho,
   mi amor veré satisfecho
   y mi venganza crÜel.
   No pienso yo que osará 2860
   decir al duque, si es sabio,
   que por vengarme, le agravio,
   porque satisfecho está,
   si le declaro ofendida
   que en su competencia llama 2865
   a Sirena prima y dama,
   lo que peligra su vida.

Sale SIRENA sin ver a LEONORA

SIRENA:      No quepo en toda la casa;
   mas si los celos son fuego,
   ¿ cómo ha de tener sosiego 2870
   quien entre celos se abrasa ?
   Carlos tiene atrevimiento
   de decirme a mí en la cara,
   que hay en casa quien repara
   el gusto que en verle siento ? 2875
   ¿ Carlos vuelve el paso atrás
   que mi amor llevó adelante ?
   ¿ Carlos me dice inconstante
   que no me ha amado jamás ?
   ¿ Obligaciones olvida 2880
   Carlos, mudable y crÜel ?
   ¿ Que cuando encuentre con él,
   que no le mire me pida ?
   ¿ Que eche por otra sala,
   porque hay quien le pida celos ? 2885
   ¿ Así paga Carlos--¡ cielos !--
   a quien no sólo le iguala,
   sino a un duque le antepone,
   que quiso duquesa hacerme ?
   ¿ Carlos se atreve a ofenderme ? 2890
   El seso y vida perdone,
   pues razón es que le pierda;
   que no es mujer de valor
   la que perdiendo el honor,
   queda viva o queda cuerda. 2895
LEONORA:      ¿ Qué cara es ésa, Sirena ?
   Mala estáis.
SIRENA:                      Habrá ocasión,
   porque la indisposición
   no sabe hacer cara buena.
LEONORA:      Ayer estábades sana 2900
   y hoy tenéis color mortal
   mas ¿ qué os hizo anoche mal
   el sereno a la ventana ?
SIRENA:      Bien puede ser; no lo sé.
LEONORA:      Si tan indispuesta andáis, 2905
   ¿ por qué causa madrugáis ?
SIRENA:      Por morir, señora, en pie.
LEONORA:      ¿ Morir ?    No tanto como eso.
   Celos serán; que quien ama,
   nunca hace con celos cama; 2910
   que tienen humor travieso.
SIRENA:      ¿ Yo celos ?
LEONORA:                      A lo que escucho,
   pues madrugáis, no son vanos.
   Lo que tienen de villanos
   les hace madrugar mucho; 2915
   mas como en la facultad
   de Amor vais tan adelante,
   madrugáis como estudiante.
SIRENA:      Señora, ¿ qué novedad
   de hablar es ésa ? Reprima 2920
   vueselencia...
LEONORA:                      No me engaño.
   Carlos dice que ha ya un año
   que os lee cátedra de prima,
   y goza la propiedad.
   Como es primo y le queréis, 2925
   primogénito le hacéis,
   marquesa, en la voluntad.
   Celosa estoy; que aunque jura
   no hablaros por mi ocasión,
   si es de un año el afición, 2930
   dificil será la cura.
   Y de vos estoy quejosa
   pues no osándoos declarar
   conmigo, distes lugar
   a mi pasión amorosa. 2935
   Amad el duque, Sirena,
   y no deis a una pasión
   con sospechas ocasión,
   si la lengua desenfrena,
   que se diga lo que pasa. 2940
   Esta noche os ha de hablar.
   Todos suelen imitar
   a su dueño en una casa.
   Yo imito al duque en los modos
   de su loco frenesí; 2945
   quitadme vos a mí,
   y desquitémonos todos.
SIRENA:      Perdóneme vueselencia;
   que no puedo responder.
   (Hoy, Carlos, tienes de ver          Aparte 2950
   de mi agravio la experiencia,
   de mi desesperación,
   de la lealtad que has quebrado,
   de un secreto mal guardado,
   y una rota obligación.) 2955

Vase SIRENA

LEONORA:      Es reloj la voluntad.
   Desconcertada una rueda,
   No hay quien concertarle pueda,
   si no es con dificultad.
   La rueda han desconcertado 2960
   los celos que Amor labró,
   y pues no tengo órden yo,
   nada ha de andar ordenado.

Sale el DUQUE

DUQUE:      Duquesa, si verme sano
   porque os adore, queréis, 2965
   ¿ cómo en mi cura ponéis
   tan tibiamente la mano ?
   ¿ Por qué la vais alargando,
   pues cuanto fuere mas corta,
   mas, mi Leonora, os importa ? 2970
LEONORA:      De vicio os venís quejando.
   ¿ Tan mala noche tuvistes
   la pasada en el terrero,
   donde a unas rejas de acero
   de cera un diamante vistes, 2975
   que del médico dais quejas ?
   Diligencias mías fueron
   las que favor os hicieron,
   no la noche ni las rejas.
DUQUE:      ¿ Luego ya os contó Sirena 2980
   lo que con ella pasé ?
LEONORA:      Si industriada de mí fue,
   ¿ qué mucho ?
DUQUE:                      Cesó mi pena.
   ¿ Estábades vos allí ?
LEONORA:      ¿ A qué propósito ?
DUQUE:                            Debo 2985
   mucho a Carlos; mas no es nuevo
   servirme Carlos así.
LEONORA:      Antes le debéis tan poco,
   que si algún estorbo impide
   que de su rigor se olvide 2990
   Sirena, y no os traiga loco,
   es Carlos, que por no hacer
   lo que le mandáis, no hace
   mi gusto.
DUQUE:                    ¿ Pues de qué nace
   su rebelde proceder ? 2995
LEONORA:      De que vos no le mandáis
   con eficacia que acuda,
   sin poner estorbo o duda,
   a servirme.    Si gustáis
   ver este imposible llano, 3000
   mandádselo con rigor.
DUQUE:      Esto será lo mejor.
   Harálo, como villano,
   por fuerza, pues no lo hace
   por bien, como bien nacido. 3005
   Llamadle.
LEONORA:                    El mismo ha venido.
   Voyme.
DUQUE:                Si no satisface
   a vuestro gusto, desde hoy
   satisfará mi venganza.
LEONORA:      De él estriba la esperanza 3010
   que de la marquesa os doy.

Vase LEONORA.    Sale CARLOS, hablando para sí al salir

CARLOS:      Porque el fuego no me abogue
   del veneno que provoco,
   no oso parar.    Como el loco,
   como el que ha tomado azogue, 3015
   como el bruto que ha perdido
   los hijos, como el que pasa
   por un monte que se abrasa,
   como el ladrán que anda huído,
   así me traen mis desvelos; 3020
   pero ¿ qué mucho, si son
   veneno, azogue y ladrón
   los infiernos de mis celos ?
DUQUE:      No es posible que en tus venas
   sangre noble se reparte, 3025
   sino que por deshonrarte,
   están de villana llenas.
   ¿ No es posible que tu madre,
   con liviano desvarío,
   por no hacerte deudo mío 3030
   no hiciese agravio a tu padre ?
   Vete, villano, de aquí,
   sal de mi corte.
CARLOS:                          Señor...
DUQUE:      ¡ Buen pago das a mi amor,
   y al caso que hice de tí ! 3035
   Vete, o si no...
CARLOS:                            ¿ Pues qué he hecho
   para indignarte conmigo ?
DUQUE:      No por lo hecho te castigo,
   sino por lo que has deshecho.
   Leonora se me ha quejado, 3040
   y con sentimiento justo,
   que no acudes asu gusto
   como yo te lo he mandado.
   Cuando en su presencia estás,
   te enfadas, y cuando llega 3045
   y alguna cosa te ruega,
   sin responderla te vas.
   ¡ Bien tu lealtad solicito !
   ¡ Bien en agradarme entiendes !
CARLOS:      (¡ Bueno es que me reprehendes,        Aparte 3050
   porque el honor no te quito !
   ¡ Ah, mujeres, monstruos fieros !
   ¿ Con qué traicion no saldréis,
   si aun los maridos hacéis
   de vuestro gusto terceros ? 3055
   Estoy por decirlo todo.)
DUQUE:      Maquina entre ti, villano,
   disculpas; piensa, aunque en vano,
   para engañarme algún modo;
   que mientras no satisfagas 3060
   a Leonora, no hay pensar
   que me has de desenojar,
   por diligencias que hagas.
   ¿ Callas ?
CARLOS:                    Digo que me pesa
   que de mí quejas te den; 3065
   mas no te está, señor, bien
   que yo sirva a la duquesa.
DUQUE:      ¿ Por qué, villano ?
CARLOS:                              Tu honor...
DUQUE:      No le pierdo en que a Leonora
   nombre por intercesora, 3070
   ni en eso me hables, traidor.

Aparece SIRENA en el rondo

   Sirena es ésta; si intentas
   tus culpas satisfacer,
   delante de mí has de hacer
   lo que en mi ausencia violentas. 3075
   Díla que esta noche quiero,
   si darme gusto la agrada,
   cumplir lo que la pasada
   significó en el terrero;
   y cuando rebelde esté, 3080
   di que te importa la vida
   el serme hoy agradecida.
   conjúrala, enojaté;
   que si como anoche oí,
   mi amor le causa cuidado, 3085
   y hoy de opinión ha mudado,
   te he de echar la culpa a ti.
CARLOS:      Si así quedas satisfecho,
   digo mil veces, señor,
   que la hablaré. (¡ Ay, ciego Amor        Aparte 3090
   qué de injurias que me has hecho !)

Apártase el DUQUE y sale SIRENA

CARLOS:      ¿ Confusa, prima, venís,
   y tan pensativa andáis,
   que ni sabéis donde estáis
   ni en quien os mira advertís ? 3095
   Mas no me espanto, que habita
   en vuestra alma nuevo dueño,
   que al antiguo por pequeño
   posesión y vida quita,
   y como a ella se pasa, 3100
   que la alborote no hay duda;
   que cuando el huésped se muda,
   descompónese la casa.
   ¿ Qué tenéis ? ¿ Estaréis mala ?
SIRENA:      ¿ Cómo a hablarme os atrevéis ? 3105
   ¿ Por qué, Carlos, si me veis,
   no echáis por esotra sala ?
CARLOS:      Del duque traigo licencia,
   que para hablaros me llama.
SIRENA:      Pues yo no de vuestra dama, 3110
   que como es toda excelencia,
   por excelencia os dará,
   si ve que me habláis, enojos.
CARLOS:      ¡ Qué bajos tenéis los ojos !
   ¿ Sois novicia ?
SIRENA:                        No, que ya 3115
   he profesado en querer
   a quien por mi amor suspire.
   ¿ No me mandáis que no os mire ?
   ¿ Cómo los he de tener ?
CARLOS:      Licencia el duque os ha dado; 3120
   halllarme y verme os consiente;
   no por tenerle presente,
   tengáis recelo o cuidado;
   que aquí estoy por su respeto.
SIRENA:      ¡ Donosa está la porfía ! 3125
CARLOS:      De mí su secreto fía.
SIRENA:      ¡ Qué mal fiado secreto !
   Si el duque sus esperanzas
   osa fiar por ser loco
   de quien hay que fiar tan poco, 3130
   perderáse por fianzas;
   que no es el secreto en vos
   moneda para fiar,
   Pues aun no sabéis guardar
   el vuestro.

Enojada

                 A no estar los dos 3135
   delante del duque, ingrato,
   dando causa a que me escuche,
   un cuchillo de ml estuche
   la venganza que dilato
   hubiera ya ejecutado, 3140
   sacándote esa vil lengua
   que en mi agravio y en tu mengua
   lo que un año oculto ha estado
   hizo público, en deshonra
   de quien tu traición confiesa. 3145
   Gozaras de la duquesa,
   quitárasle al duque la honra,
   no hicieras caso de mí,
   y con términos aleves
   pagaras lo que me debes. 3150
   Muriera yo honrada así,
   quedando el error con llave
   que ya la duquesa cuenta,
   pues la deshonra no afrenta
   hasta el punto que se sabe. 3155
CARLOS:      Eso quisieras tú, ingrata,
   porque el mundo no supiera,
   si con el duque te viera
   cuando deshonrarme trata,
   que a mi firme amor has sido 3160
   después de un año traidora,
   y porque, muerta Leonora,
   fuera el dque tu marido,
   y andando al uso del mundo,
   el engaño jardinero 3165
   le vendiera por primero
   el fruto que ya es segundo.
   Cogerle esta noche intenta
   pero no le has de engañar;
   que tengo de presentar 3170
   mil testigos en tu afrenta.
   Moriré vengado así;
   que no es bien que viva oculta
   infamia que en mí resulta.
SIRENA:      Huyendo de él y de ti 3175
   esta noche, haré segura
   la fama que me has quitado,
   y buscar un despoblado
   donde me dén sepultura
   los brutos que en él están, 3180
   que aunque de piedad desnudos,
   por lo menos serán mudos,
   y no me deshonrarán.
CARLOS:      CrÜel, aunque finjas más,
   hoy has de ser mi homicida. 3185
SIRENA:      Si hoy has de perder la vida,
   a la noche lo verás.

Vase SIRENA

CARLOS:      ¡ Buen enojo me ha costado
   haber sido, señor,
   aquí tu procurador ! 3190
DUQUE:      Como habéis tan bajo hablado,
   solamente he apercebido,
   Carlos, cuál y cuál razón,
   que cuando las junto, son
   como de papel rompido. 3195
   Ya vi que enojado la has,
   diciendo a la despedida,
   "Si hoy has de perder la vida,
   a la noche lo verás."
CARLOS:      Es que habiéndome injuriado, 3200
   porque siendo caballero
   y haciéndome tu tercero,
   su amor he solicitado,
   me respondió, "Aunque es verdad
   que fiada del secreto 3205
   pensé poner en efeto
   su gusto y mi liviandad,
   por librarme de la pena
   con que importunada he sido,
   y porque me ha prometido 3210
   por esposo al de Lorena;
   pues así te has declarado,
   siendo mi primo, conmigo,
   no te he de hablar, en castigo
   de un secreto mal guardado." 3215
DUQUE:      Así es.    No sé qué oí
   de mal guardados secretos,
   dando de agraviada efetos.
CARLOS:      Díjela que si de mí
   tenía lástima, advirtiese 3220
   que esta noche, de no hacer
   tus ruegos, había de ser
   causa de que yo muriese;
   y en fin, como visto has,
   respondió al irse sentida, 3225
   "Si te ha de costar la vida,
   a la noche lo verás."
DUQUE:      Ya de ti quedo seguro,
   Carlos: si sin hijos muero,
   Bretaña por mi heredero 3230
   te jurará, yo lo juro.
   Vuélvela a hablar, no te canses,
   pues sabes lo que interesa
   mi vida de esa promesa,
   y de que su enojo amanses. 3235
CARLOS:      Voy, porque el servirte elijo.
   (Quiérola satisfacer.              Aparte
   No se vaya; que es mujer,
   y lo hará, pues que lo dijo.)

Vase CARLOS.    Salen LEONORA y FLORO

LEONORA:      El duque mi padre está 3240
   tan cercano de Bretaña,
   que, si Floro no me engaña,
   a tu corte llegará
   mañana al amanecer.
   Si le piensas recibir, 3245
   luego te puedes partir.
DUQUE:      Pues ¿ qué ocasión puede ser
   la que sin darnos aviso
   de su venida, Leonora,
   le trae con tal prisa agora ? 3250
LEONORA:      Por excusar gastos, quiso
   venir, a mi parecer,
   a verte sin avisarte.
DUQUE:      ¿ Dónde está ?
FLORO:                      Esta noche parte
   de tu casa de placer, 3255
   que los duques de Bretaña
   tienen, senor, en Dinhán.
   Diez millas hay.    Llegarán
   mañana.

Vase FLORO

DUQUE:                    Desdicha extraña
   es la mía; creí gozar 3260
   esta noche de Sirena,
   y la suerte desordena
   cuanto pretendo trazar.
LEONORA:      ¿ No te quedan hartas noches ?
DUQUE:      Ya sabes que la ocasión 3265
   riñó con la dilación;
   mas ¿ qué he de hacer ? Traigan coches
LEONORA:      Ya yo mandé aparejarlos,
   que he de ir en tu compañía.
DUQUE:      Vamos. (¡ Ay Sirena mía !)            Aparte 3270
LEONORA:      (Ya voy olvidando a Carlos.)        Aparte

Vanse los dos.    Salen SIRENA, CORBATO, NISO y FENISA

CORBATO:      Par Dios, señora, si entre tanta seda,
   tantos tapices de brocado y oro,
   tanto paje sin capa y caperuza,
   tanta bellaquería también vive, 3275
   buena pro os hagan pavos y faisanes,
   y coma yo a la noche, si no hay olla,
   un pedazo de pan y una cebolla.
SIRENA:      Corbato, los deseos del aldea,
   incitados agora del agravio 3280
   con que el duque mi honor manchar pretende
   huír me mandan del confuso infierno,
   donde son los pecados cortesanos.
FENISA:      ¡ Y luego dirán mal de los villanos !
NISO:      Pues Carlos vueso primo ¿ no os defiende ? 3285
SIRENA:      Cortesano es también, todos son unos,
   No hay que fiar.
NISO:                          Es hospital la corte.
   ¡ Venturoso el que sano de ella escapa !
   Péganse como bubas los pecados.
CORBATO:      Y aun por aqueso tien tantos bubosos. 3290
FENISA:      ¡ Ah, cortesanos tiesos y engomados !
   Líbreme Dios de cuellos amoldados.
SIRENA:      Ya los duques, Corbato, se habrán ido,
   y si espero que vengan, corre riesgo,
   o mi vida, o mi honra, o todo junto. 3295
   A mí me importa, hasta que tenga aviso
   del peligro en que ando el rey de Francia,
   esconderme de suerte, que no sepa
   el duque donde estoy, aunque me busquen
   sus mismos pensamientos.
CORBATO:                                  No os dé pena; 3300
   que a veros a buen tiempo hemos venido.
SIRENA:      Amigos, permisión del cielo ha sido.
CORBATO:      Ya vos sabéis que cerca de Belvalle,
   en Fuente Rubia, tengo yo una granja
   de encinas y castaños guarnecida, 3305
   donde parece que Naturaleza,
   por si acaso faltasen en el mundo
   los árboles diversos que le adornan,
   quiso juntar allí cuantos reparte
   en los diversos bosques que matiza; 3310
   y es tanta su espesura que parece
   que es cabeza del mundo aquella sierra
   según son los cabellos que la cubren
   y de la gente y sol mi granja encubren.
SIRENA:      Pues a tal tiempo el cielo os trujo a verme 3315
   y en mi favor los duques ha ausentado,
   Fenisa ha de partir conmigo agora
   sus aldeanas ropas.
FENISA:                              ¡ Que me place !
   Tres sayas traigo, dos de cordellate
   y una de paño fino; que la gala 3320
   de nuestras labradoras los di-santos
   es cargar de sayuelos y basquiñas.
   Venid, trocad palacios por campiña.
SIRENA:      Sígueme, pues; que en este cuarto mío
   esta trasformación haré segura. 3325
   Los demás me aguardad en esta sala.
CORBATO:      Par Dios, si vais allá, que no os descubra
   el perro de San Roque, aunque trabuque
   el monte todo el papa, rey o duque.

Vanse SIRENA y FENISA.    Sale CARLOS, hablando para sí al salir

CARLOS:      En despedir los duques he ocupado 3330
   el tiempo. ¡ Ay mi Sirena ! ¿ Si le has ido ?
   ¡ Desdichado de mí que lo sospecho !
   Y si es verdad, mis juveniles años
   verán hoy su fin trágico, acabando
   a un tiempo mis desdichas y mis celos. 3335
   ¡ Las puertas la cerrad, piadosos cielos !
CORBATO:      ¡ Ah, señor Cáelos ! ¿ Ya no quiere hablarnos ?
   Mas no me espanto; que entre tanta seda
   piérdese un pobre labrador de vista.
CARLOS:      ¡ Oh alcalde ! ¡ Oh Niso ! ¿ qué hay acá de nuevo ? 3340
   ¿ Habeis visto a mi prima ?
NISO:                                  A eso venimos.
CORBATO:      Y habrando con perdon de vuesas barbas,
   par Dios, que diz que sois un gran bellaco.
NISO:      La marquesa Sirena lo confiesa,
   y no puede mentir una marquesa. 3345
CARLOS:      ¿ Luego ya la habéis visto ?
CORBATO:                                    Si sois hombre
   de guardarme un secreto, que me hurga
   acá porque te escupa , sabréis cosa
   que tien, por lo que os toca, de importaros.
CARLOS:      Acaba pues.    ¿ Qué esperas ?
NISO:                                    Callá, alcalde. 3350
CORBATO:      Pardiobre que no puedo, y tengo miedo
   de un secreto en el cuerpo detenido,
   con que me muera yo, y enviude Menga.
   Niso, cámaras hay también de lengua.
   Sabed que está Sirena en su aposento 3355
   vistiéndose dos sayas de Fenisa,
   y trocando damascos por la frisa.
   Del duque se va huyendo, que esta noche
   diz que quiso, par Dios, desdoncellarla,
   y de vos también huye, porque dice 3360
   que por gozar lo mucho que os promete,
   de primo habéis saltado en alcagÜete.
   Par Dios, desque el secreto he desbuchado
   que parece que estoy desopilado.
CARLOS:      Sirena me ha culpado injustamente, 3365
   que ignora lo que su honra he defendido;
   mas ¿ dónde podrá estar tan encubierta
   que no lo sepa el duque; que en volviendo,
   ha de hacer diligencias exquisitas ?
CORBATO:      Par Dios, aunque haga más que un pleitante, 3370
   que en Fuente-Rubia suelen, si se emboscan,
   no hallar salida liebre ni raposa,
   y cansadas, morirá a nuestras manos.
   Bien sabéis vos el sitio y la espesura
   que le esconden y guardan de la gente. 3375
CARLOS:      La traza y el lugar es excelente.
   Yo también quiero irme con vosotros,
   de vuestro traje mismo disfrazado;
   mas no sepa Sirena de esto nada,
   que está de mí sentida injustamente, 3380
   y si ve que seguirla determino,
   ha de mudar de intento y de camino.
CORBATO:      Yo no pienso encargarme de secretos
   que tanta inquietud dan; Niso los guarde
   si es que se atreve, porque yo en dos credos, 3385
   si me embargaren, meteré los dedos.
CARLOS:      Pues veníos conmigo, iremos juntos
   y Niso podrá irse con mi prima;
   que si ella está a peligro de la honra
   yo del alma, que no se halla sin verla. 3390
CORBATO:      Vámonos pues, que ya estará vestida.
CARLOS:      Cortesanos agravios y recelos,
   hasta el vestido aquí quiero dejaros
   como en lugar que está apestado todo;
   que es la corte ramera, y ya no dudo 3395
   que he de salir de su interés desnudo.

Vanse todos.    Salen CARMENIO, CELAURO, PEINAO, CLORI, MENGO y TIRSO.    Suena grita dentro, y van saliendo mojados CARMENIO, CELAURO y los otros pastores.    Hablan dentro

CARMENIO:      Tirso, a recoger las parvas;
   que viene el agua sin tino.
CELAURO:      Deja el bieldo con que escarbas
   la paja; que el turbellino 3400
   nos da con ella en las barbas.
CLORI:      Saca el trigo de las eras,
   Las gavillas mete en casa.

Salen CELAURO y CARMENIO

CELAURO:      Junta la paja, ¿ qué esperas ?
CARMENIO:      Que ya la tempestad pasa. 3405
CELAURO:      Par Dios que viene de veras.
CARMENIO:      El cielo tien mal de madre.

Saliendo PEINADO

PEINADO:      Eso sí. ¡ Verá si afloja !
CARMENIO:      Recogeos acá, comadre.

Saliendo CLORI

CLORI:      Agua, Dios, que ruin se moja. 3410
PEINADO:      Y mojábase su padre.
CARMENIO:      ¿ Está el trigo recogido ?
CELAURO:      Lo mas se queda trillado.
PEINADO:      Según el agua ha venido,
   Temo que se ha de ir a nado 3415
   lo que hogaño hemos cogido.
CELAURO:      Fue a ver nuesamo a Sirena,
   y a fe que él vuelva fiambre.
CLORI:      Sí, aguardadlos con la cena.
CARMENIO:      No ha de quedar vivo enjambre, 3420
   según lo mucho que truena.
PEINADO:      Esta es la hora que el cura,
   metido en la igreja en folla,
   nubes hisopa y conjura.
CARMENIO:      ¡ No esté él jugando a la polla ! 3425
   Que si un todo dar procura,
   no le harán ir por justicia
   a conjurar.
CELAURO:                      Sí, eso tiene;
   que si en el juego se envicia,
   no hay conjuros.
PEINADO:                          Pues bien viene 3430
   por el diezmo y la primicia.

Saliendo MENGO

MENGO:      ¡ Madre de Dios, y cuál vengo !
   Dadme un camisón y un sayo.
CLORI:      Remojado venís, Mengo.
MENGO:      Mató las mulas un rayo; 3435
   n sé cómo vida tengo.
CARMENIO:      ¿ Las mulas ?
MENGO:                        Y de camino
   el mastín. Dadme otra ropa;
   que vengo hecho un palomino.
PEINADO:      ¡ Qué calado !
MENGO:                      Hecho una sopa; 3440
   mas dadme algunas en vino,
   porque unas sopas con otras
   se avengan acá mejor.
CLORI:      Bien tu enfermedad quillotras.
   Lumbre hay.
MENGO:                    Vo a entrar en calor. 3445
   ¡ Qué mal tiempo para potras !

Vase MENGO.    Sale TIRSO

TIRSO:      ¡ Ah ! ¡ Pese a quien me parió,
   y al borracho que me hizo !
CARMENIO:      ¿ Qué traes, Tirso ?
TIRSO:                            ¿ Qué sé yo ?
   No he de ser más porquerizo. 3450
CELAURO:      ¿ La piara... ?
TIRSO:                    Ahí quedó
   en la zahurda; ahogado
   se han diez ó doce cochinos.
CARMENIO:      ¿ Tal agua escupe el nublado ?
TIRSO:      No han bastado los encinos 3455
   para no haberme calado
   hasta el alma.
CLORI:                            Entrate allá.
TIRSO:      Pobre de aquél que le coge
   do tan presto no hallará
   poblado.
CARMENIO:                  Cuando se moje, 3460
   ¿ de eso a ti qué se te da ?
   ¡ Mas gente a caballo suena !
CELAURO:      A la fe que vien de prisa.
CLORI:      Huéspedes teme la cena.
CARMENIO:      ¿ Quién son ?
PEINADO:                      Corbato y Fenisa, 3465
   que con Carlos y Sirena,
   de labradores vestidos,
   como abadejo en remojo,
   vienen del agua perdidos.
CLORI:      Echa en la lumbre un manojo. 3470
CELAURO:      Ellos sean bien venidos.
CLORI:      Ropa enjuta les vo a dar,
   y aderezarles la cena.

Vase CLORI

CARMENIO:      Corre, que si a su pesar
   tanta agua bebió Sirena, 3475
   gana traerá de cenar.
CELAURO:      Aun no escampa, y ya anochece.

Hablan dentro

DUQUE:      El camino hemos perdido.
FLORO:      Hácia allí una luz parece
TIRSO:      De nuevo suena rÜido, 3480
   y el tiempo se está en sus trece.

Sale FLORO

FLORO:      ¡ Ah buen hombre ! Hacé avisar
   al dueño de aquesta casa
   que a los duques den lugar
   mientras la tempestad pasa, 3485
   que ya se entran a apear.
PEINADO:      ¿ Qué duques ?
FLORO:                          Los de Bretaña,
   y el de Borgoña.
PEINADO:                          ¡ Arre allá !
TIRSO:      Llama a Corbato, alimaña.
PEINADO:      Si aun no cabemos acá, 3490
   ¿ Dó cabrá tanta compaña ?

Vase PEINADO.    Salen de camino LEONORA, el DUQUE de Bretaña, y ENRICO el duque de BORGOÑA, todos mojados

ENRICO:      ¡ Rigurosa tempestad !
DUQUE:      No la vi igual en mi vida.
   ¡ Hola, a la gente llamad,
   que por el bosque esparcida 3495
   los pierde la oscuridad.
ENRICO:      Poned luces, y verán
   donde estamos. Pues, Leonora,
   con rigor tratado os han
   las nubes.
LEONORA:                    No há más de un hora 3500
   que salimos de Dinhán,
   y más en ella he pasado,
   Señor, que en toda la vida.
ENRICO:      Poco el coche os ha guardado
   esta vez.
LEONORA:                    Vengo perdida. 3505
   Lindamente me he mojado.
DUQUE:      No fue posible llegar
   q esta aspereza los coches,
   y obligónos a apear
   la borrasca.
LEONORA:                      A muchas noches 3510
   de estas, no hay que desear.
ENRICO:      ¡ Extraños truenos !
LEONORA:                              No puedo
   volver en mí.
DUQUE:                      Qué de espantos
   hicistes !
LEONORA:                    Téngolos miedo.
ENRICO:      Pues hartas santas y santos 3515
   acomodastes al credo.

Salen CORBATO, PEINADO, y luego FENISA

CORBATO:      Mucho el agua me ha obrigado
   esta vez, en mi conciencia,
   pues por acá los ha echado.
   Bien venido sea su excelencia 3520
   y el buen viejo que trae al lado.
DUQUE:      ¡ Oh, Corbato ! ¿ Sois el dueño
   de esta granja vos ?
CORBATO:                              ¿ Pues no ?
   Aunque es astil el terreño,
   Menga esta hacienda me dio 3525
   en dote del matrimeño.

Sale FENISA

FENISA:      Con salud la duca venga.
   Entrese acá.
CORBATO:                      Aho, Fenisa,
   haz que lumbre el hogar tenga,
   y saca tú una camisa 3530
   que mude la duca, Menga;
   que aunque groseras y rotas,
   limpias al menos están.
FENISA:      ¿ Mas que heis de chorrear gotas !
TIRSO:      Hechos palominos van. 3535
DUQUE:      Descalzadnos estas botas.

Entranse los DUQUES

CORBATO:      Hola, Crinudo, Mellado,
   id vosotros y quitad
   la ropa a los que han llegado,
   y en el hogar la colgad. 3540
   Corre tú, Tirso, al ganado.
   Trae dos cabritos o tres,
   y tú otros tantos lechones.
TIRSO:      ¿ Ha escampado ?
CORBATO:                        ¿ No lo ves ?
   Corre tú, y pela pichones 3545
   y gallinas.
PEINADO:                      Vamos pues.
CORBATO:      Aquí en el portal estén
   los escaños y la mesa;
   que es mas ancho y cabrán bien.
   Saca tú fruta.
PEINADO:                        ¡ La priesa... ! 3550
TIRSO:      Ya van.
CORBATO:                  En un santiamén.

Vanse TIRSO y PEINADO, y los otros pastores.    Salen CARLOS y SIRENA

CARLOS:      Basta, esposa de mi vida,
   Que el cielo nos ha juntado
   todos aquí.
SIRENA:                    La venida
   de el de Borgoña ha quitado 3555
   mi miedo, pues si no olvida
   servicios y parentesco
   de mi padre, espero de él
   el descanso que te ofrezco.
CARLOS:      No temo la ira crÜel 3560
   de Filipo si parezco
   delante de él pues está
   el de Borgoña ahora aquí.
CORBATO:      ¿ A qué os salís por acá
   ¿ A que os conozcan ? Así, 3565
   ¿ desquillotrástesos ya ?
   ¿ Hase el enojo acabado ?
CARLOS:      El agua del torbellino
   nuestros celos ha ahogado.
CORBATO:      El es gentil desatino 3570
   andar arracacinchado
   con ese diablo o celera
   que a los de la corte os da.
SIRENA:      ¿ No hay celos aquí ?
CORBATO:                            Es quimera.
   Quítase eso por acá 3575
   con cavar una haza entera.
   Mas escondeos, que si os ven
   los duques, que están al fuego,
   no pienso que os irá bien.
CARLOS:      ¿ No han de cenar aquí ?
CORBATO:                                Y luego. 3580
CARLOS:      Pues cuando a la mesa estén,
   dejadme, Corbato, vos
   trazar los platos.
CORBATO:                            Sí haremos
   de buena gana, par Dios;
   que en el campo no sabemos 3585
   cuál es el principio o pos.
CARLOS:      Pues entrémonos, Marquesa,
   antes que a cenar se asienten.

Vanse CARLOS y SIRENA.    CORBATO habla mirando hacia adentro

CORBATO:      Ea, ¿ no traéis la mesa ?

Salen PEINADO y TIRSO que sacan la mesa puesta

TIRSO:      ¡ Ah ! Pregue a Dios que revienten 3590
   con ello el duque y duquesa.
CORBATO:      Calla, bestia. Saca sillas.
PEINADO:      ¿ Pues han de caber en éstas
   tanta braga y lechuguillas ?
CORBATO:      Si a duques tienen a cuestas, 3595
   bien vienen ser de costillas.
   Di que salgan a cenar;
   que ya se habrán enjugado.
PEINADO:      Tirso, vélos a llamar.
CORBATO:      ¿ Mas qué no tienes pensado 3600
   algo agora que cantar ?
TIRSO:      Si tengo ó no, ello dirá.
PEINADO:      ¿ Mas que nos haces reír ?
TIRSO:      Los duques salen acá.

Salen el DUQUE, LEONORA, ENRICO, FLORO, FENISA, CLORI, NISO, y PASTORES

DUQUE:      Luego nos podemos ir, 3605
   pues ha serenado ya.
CORBATO:      Cenaréis, señor, primero;
   que porque estiméis mijor
   vueso estado, daros quiero
   la cena a lo labrador, 3610
   pues falta a lo caballero.
DUQUE:      Yo, Corbato, os pagaré
   la costa.
CORBATO:                    Poca es la hecha.
   Ningún cuidado eso os dé;
   que todo es de la cosecha 3615
   con lo que os hemos mercé.
   Ea, no hay mas que esperar
   sino entrarse; que se enfría
   lo poco que hay que les dar,
   si es que antes que salga el día 3620
   a la corte han de llegar.
DUQUE:      Estamos en casa ajena
   obedezcamos, señor.

Dan aguamanos a los DUQUES, siéntanse, y van cenando los tres, y FLORO está detrás del DUQUE de Bretaña.    Sirven FENISA y CLORI y algunos PASTORES

PEINADO:      ¿ Esta es la duca ?
TIRSO:                          ¿ No es buena ?
PEINADO:      En Belvalle el regidor 3625
   dio a her una Madalena
   para muesa cofradía,
   y noramala, por Dios,
   aho, para su señoría,
   si se quedase entre nos. 3630
TIRSO:      ¡ Buena Madalena haría !
PEINADO:      ¿ No tien gorguera y copete ?
   Faltábale más que el bote ?
   Digámoselo.
TIRSO:                      Anda, vete.
PEINADO:      Mas tiesa está que un virote. 3635
TIRSO:      Es moza de buen jarrete.
DUQUE:      ¿ Usase poner acá
   de punta hacia el convidado
   el cuchillo ?
CORBATO:                        Ser podrá.
DUQUE:      Al revés el pan me han dado. 3640
FENISA:      Anda todo al revés ya.
CORBATO:      Comed, y no paréis mientes
   en eso.
PEINADO:                  Empieza a templar.
TIRSO:      Yo no tiemplo, impertinentes.
NISO:      Sin templar podéis cantar 3645
   al son que os hacen los dientes.

Canta

TIRSO:      "Pero Gil amaba a Menga
   desde el día que en la boda
   de Mingollo el porquerizo
   la vio bailar con Aldonza. 3650
   Mas en lugar de agradarla,
   porque no hay amor sin obras,
   al revés del gusto suyo
   hacía todas las cosas.
   Erraba siempre en los medios 3655
   guiándose por su cholla,
   y quien en los medios yerra,
   jamás con los fines topa.
   Por fuerza quería alcanzarla;
   mas no es la mujer bellota, 3660
   que se deja caer a palos
   para que el puerco la coma.
   Si botines le pedía,
   la presentaba una cofia;
   si guindas se le antojaban, 3665
   iba a buscarla algarrobas.
   Nadaba en fin agua arriba,
   y empeoraba de hora en hora
   como rocín de Gaeta,
   quillotrándose la moza. 3670
   Fue con ella al palomar
   una mañana entre otras,
   y mandóle que alcanzase
   una palomita hermosa.
   Subió diligente Pedro, 3675
   y al tomarla por la cola,
   volósele, y en las manos
   dejóle las plumas solas.
   Amohinóse Menga de esto,
   contólo a las labradoras, 3680
   que al pandero le cantaban
   cuando se juntaban todas:
   Por la cola las toma, toma
   Pedro a las palomas.
   Por la cola las toma, toma." 3685

El DUQUE habla aparte con FLORO

DUQUE:      Si fueras poeta, Floro,
   en esta ocasión, no pongas
   duda que de ti creyera
   que escrito habías la historia
   de mi amor mal gobernado. 3690
FLORO:                 Desengáñente las coplas,
   pues no te desengañó
   lo que yo te dije en prosa.
DUQUE:      Al revés serví a Sirena.
   En la cuenta caigo agora. 3695
   Aunque tarde, necio anduve
   en fiarme de Leonora.
   Galán al revés he sido;
   mas, Floro, ¿ cómo no notas
   desde que aquí me senté, 3700
   que no hay manjar que me pongan
   sino al revés ?    El cuchillo
   la punta hacia mí acomodan,
   el filo hacia arriba puesto,
   la servilleta me doblan 3705
   al revés, el pan asientan
   la cara abajo.    ¿ Qué cosas
   son éstas ?
FLORO:                    Son groserías
   de esta gente labradora.
DUQUE:      No, Floro; ordenadamente 3710
   van sirviendo al de Borgoña
   y a la duquesa los platos.
   Sólo excluyen mi persona.
   Cuando agua-manos me dieron,
   antes que me echasen gota, 3715
   me sirvieron la toalla.
FLORO:      Turbación de gente tosca.
DUQUE:      Cuando sentarnos quisimos,
   vuelta hallé mi silla sola
   las espaldas a la mesa. 3720
   Después en la cena toda
   mi sospecha he confirmado.
   Diéronme asada una polla
   sobre una taza y la salsa
   en un plato.
FLORO:                      Calla agora. 3725
DUQUE:      Cuando pido de beber,
   agua me traen en la copa,
   y el vino me echan encima.
FLORO:      Así se usa en Barcelona.
   ¿ Qué pueden aquí saber 3730
   de corteses ceremonias,
   si no han sido maestre-salas
   ni trinchan sino cebollas ?
DUQUE:      Pronósticos con que Amor,
   porque me afrente y me corra, 3735
   mandando al revés servirme,
   de amante al revés me nota.

Canta

TIRSO:      "Corrido Pedro de verse
   que le corren por la posta,
   a su comadre Chamisa 3740
   dio parte de sus congojas;
   mas respondióle la vieja,
   uml;Pero Gil, cuando se enhornan,
   se hacen las panes tuertos,
   y cocidos mal se adoban. 3745
   Si no aciertas al sembrar,
   no te espantes que no cojas,
   porque mal cantará misa
   aquél que el a, b, c ignora.
   El que por las hojas tira, 3750
   mal los rábanos quillotra,
   que no se deja arrancar
   el rábano por las hojas.
   Ya que erraste a los principios,
   cántente en bateos y bodas, 3755
   en fe que eres un pandero,
   a su pandero las mozas:
   Por la cola las toma, toma
   Pedro a las palomas.
   Por la cola las toma, toma.'" 3760

Cuando se ha cantado esto, salen CARLOS y SIRENA de labradores, y saca cada uno un plato, y en él un rábano, las hojas hacia el DUQUE delante del cual se hincan de rodillas

FENISA:      Señor duque de Bretaña,
   si no ha entendido la historia,
   sepa que por él se ha dicho,
   y no por otra persona.
   Para postre de la cena, 3765
   porque no hay conserva o tortas,
   le presentan los que ve,
   el rábano por las hojas.
   Diz que es tan mal pretendiente,
   que empieza cuando negocia, 3770
   por el Ite, Missa est,
   para acabar en la gloria.
   Si es discreción esa o no,
   nueso duque de Borgoña
   lo diga, pues Dios lo trujo 3775
   a que estos preitos componga.
DUQUE:      ¡ Sirena !    ¡ Carlos ! ¿ Qué es esto ?
CARLOS:      Diligencias que la honra,
   gran señor, hacer procura.
   La tempestad rigurosa 3780
   nos ha juntado aquí a todos,
   para que alcance vitoria.
   Contra amorosos deseos
   en ti la razón honrosa.
   La marquesa que has amado, 3785
   es mi prima y es mi esposa.
   Juzga si es razón, señor,
   volver por entrambas cosas;
   y mirando a la nobleza
   de tu sangre generosa, 3790
   sal vencedor de ti mismo,
   y mi osadía perdona.
ENRICO:      Duque, si vine a Bretaña,
   quejas justas de Leonora
   de mi estado me sacaron 3795
   que han de averiguarse agora.
   Sabido he todo el suceso
   del ciego amor que hace heroica
   la constancia de Sirena,
   y vuestra edad alborota. 3800
   Ella es deuda de los dos;
   mas no deuda que se cobra
   en ofensa de su fama,
   y agravio de vuestra esposa.
   Pues Dios aquí nos juntó, 3805
   venturoso fin se ponga
   con que ella y Carlos se partan
   desde este sitio a Borgoña;
   que en el condado de Aspurg
   mi amor a Sirena dota, 3810
   para que en descanso viva,
   pues la ausencia no ocasiona
   juveniles apetitos.
LEONORA:      (Albricias, venganza loca,
   que con escalas de celos 3815
   combatistes mi deshonra;
   que ausentes Sirena y Carlos,
   a fortalecerse torna
   la obligación de mi honor.
DUQUE:      No es tiempo de que responda, 3820
   señor, al justo consejo
   que mi venganza os otorga,
   sino que callando os pida
   que le hagáis poner por obra.
ENRICO:      Alto, pues, mis caballeros 3825
   con los marqueses se pongan
   cuando amanezca en camino,
   y nosotros, pues es hora,
   a Bretaña nos partamos.
CARLOS:      Tu prudencia, señor, sola 3830
   ha sido bastante a dar
   feliz fin a tantas cosas.
   Tus pies mil veces besamos.
DUQUE:      Basta. Fenisa donosa,
   que al revés me dais la cena... 3835
FENISA:      Y el rábano por las hojas.
DUQUE:      Yo en dote os doy mil ducados;
   y a Corbato por la costa
   de la cena otros dos mil.
CORBATO:      Déte Francia su corona. 3840
ENRICO:      Alto de aquí, caballeros.
CARMENIO:      Aprienda a hacer desde agora
   el amante pretendiente
   las diligencias que importan.
FENISA:      Y si no, véngase acá, 3845
   y cenará a poca costa,
   porque solo le darémos
   el rábano por las hojas.


FIN DE LA COMEDIA