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En un lugar extremeño, de cuyo nombre no quiero acodarme, se cantaba, siendo yo un
chaval, una versión local del himno a la Virgen de Guadalupe, patrona de la región: |
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Somos los hijos del Gran Pizarro
Los hijos somos del Gran Cortés Y en nuestro pecho noble y pizarro Un almanaque que fuego es. |
Se desconocían en el pueblo Hernán y bizarro, y por asimilación y proximidad, lo
cambiaban a Gran y pizarro. Alma late era metáfora sofisticada que les sonaba a almanaque,
de uso general en sus casas. 1
A lo largo de la historia de nuestra lengua ha habido confusiones semejantes que llegaron a sustituir el vocablo correcto; berrojo (lat . veruculum ), tras alguna vigencia en los textos antiguos, como servía para cerrar, quedaría suplantado por cerrojo; vagabundo (lat. vagabundum) convive con vagamundo, llegando éste a ser adoptado incluso por escritores latinizantes como Juan de Mena. En el habla popular se escucha entre hispanohablantes de ambos lados del Atlántico testadurez , testaduro raspapolvo, esparatrapo, aguacil por testarudez, testarudo, rapapolvo, esparadrapo, alguacil, etc., etc.2 Este fenómeno lingÜístico de alteración de una palabra o frase desconocida por asociación con otra más familiar, se conoce como etimología popular. En sus obras de ficción algunos escritores han explotado este fenómeno como artificio literario, poniéndolo en boca de sus personajes menos cultos; nuestro autor lo emplea cuando Celestina dice mayor por Marón (Virgilio Marón), y más adelante Antico por Anfión; también lo emplea copiosamente Cervantes, cuando Sancho dice Agosto por Augusto (César), feo Blas por Fierabrás, y otros. 3 PlanteamientoEn esta perspectiva del habla popular y escritos literarios, leamos ahora el pasaje del Acto I de La Celestina, objeto de este ensayo. CAL. __ No lo creo; hablillas son. SEMP. __ Lo de tu abuela con el ximio, ¿Hablilla fué? Testigo es el cuchillo de tu abuelo. CAL. __ ¡Maldito sea este necio! ¡Y qué porradas dize! El primer ejemplo, de Pasifae y el toro, está bien documentado en la mitología. 4 El segundo, el ayuntamiento de Minerva con el can, presenta ya un gran problema de interpretación textual; Minerva es un personaje que ha inspirado un sinnúmero de referencias en la literatura clásica y medieval, incluidos textos castellanos; en ninguna de tales referencias se da noticia alguna que diga o sugiera que esta diosa hubiera tenido relaciones con el can. Es más, en algunas leyendas se nos dice que vivió en castidad. 5 Mientras no se demuestre lo contrario, pues, habrá que creer que el autor del AUTO era conocedor de tales leyendas y que se valió de Calisto --No lo creo, dijo éste-- para dar por dudosa la anédota. Ahora bien, sabemos por la mitología que Minerva casó con Vulcano, y esto le valió al profesor Otis Green para proponer que con el can fuera una deturpación, paleográficamente explicable, de con Vulcán. 6 ¡Ingeniosa interpretación! Con ella se reconciliaba la frase con el mito, esfuerzo meritorio y apreciable en la crítica literaria, y se abría el paso a posibles intepretaciones figurativas de otros elementos. El profesor Green fue más lejos, y propuso que, siendo un error de trascripción no pretendido por el autor, el texto debería enmendarse. Para mí, sería más acertado y de mayor valor pensar que se trataba de un artificio literario intencionado, una tergiversación del nombre mitológico en boca del rudo criado que, desconocedor del personaje Ulcan, le sonaría, por etimología popular, a el can (Vulcano, la grafia más abundante, aparece en muchos textos medievales como Vulcan, Bulcan, Bolcan, Vlcan, Ulcan, pronunciado en estos casos Ulcan). 7 El texto debe permanecer intacto, como es laudable costumbre entre los editores. La tergiversación del nombre es de un gran valor para la caracterización de la incultura de Sempronio a quien Calisto llega a comparar con las bestias y Pármeno tilda de bruto. 8 Cuando Calisto respondió al criado que se trataba de hablillas, fabulillas en las que él no creía, el criado, como resentido de la incredulidad de su amo, se vuelve muy personal, con un tono argumentativo, insultante, como si estuviera pensando: lo de Minerva no lo creerás, pero lo de tu abuela no podrás negármelo, porque tengo testigo. La alusión a la abuela con el ximio, como era de esperar, ha traído de cabeza a la crítica que, al parecer, se encuentra hace tiempo en un atolladero. Entre los comentaristas que han tratado este pasaje, abundan quienes salen del texto a la caza de algún ximio legendario que pudiera haber inspirado el pasaje de bestialismo. Se han aportado muchos datos sueltos, muchas alusiones inconexas, pero no se ha aportado documento alguno que nos valga para explicar y esclarecer las palabras de Sempronio, el contexto del pasaje. Hay quienes han querido interpretar ximio como referente a un moro, o un negro, o un converso, o al mismo demonio; ninguna nos vale para explicar la reacción de condescendencia, rayana en la aquiescencia, de Calisto. Menéndez Pelayo, en Orígenes de la Novela, III (Madrid, 1962, p. 227), señalaba que pudiera tratarse de una venganza en la pluma de un autor converso, con el fin de ridiculizar la preocupación del momento por la pureza de sangre. La caracterización de Calisto que nos hace el autor como de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposición, de linda criança, dotado de muchas gracias quedaba puesta en duda, en este solo pasaje así interpretado. El crítico y sus seguidores, a cinco siglos de distancia, y sin haber probado que el autor del Primer Acto de La Celestina fuera converso, se escandalizaban más de las deshonrosas palabras del criado que su propio amo. Para éste, si las referencias a las diosas mitológicas eran fabulillas, la referencia a su abuela con el ximio no pasaba de ser una porrada; es dicir, si fabulilla ponía en duda la verdad del aserto, porrada se limitaba a la cracterización del interlocutor. ReplanteamientoQueda sin resolver la pregunta más intrigante: ¿Cómo explicar que un criado se atreviera a mancillar de manera tan directa, tan descarada, la honra, el noble linaje de su amo? Este es el único pasaje de la obra en que se hace referencia a antepasados concretos y directos de Calisto. Pasifae, camuflada bajo una piel de vaca, se sometió al toro y nació el Minotauro. La abuela de Calisto se sometió a el ximio. ¿Calisto, nieto de un antropoide? 9 En la tradición literaria los tres animales mencionados son emblemáticos de la sexualidad y la lujuria. La leyenda del toro es la única en adquirir categoría de mito en el que se historiaba --como he explicado-- la obsesión con penes de gran longitud y la animalización de la mujer. Los dos últmos casos son invención del autor. Este, en el equívoco del can, como animal, debió llevar un propósito específico: el de preparar el ánimo del lector para el siguiente equívoco del ximio, como antropoide. El autor obviamente estaba más interesado en los efectos literarios y emocionales del pasaje que en su autenticidad o su conformidad con la verdad histórica. Cualquier explicación, en cualquier texto, para ser valiosa y enriquecedora, ha de reunir ciertas virtudes: El contextoVayamos por partes. El Sempronio del AUTO se mantiene en todo momento respetuoso, temeroso, de cara a su amo. He aquí una corta muestra de pasajes, de contenido bastante inocuo comparados con nuestro ejemplo. En ellos Sempronio habla, retraído, en apartes, mientras que Calisto emplea un lenguaje directo: En una ocasión Calisto amenaza a su criado con matarle: CAL. __ ¿Qué estás murmurando, Sempronio? SEMP. __ No digo nada. CAL. __ Di lo que dizes, no temas. SEMP. __ Digo que ¿Cómo puede ser mayor el fuego, que atormenta vn viuo, que el que quemó tal cibdad y tanta multitud de gente? CAL. __ ¿De qué te ríes? SEMP. __ Ríome, que no pensaua que hauía peor inuención de pecado que en Sodoma. CAL. ... ¿Qué dizes? SEMP. __ Digo que ... es especie de heregía ... CAL.__ No te oy bien esso que dixiste. Torna, dilo, no procedas. SEMP.__ Dixe que tú, que tienes más coraçón que Nembrot ni Alexandre. SEMP.__ No digo nada. CAL. __ ¿Cómo es eso? SEMP. __ Dixe que digas, que muy gran plazer hauré de lo oyr. (Aparte) ¡Assí te medre Dios, como me será agradable esse sermón. CAL.__ ¿Qué? SEMP.__ Que ¡assí me medre Dios, como me será gracioso de oyr. SEMP. __ ¡Mas en asnos. CAL. __ ¿Qué dizes? SEMP. __ Dixe que essos tales no serían cerdas de asno... CAL. __ Los ojos verdes, rasgados; las pestañas luengas; las cejas delgadas y alçadas; la nariz mediana; la boca pequeña; los dientes menudos y blancos; los labrios colorados y grosezuelos; el torno del rostro poco más luengo que redondo; el pecho alto; la redondez y forma de las pequeñas tetas, ¿Quién te la podría figurar? ¡Que se despereza el hombre quando las mira! La tez lisa, lustrosa; el cuero suyo escurece la nieue; la color mezclada, qual ella la escogió para sí.
Calisto se irritaba simplemente al tener que repetir tres veces el nombre del criado. CAL. __ ¡Ve con el diablo! SEMP. __ No mande Dios que tal cosa yo diga, que eres mi señor. Y demás desto, sé que, como me galardonas el buen consejo, me castigarías lo malhablado. Verdad es que nunca es ygual la alabança del seruicio o buena habla, que la reprehensión y pena de lo malhecho o hablado. El ximio de la abuelaHabrá, por necesidad, que encontrarle a la acusación de tu abuela con el ximio, la más directa, descarada y deshonrosa del criado, un sentido que explique el hecho de que fuera recibida por el amo con cierta placidez. Este ni monta en cólera ni va más allá de tildar de necio y porro al criado; y esto, ni siquiera directamente como en tantas otras ocasiones, sino en un aparte, con el uso de la tercera persona, estilo poco usado por Calisto.Con el fin de encontrar una explicación a la condescendiente reacción de Calisto, el profesor Erich von Richthofen sugirió que el ximio era tergiversación de eximio. Fue ésta una ingeniosa interpretación al estilo de la de O. Green, y a la que llegué yo también, independientemente, por el camino de la etimología popular. Lo de el ximio pudo muy bien ser equivocación por eximio, epíteto culto, documentable en el castellano de los prerrenacentistas; 11 Sempronio habría oído comentar sobre el eximio abuelo de Calisto, o simplemente el eximio, por antonomasia. Tal interpretación está en perfecta consonancia con las equivocaciones los personajes iletrados, en la vena de las citadas al comienzo, así como el can por Ulcan, mayor por Marón, Antico por Anfión, o feo Blas de Sancho por Fierabrás, y otras muchas; además, es la única interpretación de todas las sugeridas en que se respeta la nobleza de linaje del protagonista. Téngase en cuenta también que si noble es un calificativo elogioso de personas y cosas, el ser de noble linaje parece reservarse en los textos medievales a personas relacionadas con la realeza, nobleza o las clases muy altas de la sociedad. Se implica pues que Calisto debía descender de nobles, eximios progenitores y llevar en sus venas sangre de reyes. El plausible equívoco ximio-eximio necesitaba para su aceptación entre los críticos algo más que la documentación de su empleo en la época; el can no tuvo sentido hasta encontrar la alusión al dios Ulcan, casado con Minerva; de manera semejante, el ximio necesitaba la identificación de un "eximio" personaje histórico o legendario que pudiera haber tenido relaciones sexuales con la abuela de Calisto. Mi sospecha de que el ximio fuera una tergiversación de eximio se consolidó al descubrir que el equívoco no solamente era explicable, en Sempronio y el contexto, por etimología popular, sino que además encerraba en sí, junto a la ostentación cultista de los prerrenacentistas, un toque de sutil, "misteriosa" ironía, del tipo que Enrique de Villena definía como propia del que "por vituperio dice alabança," 12 o viceveresa. Al rey Enrique IV (1424-1474) le comparaban algunos (Crónica de Enrique IV de Alfonso de Palencia) con un mono: El cuchillo del abueloLos autores de la época prerrenacentista, la de nuestro autor, eran muy amantes de las etimologías, de los misterios de los nombres. El Marqués de Santillana, por ejemplo, lanzaba un reto a todos los que se lamentaban de las oscuras referencias de sus textos: Y Juan de Mena, a quien --como se sabe-- han atribuido algunos la paternidad del Acto I, se enfervorizaba con lo que él llamabaSi mi baxo estilo aun non es tan plano, misterio e sustancia de los nombres" ¿Cómo armonizar esta primera frase con la que le sigue: Testigo es el cuchillo de tu abuelo? ¿Qué significa esto? ¿Un cuchillo, testigo de qué? De tratarse de un simio, el cuchillo parecería encerrar una connotación violenta, mortífera, indicando que el abuelo de Calisto le dio muerte al simio, o a la abuela; o que el abuelo y/o la abuela se suicidara. ¿O fue el simio --como en la leyenda de Maimo referida más arriba--9 el que usó el cuchillo contra el abuelo? ¡Increible la gama de evocaciones! Extraordinaria es la ambigÜed de la frase, y más, si se le añade una acepción que no tenga nada que ver con la de matar, apuñalar; una asociación que esté en mayor consonancia con el contexto. El pasaje, en el contexto más amplio de las citas presentadas, tiene muy poco o nada que ver con la violencia y la muerte. Todo él está repleto de connotaciones sexuales, lo que nos induce a sospechar que sexuales sean así mismo las connotaciones de testigo y cuchillo. He estudiado una larga selección de textos medievales, anteriores y contemporáneos a La Celestina, y he comprobado que es rarísima entre ellos --hoy no nos sería tan rara-- la predicación de un objeto como testigo de algo. 14 Habría que darle también a testigo otra interpretación que la forense de atestiguar, una que sea figurativa, imaginativa, literaria: su acepción etimológica que está en perfecta consonancia con el tono del entorno. Testigo, en su misterio y sustancia, es un derivado directo de testículo, del latín testiculum. 15 He venido refiriéndome aquí a la etimología popular y he expuesto cómo el autor ha sabido explotarla para sus fines literarios. En la misma vena el autor, en un contexto marcado por la sexualidad cruda en su sentido literal, nos lleva del sometimiento de la abuela al ximio, al cuchillo del abuelo como testigo. Cuchillo aparece en los diccionarios importantes de la época, los de Palencia y Nebrija, como sinónimo de espada y asociado a la vaina o vagina.16 En un Lexicon medicum del s. XVI se define vagina como "la puerta o cabeza del útero, conducto por el que se introduce el pene viril no de otra manera que como por la vaina la espada o el cuchillo."17 Tenemos pues que cuchillo, en su asociación mental con vagina, y en el contexto inmediato de testigo, se refería más que un objeto físico o utensilio de cortar del abuelo, a la parte anatómica. Ello nos llevaría a concluir, por sinécdoque, que Sempronio ponía por testigo al propio abuelo de Calisto. Propongo pues que cuchillo debiera interpretarse en la misma línea de el ximio, en la de lo imaginativo, lo literario, lo fálico, lo lúdico; o sea, en la línea del contexto más amplio, piedras, asnos, fuego, despereza. El autor juega con el lector en un juego de acertijos muy del gusto de la época. Se asocia la abuela con el abuelo, la abuela sometida al eximio abuelo; el cuchillo (o espada) del abuelo se asocia a la vaina (o vagina) de la abuela.17 Sin duda, el "misterio y la sustancia" de todos estos nombres ofrecen a nuestra imaginación un arco iris de reverberaciones verdaderamente fascinantes. El cuchillo de mi interpretación seguiría encerrando la función de objeto punzante, hiriente, pero en acepción traslaticia, fálica. En Floresta de poesías del Siglo de Oro se recoge puñaladas, clavar, enclavar, herir con acepción, según los autores, de fututio o acto sexual; espada, clavo, dardo, lanza con acepción de pene. Rubén Soto Rivera ha propuesto que la cuchillada, "el rasguño en la cara de Celestina no es exclusivamente una representación fálica (por metonimia), sino, además, una figuración de la vulva." 18 Para los psicoanalistas el cuchillo, como otras armas puntiagudas, punzantes, puede ser símbolo del falo y la vagina es como una herida abierta; herida de la que, en el caso de la abuela de Calisto, fue testigo y causa el cuchillo de su eximio abuelo. Lo saben muy bien los poetas. Lo saben los psicoanalistas, los grandes copiladores y teoricistas de fantasmagorías eróticas de tantos pacientes, de tantos "casos" de todos los tiempos. Las fantasmagorías eróticas de Sempronio no distan de las que desde tiempos remotísimos se divinizaron en las saetas de Cupido; se acercan a las de Ausonio (s. IV), gran tratadista de lo lúdico, que parafraseaba con un insuperable sentido del humor, con fuerza cómica no exenta de calidad literaria, unos versos de Virgilio sobre el caballo de Troya, para describir el momento en el que el novio traspasa el cuerpo de la doncella con su asta; fantasmagorías que se expresan como lanza y otras armas en las poesías eróticas del Siglo de Oro; o como espada caliente que, en el siglo XX, el poeta dominicano Franklin Mieses Burgos sentía en sus ingles; la misma espada con la que el viento-hombrón de Lorca perseguía a Preciosa; y no falta en Lorca, gran tesorero de símbolos fálicos, la mención del puñal y más claramente, en Bodas de sangre , el cuchillo o cuchillito ... "que penetra fino por las carnes asombradas". 19 Es este replanteamiento de correspondencia y congruencia interna de los textos, replanteamiento de endocrítica, que se pregunta no tanto el por qué dice eso el autor (razones documentales, otros canes y ximios de las historias), como el para qué (su propósito, sus razones literarias, estéticas). Se intenta lograr, pues, con este replanteamiento una recreación en su doble sentido, el de entretenimiento o placer estético y el de aportación personal y emocional que en todo lector suele engendrar la lectura. La aportación inesperada de Calisto fue una benigna reacción. Pudiera decirse que aun más que la alusión del criado al ximio fue la del cuchillo de tu abuelo como testigo la que le hizo más gracia; claro, lo que el autor pretendía es que les cayera en gracia a sus lectores, a aquellos que pudieran captar el lenguaje críptico, el misterio de la alusión; a éstos va dirigido el aparte. De representarse en teatro o cine, Calisto podría pronunciar estas palabras con una mueca, un guiño o tratando de contener la carcajada: CAL.__ ¿Muger? ¡O grossero! ¡Dios, Dios! SEMP.__ ¿Y assí lo crees? ¿O burlas? CAL.__ ¿Que burlo? Por Dios la creo, por Dios la confiesso y no creo que ay otro soberano en el cielo; avnque entre nosotros mora. SEMP.__ ¡Ha! ¡ha! ¡ha! ¿Oystes qué blasfemia? ¿Vistes qué ceguedad? CAL.__ ¿De qué te ríes? SEMP.__ Ríome, que no pensaua que hauía peor inuención de pecado que en Sodoma. CAL. . __ ¿Cómo? SEMP.__ Porque aquéllos procuraron abominable vso con los ángeles no conocidos y tú con el que confiessas ser Dios. CAL.__ ¡Maldito seas!, que fecho me has reyr, lo que no pensé ogaño. SEMP.__ ¿Pues qué? ¿Toda tu vida auías de llorar? CAL.__ Sí. SEMP.__ ¿Por qué? CAL.__ Porque amo a aquélla, ante quien tan indigno me hallo, que no la espero alcançar. SEMP.__ ¡O pusilánimo! ¡O fideputa! ¡Qué Nembrot, qué magno Alexandre, los quales no sólo del señorío del mundo, mas del cielo se juzgaron ser dignos. CAL.__ No te oy bien esso que dixiste. Torna, dilo, no procedas. SEMP.__ Dixe que tú, que tienes más coraçón que Nembrot ni Alexandre, desesperas de alcançar vna muger, muchas de las quales en grandes estados constituydas se sometieron a los pechos y resollos de viles azemileros y otras a Brutos animales. ¿No has leydo de Pasifé con el toro, de Minerua con el can? CAL.__ No lo creo; hablillas son. SEMP.__ Lo de tu abuela con el ximio, ¿Hablilla fué? Testigo es el cuchillo de tu abuelo. CAL.__ ¡Maldito sea este necio! ¡Y qué porradas dize! ***************** Parece como si cada personaje estuviera hablando a los de su clase social, con su punto de vista personal y lenguaje apropiado. El autor del AUTO, a lo largo de su obra y, obviamente en esta selección de textos, juega con dos planos semánticos un tanto contrapuestos, el plano de Calisto, persona refinada, letrada, que se mueve en una onda metafórica, y el plano del criado que, a lo bestia, no va más allá del significado directo, realista de las palabras. Entre sí no parecen entenderse. Sempronio no entiende las hipérboles amorosas de Calisto que, al ser preguntado si era cristiano, se confiesa melibeo, y cree que Melibea, más que mujer es dios, a quien adora y ama; según aquél, el pecado de Calisto que buscaba la posesión de su dios, superaba en gravedad a los de Sodoma. Los cabellos de Melibea eran para Calisto madejas de oro delgado que podían convertir a los hombres en piedra; más bien en asnos, según el criado. No entendía éste que el fuego que atormentaba a Calisto pudiera ser mayor... que el que quemó tal cibdad [Roma] y tanta multitud de gente. 20 Para el criado la diosa Minerva se sometió a el can; una mentira, según el amo; la abuela de éste, según Sempronio, se sometió a el ximio; para el amo, era el criado un maldito necio, una bestia, al que era mejor dejarlo por imposible. ¿Estaba convencido Sempronio de que tanto el toro como el can y el ximio fueran animales o de que Calisto quisiera hacer abominable uso con su Dios? ¿De que los cabellos de Melibea convertían a los hombres en asnos? ¿Lo estaba Berceo, en épocas anteriores, de que su abadesa quedara embargada por pisar una yerba enconada ? Preguntas un tanto ociosas, me parece a mí. Abundaban las leyendas sobre ayuntamientos de mujeres con monos; criado y amo son personajes de leyenda; son meros portavoces de la imaginación y el arte del autor, las fatasmagorias eróticas de todos los tiempos. ¡Curioso juego de equívocos! 21 El escritor tenía derecho a jugar con los dobles planos, el literal y el metafórico, y jugar con la polisemia de el ximio como animal y como mote del rey; y permítaseme añadir la interesantísima polisemia de porradas, un derivado de "porra", con que se cierra el pasaje y se completa este replanteamiento de tonalidades sexuales.22 También tenía derecho el autor a jugar, junto a las etimologías populares, con las etimologías reales de testigo y asociaciones mentales de cuchillo y porradas, como jugaba en los pasajes citados con la mente de sus personajes, con su propia mente y con la de sus lectores; semejante derecho me concedo yo y concedo al lector. Por fin, si se me permite parafrasear al estilo de Menéndez y Pelayo, yo despojaría su comentario de las connotaciones religiosas, peculiares de la época, para encajarlo en un marco sociopolítico, de todos los tiempos, viendo en la presentación que hace el autor de la turpitud moral de tal nieto para tal abuelo, un propósito satírico de ridiculizar la veneración, la entronización, la idolatría de la pureza de sangre, de la monarquía, del noble linaje. ¿Quién sabe? Durham, North Carolina, Abril 2006 (última revisión: Diciembre, 2007).
Nota del autor: se realizarán revisiones, ampliaciones, con frecuencia; se agradecen los comentarios de los lectores
al autor.
Nota. Me complace informar al lector que la gran mayoría de la documentación, y por cierto la más interesante, procede de fuentes autorizadas en Internet; pretendo demostrar con ello que cada dia este medio es más rico en recursos y útil para el hallazgo de documentos raros de bibliotecas de difícil acceso. Con un poco de paciencia y arte en la formulación de preguntas en el buscador se pueden obtener resultados sorprendentes. Debo advertir por otro lado que los URL citados pueden haber sufrido alteraciones que frustran la conexión, algo así como cuando vamos a la biblioteca y no encontramos el libro que buscamos.
1. Semejante tergiversación se daba en otros pueblos extremeños distantes entre sí; Juan García Gutiérrez, latinista y compañero de estudios, me ha asegurado que se daba en Aceuchal (Badajoz); por vía de Google me entero que se daba también en Monroy (Cáceres) .
2. No sería del todo descabellado pensar que semejante fenómeno afectó al complemento indirecto del pronombre de tercera persona ge ( lat. illi, en las combinaciones ge lo, ge la, ge los, ge las ); tras haber convivido a lo largo de varios siglos con se, complemento directo del reflexivo, quedó definitivamente suplantado por este último. Otro caso es el de melecina en vez de medicina, por asociacion con la miel (Lat. melle).
3.
Ejemplos en La Celestina
No solamente afecta este fenómeno de la etimología popular a los
iletrados; también se apodera a veces de comentaristas y editores de textos. Por ejemplo, sin salirnos del nuestro AUTO, el caso de Eras y Crato,
medicos, viniesedes, sentiriades, que se lee en la edición de Burgos 1499. Editores posteriores encontraron dificultad en
entender la referencia a tales médicos; desconocían la existencia de Eras, y le daban al conocido Crato, un compañero de
más fama: Galieno o Hipócrates, de difícil justificación etimológica, claro
está, pero que, al tratarse de dos galenos famosos, ayudaban al lector a interpretar el pasaje.
Ejemplos en Don Qijote
Otro ejemplo de Cervantes se da al trabucar Sancho la sentencia latina In inferno nulla est redemptio en quien ha infierno ... nula es retencio, pero este ejemplo no encaja dentro de la etimologia popular por no exitir asociación de una palabra desconocida por otra más común, como no encaja el de martilogio por martirologio de Centurio en el Acto XVIII.
4 Cuenta la mitología que Pasifae se cubrió con la piel de una vaca, a cuya tentación no pudo resistirse el Toro. De su ayuntamiento nació el Minotauro, con cabeza de toro y cuerpo de hombre. En este mito se historia la obsesión con penes de gran longitud con los que se animaliza a la mujer y embrutece al fruto de su vientre. El lector podrá apreciar la frecuente mención de Pasifae en los textos medievales, con su variedad de grafías (PASIFAE, PASIPHAE, PASIPHE, PASIPHA, PASIFE), en Corpus del Español (escriba en la ventanita de búsqueda pasi*). Es ésta una extraordinaria herramienta de rápida, fidedigna y fácil consulta que nos ha ofrecido el profesor Mark Davies, con cotejo de multitud de obras castellanas de todas las épocas. También pueden consultarse en este Corpus los textos donde aparece Minotauro, y los de Antico por Antioco. Me voy a referir con frecuencia a esta obra. Me atrevería a añadir que si en el mito de Pasifé con el toro se historia la obsesión por un pene largo, en la sustitución de Ulcan por el can alude el autor a la apetencia humana por un coito de mayor duración, como provoca en la fantasía popular el coito canino.
5 Corpus del español (buscar
miner* para las diversas grafías y múltiples referencias. La referencia a la virginidad de la diosa es recogida por Alfonso de
Palencia (Universal vocabulario de latín en romance ) bueyes que nunca fueron so el yugo puestos sacrificauan los a
minerua: por quela virginidad no sabe que es yugo de marido.
6 " Celestina, Auto I: ′Minerva con el can′," NRFH, VII, 1954,
pp. 470-474. El autor del Acto I del La Celestina, pues, contemporáneo de A. de Palencia, no solo rechaza la virginida de la diosa por boca de Sempronio, sino que la somete al bestialismo.
7 Corpus del español. (buscar, para las
diversidad de grafías y noticas *ulca*). Hay comentaristas, Miguel Marciales y Lozano-Renieblas, que han rechazado la propuesta
de Green con base en la inexistencia de la grafía Vulcan en la tradición medieval castellana.
PAR. [habla con Celestina] ... Véole perdido y no ay cosa peor que yr tras desseo sin esperança de buen fin y especial, pensando remediar su hecho tan árduo y difícil
con vanos consejos y necias razones de aquel bruto Sempronio, que es pensar sacar aradores a pala y açadón. No lo puedo sufrir. ¡Dígolo y lloro!
PARM. __ ¿Pues qué es todo el plazer que traygo, sino hauerla alcançado?
11. Erich von Richthofen, "Lo de la ′abuela con el ximio′: otra expresión humanística y caballeresca (de LC)?" Cuadernos para Investigacion de la Lit. Hispánica 5 (1983): 133-34. La ingeniosa sugerencia de este corto artículo no contó con la debida atención de los críticos, quizás porque el autor se limitó a hablar de la existencia del adjetivo eximius en latin sin documentar su empleo en el en castellano con anterioridad a La Celestina. Joan Corominas, por su parte, data la entrada de eximio de 1438 con Enrique de Villena (?) (Breve diccionario etimológico de la lengua Castellana. Madrid: Gredos,1967). El Corpus del español de Mark Davis recoge eximia en Tratado de la reformación de la ánima de Pero Díaz de Toledo (n. 1480): Esto se dize que fizo aquel uaron de eximia sabieza Moysen del qual entre todas las gentes es el mayor nombre en sabieza (buscar eximia ). Búsquese también en el Corpus eximius y eximio para mayor documentación.
12 .
La Eneida traducida, Bib. Nacional (Madrid), ms. l874, fol. l30 vto.
13 Cliquear aquí para información sobre la fealdad de Enrique IV, a quien algunos
tildaban de mono. El artículo contiene una rica y seriamente documentada relación de noticias sobre el rey con atención a los problemas médicos de su
impotencia.
Con respecto a la violencia y la muerte, ubicuos en el resto de la Tragicomedia, hay que decir que brillan por su ausencia en el AUTO.
De 193 vocablos afines controlados en La Celestina solo se encuentran tres en el Auto; este era uno de los varios criterios en que yo basaba la
existencia de tres autores. Entre los comentaristas, Miguel Marciales
propuso que el cuchillo debía entenderse como cuclillo, es decir, cornudo. Interesante propuesta que
parece imitar a las anteriores de Ulcan y eximio; el inconveniente es que mientras éstas sustituyen un vocablo desconocido por otro muy común, cuchillo y cuclillo son igualmente comunes, por lo tanto sin razón para que Sempronio los confundiera.
15 Testiculus. i. por el cojoncillo Testis testis. por aquel mesmo Testis testis. por el testigo (Antonio de Nebrija , Dictionarium latino-hispanicum buscar cojoncillo).
Se suele explicar que testigo y su larga familia semántica mantiene la referencia a la costumbre antiquísima, entre hebreos, del "testigo" que solía poner la mano sobre los genitales para jurar de la veracidad de su testimonio. En el Génesis (24, 2 y 9), Abrahán le ordena a su criado "Pon ahora tu mano debajo de mi muslo ... Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abrahán su señor, y juróle sobre el asunto..." En el Antiguo Testamento "muslo" (femur en latín) es un eufemismo frecuente por los genitales masculinos y femeninos (Gen 24,2 y 9; 47,29). A Lemuel se le avisa de que no entregue su muslo a las mujeres (Prov. 31,3). A los descendientes directos se les denominaba los procedentes del muslo del hombre (Ex 1,5; Jue 8,30, de femore, en la Vulgata). En una maldición a la mujer fornicaria (Núm 5,21), la increpa el sacerdote asegurándole que hará Dios que se le pudra el muslo y que su vientre hinchado se raje en pedazos. Mucho más sobre pie pierna, muslo, etc. como eufemismos por los genitales, con abundante documentación, puede verse en mi artículo sobre el milagro de Berceo "La abadesa embargada por el pie"
En latín existen las palabras testis (= el que testifica) y su diminutivo testiculus ( =testículo). Algunos autores emplean también, con poca frecuencia, testis en la acepción de su diminutivo. No se ha encontrado, sin embargo, entre los autores latinos una explicación sobre cómo testis --y su diminutivo-- adquirió una acepción tan extraña a la primaria; de ahí que se haya especulado que, por razón de alguna costumbre semejante a la hebrea, el diminutivo se especializara para significar lo que tocaba el que daba testimonio: los testículos. En castellano "testigo," el derivado directo del diminutivo testiculus, adquiere la significación primaria de testis; mientras "teste," el derivado de testis, adquiere el signifiacado del diminutivo latino testiculus. El vocablo "testis" del inglés sigue la misma ruta semántica que el "teste" del castellano. 16 Téngase presente que en latín penis (= el pene) significa primariamente cola, y una palabra común para designar el sexo masculino era gladius, espada y de ahí que el femenino pasara a denominarse "vagina" (=vaina) done se introducía la espada o el cuchillo. En los textos castellanos desde el siglo XIII (Corominas lo data de 1739) los genitalesl femeninos se denominan "vulva"; véase Corpus del Español; buscar *ulua); con el tiempo la vulva llegaría a denominarse también vagina, cultismo (raro en latín clásico con referencia a los genitales femeninos, aunque documentado ya en Plauto):
Ha de tenerse en consideración que Nebrija da como traducción de gladius y ensis, cuchillo y espada, como si los considerara sinónimos:
Con esta ocasión no puedo menos que traer a la imaginación del lector el refrán que recoge Correas: ¡Qué ruines cuchillos para tan buena vaina!. 18 R. Soto Rivera, "Celestina, la de la cuchillada" Exégesis, Año 11,
Número 33, y en Internet . Puede consultarse también Floresta de poesías ... , citada en la nota anterior;
la obra lleva un buen índice donde se incluyen palabras de interés como Espada, Punzón, Dar el acero, Espuela, Espolón, Estoque, Hendidura.
19 Debo la referencia de Ausonio a Juan García Gutiérrez quien también me recordó los versos de "Preciosa y el aire":
ASTA
intorquet summis adnixus viribus hastam.
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Ausonio, Centon nupcial trad. de Enrique Montero Cartelle. Madrid:Gredos, 1990 (Sec. 10). Los interesados en un contesto más amplio pueden leer la obra de Ausonio aquí |
LANZA aquel tomar la lanza y embocalla, / y aquel porfiar dél hasta metella. Algo me está quemando como una llama viva. Siento como una espada caliente entre mis ingles. Una espada de fuego que incendia mis entrañas. Preciosa tira el pandero
con un cuchillito que apenas cabe en la mano pero que penetra fino por las carnes asombradas y que se para en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz del grito. Si éstas son las palabras más usadas en literatura con referencia al pene, no es de extrañar que en el habla del vulgo (de los porros, emparentado con parradas), se empleara cuchillo; la espada es considerada tradicionalmente como distintivo de reyes, guerreros, caballeros y gente elegante; el cuchillo, por otro lado, lo es de todo varón, de todo macho, sea eximio, ximio, can, o toro ... La asociación de estos tres animales y el símbolo fálico se encuentra tallada en piedra en la iconografía románica del siglo XII de San Martín de San Matín de Artaiz (Navarra): "Entre otras figuras se pueden distinguir cabezas de animales, cabezas humanas con las bocas abiertas entre las manos, un triple rostro junto al que se ha tallado un obispo con mitra y báculo en actitud de bendecir, una figura acurrucada, un mono, un símbolo fálico, un toro, un perro, etc... Puede complementarse la documentación buscando en Google símbolo fálico puñal, navaja o cuchillo, y en inglés, dagger phalic symbol.
Estos planos contrapuestos de lo que pasaba por la mente del bestia de Sempronio y por la del gentil Calisto, se expresan admirablemente en nuestro refrán español recogido por Rojas: vno piensa el vayo y otro el que lo ensilla (Acto XIX). Los dobles planos lingÜísticos y semánticos fueron más tarde explotados por Rojas, en su continuación, con gran brillantez en su aplicación al servicio,
tema que los sirvientes, por vivencia personal, conocían a las mil maravillas. Para los criados el servicio, experiencia diaria, era lo mismo que servidumbre, cautividad, muy lejos por lo tanto de ser sinónimo de sacrificio, deuoción y obras pías, conceptos literarios; he tratado largamente este tema
en mis ensayos.
el desposado, por el val que habéis de arar ya estaba arado. ¿cuándo serás mi amiga? Cuando esté florida la peña de una flor morena. La morena garrida del texto, promete, en el nivel sublimado, entablar amistad cuando llegue la primavera: la peña se cubra de musgo, de flor morena. En el nivel erótico sugiere que su entrega al amor se realizará cuando alcance la madurez de la pubertad: cuando su monte de Venus -- la peña -- se cubra de prieto y tupido vello: flor morena. De vuelta a Sempronio, en un campo lingÜístico menos poético, pero no menos evocativo, recodemos su aparición en escena. Calisto, en la escena intoductoria, acaba de despetar un sueño que se nos narra con un leguaje lleno de alusiones eróticas. Acto seguido llama a voces a su criado: SEMP. __ Estoy aquí señor, curando destos cauallos. CAL. __ Pues, ¿ Cómo sales de la sala? SEMP. __ Abatióse el girifalte y vínele endereçar en el alcándara. Tanto en caballos y en gerifalte no es difícil detectar sus connotacioles fálicas, ni lo es relacionar con el sexo las imágenes de abatirse y enderezar (recuérdes lo dicho más arriba sobre "despereza" nota 20.
"Alzar la porra" significa arrigere según P. Alzieu et alii, en su Floresta de poesías eróticas del Siglo de Oro, Université de Toulouse - Le Mirail, 1975. Véase también la palabra "porra" en el Diccionario del erotismo de Camilo José Cela con citas de textos selectos. En un soneto atribuido a Quevedo, Epitafio a una dueña, aparece la porra en acepción de pene. En una fábula de Samaniego, Al maestro, cuchillada, se recogen las palabras porra y cuchillada con connotaciones de interés para este replanteamiento.
Todo el pasaje comentado está leno de connotaciones sexuales y satíricas que algún día otros comentaristas podrán ampliar en sus respectivos análisis. He hecho alusión al pene largo del toro y la cópula prolongada del can. En contraste con el de estos animales (y el del hombre) está el pene del mono, relativamente muy corto. Pero la alusión de Sempronio a tu abuela con el ximio, que no eran hablillas, se hace más incomprensible en su sentido literal, cuando se tiene en cuenta que en la Edad Media, en muchos lugares de la cristiandad, se condenaba a ser enterrados vivos o quemados en la hoguera a todos aquellos que tuvieran contacto sexual con animales. Pasaba, pues, el pasaje de ser falta de respeto e insulto deshonroso a imputación de acto delictivo.
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