@@@

Miguel Hernández
@title

Obra poética

Perito en lunas}>


Miguel Hernández

Obras poéticas:

Perito en lunas(1933)
Perito en lunas
Perito en lunas
Perito en lunas



    Suicida en cierne
       Octava I


    A lo caña silbada de artificio,
    rastro, si no evasión, de un suceso,
    bajaré contra el peso de mi peso:
    simulación del náutico ejercicio.
    Bien cercén del azar, bien precipicio,
    me desamparará el azul ileso:
    no la pita, que tal vez a cercenes
    me impida reflejar sierra en mis sienes.

    Palmero y Domingo de Ramos
       Octava II

    Luz comba, y no, creada por el mozo,
    talludo espulgador de los racimos:
    no a fuerza, y sí, de bronces en rebozo,
    sí a fuerza, y no, de esparto y tiempo opimos.
    Por el domingo más brillante fuimos
    con la luz, enarcada de alborozo,
    en ristre, bajo un claustro de mañanas,
    hasta el eterno abril de la persianas.

    Toro
       Octava III

    La hora es de mi luna menos cuarto.
    Émulos imprudentes del lagarto,
    magnificaos el lomo de colores.
    Por el arco, contra los picadores,
    del cuerno, flecha, a dispararme parto.
    ¡A la gloria, si yo antes no os ancoro,
    -golfo de arena-, en mis bigotes de oro! >@§

    Torero
       Octava IV

    Por el lugar mejor de tu persona,
    donde capullo tórnase la seda,
    fiel de tu peso alternativo queda,
    y de liras el alma te corona.
    ¡Ya te lunaste! Y cuanto más se encona,
    más. Y más te hace eje de la rueda
    de arena, que desprecia mientras junta
    todo tu oro desde punta a punta. >@§


        Palmera
       Octava V

    Anda, columna, ten un desenlace
    de surtidor. Principia por espuela.
    Pon a la luna un tirabuzón. Hace
    el camello más alto de canela.
    Resuelta en claustro, viento esbelto pace,
    oasis de beldad a toda vela
    con gargantillas de oro en la garganta:
    fundada en ti se iza la sierpe, y canta. >@§

    Cohetes
       Octava VI

    Subterfugios de luz, lagartos, lista,
    encima de la palma que la crea,
    invención de colores a la vista,
    si transitoria, del azul, pirea.
    A la gloria mayor del polvorista,
    rectas la caña, círculos planea:
    todo un curso fugaz de geometría,
    principio de su fin, vedado al día. >@§

    Palmero
       Octava VII

    A galope la tierra y a cercenes
    el azul es el itsmo de más talla,
    que por oros los une donde se halla
    el viento bronceado de vaivenes.
    Jinete que a tu misma grupa vienes
    para entrar con las luces en batalla,
    de la copa dorada, por tu empeño,
    haz la degollación, tras el ordeño. >@§

    Monja confitera
       Octava VIII

    La gala de la luz, a lo cohete
    en el poliedro de la vidriera...
    Una virgen constante, confitera,
    ay, sustraendo Dios, pellas comete.
    Al almidón su mano da en roquete
    o por lo que se riza, o por lo cera;
    de primor cuando hiñe se propasa,
    cuando repulga la que emula masa. >@§

    Yo: Dios
       Octava IX

    El maná, miel y leche, de los higos,
    lluevo sobre la luz, dios con calzones,
    para un pueblo israelita de mendigos
    niños, moiseses rubios en cantones;
    ángeles que simulan las pasiones
    en una conjunción vana de ombligos
    por ésta, donde tiene, serranía
    tanta, pura la luz, categoría. >@§

    Sexo en instante 1
       Octava X

    A un tic-tac, si bien sordo, recupero
    la perpendicular morena de antes,
    bisectora de cero sobre cero,
    equivalentes ya, y equidistantes.
    Clama en imperativo, por su fuero
    con más cifras, si pocas, por instantes;
    pero su situación, extrema en suma,
    sin vértice de amor, holanda espuma. >@§

    Sexo en instante 2
       Octava XI

    ¡Al polo norte del limón amargo
    desde tu arena azul, cociente higuera!
    Al polo norte del limón subiera
    que no a tu sur, y subo sin embargo.
    Colateral a tu almidón, más largo,
    aquél amaga de otra y una esfera.
    A dedo en río falta anillo en puente:
    ¡cómo he de vadearte netamente! >@§

    Lo abominable
       Octava XII

    Aunque amargas, y sólo por momentos,
    tendremos palmas en las manos todos;
    palmas, que las mayores en los vientos,
    no han de alcanzar, ni ardiendo, los dos codos.
    Entonces, posteriores sufrimientos
    nos haran leves, libres de los lodos:
    las ultimas mejillas, viento en popa
    irán sobre la un punto china Europa. >@§

    Gallo
       Octava XIII

    La rosada, por fin Virgen María.
    Arcángel tornasol, y de bonete
    dentado de amaranto, anuncia el día
    en una pata alzado un clarinete.
    La pura nata de la galanía
    es este Barba Roja a lo roquete,
    que picando coral, y hollando, suma
    "a batallas de amor, campos de pluma". >@§

    El barbero
       Octava XIV

    Blanco narciso por obligación.
    Frente a su imagen siempre, espumas pinta,
    y en el mineral lado del salón
    una idea de mar fulge distinta.
    Si no esquileo en campo de jabón,
    hace rayas, con gracia, mas sin tinta;
    y al fin, con el pulgar en ejercicio,
    lo que sobra anula del oficio. >@§

    Camino
       Octava XV

    Por donde quiso el pie fue esta blancura,
    no por ingeniería, en evasiva;
    cuya copa de lana dulce, apura
    la que con su pezuña más la activa.
    Serpentina por eso está; segura
    en la sombra, presente a fuerza viva,
    sabiendo su desagüe y su remanso
    por los que suenan faros sin descanso. >@§

    Serpiente
       Octava XVI

    En tu angosto silbido está tu quid,
    y, cohete, te elevas o te abates;
    de la arena, del sol con más quilates,
    lógica consecuencia de la vid.
    Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,
    en humanos hiciste entrar combates.
    Dame, aunque se horroricen los gitanos,
    veneno activo el más, de los manzanos. >@§

    Sandía
       Octava XVII

    Estío, postre al canto: tierno drama
    del blancor del mantel en menoscabo:
    conforme con la luna más, se inflama,
    en verde plenilunio desde el rabo.
    Pero cuando el cuchillo le reclama
    los polares cerquillos, tiene al cabo,
    para frescas hacer, claras las voces,
    un rojo desenlace negro de hoces. >@§

    Pozo
       Octava XVIII

    Minera, ¿viva? luna ¿muerta? en ronda
    sin cantos; cuando en vilo esté, no tanto,
    cuando se eleve al cubo, viva al canto,
    y halla un mano que le corresponda.
    Dentro de esa interior torre redonda,
    subterráneo quinqué, cañón de canto;
    el reloj, ¿no?, del río, sin acento,
    reloj parado, pide cuerda, viento. >@§

    Espantapájaros
       Octava XIX

    Es demasiado poco maniquí,
    vivo al viento del más visible trigo,
    la caña de la escoba para ti,
    a la fuerza del pájaro enemigo.
    Donde los picos restan pan, allí
    te eriges con tu aire de mendigo,
    meseguero incorpóreo, que has dejado
    riéndose tu cabeza en el granado. >@§

    Surco
       Octava XX

    Párrafos de la más hiriente punta,
    si la menos esbelta, como voces
    de emoción, ya se rizan, de la yunta:
    verdes sierpes, ya trémulas de roces
    y rocíos. La mano que las junta,
    afila las tajadas, sí, las hoces,
    con el deseo ya, la luz en torno;
    y enarca bríos, era, masas, horno. >@§

    Mar y río
       Octava XXI

    Agrios huertos, azules limonares,
    de frutos, si dorados, corredores;
    ¡tan distantes! que os sé si los vapores
    libertan siempre presos palomares.
    Ya va el río a regarle los azahares
    alrededor de sus alrededores,
    en menoscabo de la horticultura:
    ¡oh solución, presente al fin, futura! >@§

    Panadero
       Octava XXII

    Aunque púgil combato, domo trigo:
    ya cisne de agua en rolde, a navajazos,
    yo que sostengo estíos con mis brazos,
    si su blancura enarco, en oro espigo.í
    De un seguro naufragio, negro digo,
    lo librarán mis largos aletazos
    de remador, por la que no se apaga
    boca y torna las eras que se traga. >@§

    La granada
       Octava XXIII

    Sobre el patrón de vuestra risa media,
    reales alcancías de collares,
    se recorta, velada, una tragedia
    de aglomerados rojos, rojos zares.
    Recomendable sangre, enciclopedia
    del rubor, corazones, si mollares,
    con un tic-tac en plenilunio, abiertos,
    como revoluciones de los huertos. >@§

    Veletas
       Octava XXIV

    Danzarinas en vértices cristianos
    injertadas: bákeres más viudas,
    que danzan con los vientos, ya gitanos
    de palmas y campanas, puntiagudas.
    Negros, hacen los vientos gestos planos,
    índices, si no agallas, de sus dudas,
    pero siempre a los nortes y a los estes
    danzarinas, si etíopes, celestes. >@§

    Azahar
       Octava XXV

    Frontera de lo puro, flor y fría.
    Tu blancor de seis filos, complemento,
    en el principal mundo de tu aliento,
    en un mundo resume un mediodía.
    Astrólogo de ramaje en demasía,
    de verde resultó jamás exento.
    Ártica flor al sur; es necesario
    tu desliz al buen curso del canario. >@§

    Oveja
    Octava XXVI

    Esta blanca y cornuda soñolencia
    con la cabeza de otra en lo postrero,
    dócil, más que a la honda a la paciencia,
    tornaluna de música y sendero...
    Ya valle de almidón en la eminencia
    de un árbol en cuclillas, un madero
    lanar, de amor sallicio, galatea
    ordeña en porcelana cuando albea. >@§

    Barril y borracho
       Octava XXVII

    Bailada ya la vid, se anilla y moja
    sucesiones de círculos con aros,
    vientres que ordeña el puño en cubos claros
    por un sexo sencillo que se afloja.
    Y la inseguridad por dentro roja,
    traducción apagada de los faros,
    con interpretaciones serpentinas,
    equivocando pies, consulta esquinas. >@§

    Gota de agua
       Octava XXVIII

    Gota: segundo de agua, desemboca,
    de la cueva, llovida ya, en el viento:
    se reanuda en su origen por la roca,
    igual que una chumbera de momento.
    Cojo la ubre fruncida, y a mi boca
    su vida, que otra mata aun muerta, siento
    venir, tras los renglones evasivos
    de la lluvia, ya puntos suspensivos. >@§

    Gitanas
       Octava XXIX

    ¡Lunas! Como gobiernas, como bronces,
    siempre en mudanza, siempre dando vueltas.
    Cuando me voy a la vereda, entonces
    las veo desfilar, libres, esbeltas.
    Domesticando van mimbres, con ronces,
    mas con las bridas de los ojos sueltas,
    estas lunas que esgrimen, siempre a oscuras,
    las armas blancas de las dentaduras. >@§

    Retrete
       Octava XXX

    Aquella de la cuenca luna monda,
    sólo habéis de eclipsarla por completo,
    donde vuestra existencia más se ahonda,
    desde el lugar preciso y recoleto.
    ¡Pero bajad los ojos con respeto
    cuando la descubráis quieta y redonda!
    Pareja, para instar serpientes, luna,
    al fin, tal vez la Virgen tiene una. >@§

    Plenilunio
       Octava XXXI

    Puesta en la mejor práctica estás, luna.
    Ay, sí. No hay que agregarle ya por pena
    a tu suma de luz cifra ninguna,
    mixta en todo de blanca y de morena.
    Mas cuando la siguiente se reúna
    a seis albas más dos te restan plena,
    primero en cueros desde medio arriba
    y negra; luego, ya definitiva. >@§

    Noria
       Octava XXXII

    Contra nocturna luna, agua pajiza
    de limonar: halladas acechanzas:
    una afila el cantar, y otra desliza
    su pleno, de soslayo, sin mudanzas.
    Luna, a la danzarina de las danzas
    desnudas, a la acequia, acoge e iza,
    en tanto a ti, pandero, te golpea:
    ¡cadena de ti misma, prometea! >@§

    Ubres
       Octava XXXIII

    Trojes de blancura, puesta en veta
    por la palma de dátiles pastores
    al atesado peso par asueta:
    ¡qué plurales blancuras interiores,
    para exteriorizarlas al hilo, aprieta!
    Manantiales de luna, las mejores,
    en curso por aquel que suma ciento,
    padre de barba y sobra en un momento. >@§

    Huevo
       Octava XXXIV

    Coral, canta una noche por un filo
    y por otro su luna siembra para
    otra redonda noche: luna clara,
    ¡la más clara!, con un sol en sigilo.
    Dirigible al partir llevado en vilo,
    si a las hirvientes sombras no rodara,
    pronto un rejoneador galán de pico
    iría sobre el potro en abanico. >@§

    Horno y luna
       Octava XXXV

    Hay un constante estío de ceniza
    para curtir la luna de la era,
    más que aquélla caliente que aquél iza,
    y más, si menos, oro, duradera.
    Una imposible y otra alcanzadiza,
    ¿hacia cuál de las dos haré carrera?
    Oh tú, perito en lunas, que yo sepa
    qué luna es de mejor sabor y cepa. >@§

    Funerario y cementerio
       Octava XXXVI

    Final modisto de cristal y pino;
    a la medida de una rosa misma
    hazme de aquél un traje, que en un prisma,
    ¿no?, se ahogue, no, en un diamante fino.
    Patio de vecindad menos vecino,
    del que al fin pesa más y más se abisma,
    abre otro túnel más bajo tus flores
    para hacer subterráneos mis amores. >@§

    Crimen pasional
       Octava XXXVII

    Fría prolongación, colmillo incluso
    de sus venas, si instables ya, de acero
    y salidas de madre por ayuso,
    injerta en luna cata vivo cuero.
    Si la firma Albacete, hizo mal uso,
    a lo inconmensurable, de mi entero.
    Lengua en eclipse, senos e agraz,
    estamos para siempre en guerra, en paz. >@§

    Mesa pobre
       Octava XXXVIII

    Este paisaje sin mantel de casa
    gris, ¡ay casi ninguno en accidentes!:
    los pastos pobres... la colina escasa
    de trigo... los cristales no corrientes...
    sólo al final, fustrando el gris, en masa,
    colores agradables a los dientes,
    enconan el paisaje de destellos,
    y se obra un cigüeñal de ávidos cuellos. >@§

    Lavandera
       Octava XXXIX

    Bajo el paso a nivel del río, canta
    y palomos, no, menos, elimina,
    sobre la piedra, de quejarse, fina,
    en el agua de holanda batir tanta.
    Fina; y cuando botija es toda cuanta,
    y de ovas, cual de cañas él, se crina,
    al aire van dos ínsulas afines,
    entre dos aguas y ovas, bajo crines. >@§

    Negros ahorcados por violación
       Octava XL

    A fuego de arenal, frío de asfalto.
    Sobre la Norteamérica de hielo,
    con un chorro de lengua, África en lo alto
    por vínculos de cáñamo, del cielo.
    Su más confusa pierna, por asalto,
    náufraga higuera fue de higos en pelo
    sobre el nácar hostil, remo exigente...
    ¡Norte! Forma de fuga al sur: ¡Serpiente! >@§

    Labradores
       Octava XLI

    Barbihecho domingo: claros bozos,
    labradores sin pies por paralelas:
    los codos van al cielo por candelas,
    al labio, al paladar, cristales, gozos.
    Ven por los anteojos de los pozos,
    cielo en moneda, luz con lentejuelas,
    a mirar a los hoy orinadores,
    como nunca de largos, labradores. >@§

    Guerra de estío
       Octava XLII

    ¡Oh combate imposible de la pita
    con la que en torno mío luz avanza!
    Su bayoneta, aunque incurriendo en lanza,
    en vano con sus filos se concita;
    como la de elipsoides ya crinita,
    geométrica chumbera, nada alcanza
    lista la luz me toma sobre el huerto,
    y a cañonazos de cigarras muerto.